JUAN CARLOS VILORIA-EL CORREO

  • Podemos y la mayoría de los socialistas asumen que hay más de una nación

El profesor Alfonso Pinilla, que acaba de publicar ‘La Transición en España. España en transición’, mantiene que tenemos la tormenta perfecta para una crisis no superficial o coyuntural del modelo del 78, sino una crisis estructural, profunda. La publicación coincide con la tramitación de la Ley de Memoria Democrática y con una enmienda del PSOE y Podemos que propone modificar la Ley de Amnistía.

Ante el revuelo mediático desatado por el acuerdo de los socios de gobierno moviendo los cimientos que permitieron construir pacíficamente el paso de la dictadura a la democracia, el Gobierno se apresuró a garantizar que el desguace de la Ley de Amnistía del 77 «no cambia nada». Sin embargo, para el autor, el Gobierno está arrumbando la reconciliación. A su juicio, es un paso más en el camino iniciado por Rodríguez Zapatero cuando introduce la Guerra Civil en el debate político. Con la Ley de Memoria Democrática pactada exclusivamente por la izquierda y habilitando a la Fiscalía para juzgar delitos hasta 1982 se ignora la Ley de Amnistía, lanzando un misil contra las bases legitimadoras de la Transición en España. De una España cuyo nombre ya está proscrito en el lenguaje de la izquierda, incluso el presidente Pedro Sánchez se ha aficionado a utilizar la palabra ‘país’ por España.

Un caso paradigmático es la escisión de Podemos articulada por Íñigo Errejón, que inició su andadura presentando candidatura al Ayuntamiento de Madrid bajo la marca Más Madrid pero que, al extender la marca, se negó a acuñar Más España y optó por el genérico Más País. Es un detalle que refleja la imposición del lenguaje y el proyecto nacionalista en la izquierda. Y no solo el lenguaje sino el convencimiento en el conjunto de Podemos y prácticamente de la mayoría de los socialistas de que, como dice Pinilla, la manera de mantener unida a España es asumir que hay más de una nación y hay que dar pie a que se pronuncien en un referéndum de autodeterminación. Lo que en el metalenguaje del sanchismo ya se llama «la España multinivel».

En este proceso de voladura de la Transición real y simbólica, el profesor adjudica una sustancial responsabilidad a Mariano Rajoy, que en su último mandato descuidó otros ámbitos que no fueran el económico. Rajoy no percibió la fuerza simbólica del desmantelamiento de las claves de la Transición que llegó apoyada en los objetivos de libertad, amnistía y autonomía. No percibió que Zapatero iniciaba un camino para agudizar la identificación entre la derecha y la dictadura franquista; y de la Constitución con una transición fallida. El cóctel perfecto para los nacionalismos extremos y la izquierda soberanista.