José Antonio Zarzalejos, EL CONFIDENCIAL, 5/10/11
Para José Ortega y Gasset España estaba “invertebrada”; para Claudio Sánchez Albornoz, era “un enigma histórico” y según Julián Marías, España llegó a ser “inteligible”. Todos los grandes intelectuales del siglo pasado se han preguntado por la esencia de la idiosincrasia española y ninguno ha logrado encontrar un denominador común. Quizás, si viviesen en el actual momento del devenir español, bien podrían sostener que España es verdaderamente insoportable. Porque insoportable resulta la contemplación de la depredación del dinero público y el despilfarro del privado, todo ello añadido a la incompetencia de la clase política que sigue preocupando a los ciudadanos más que el terrorismo, según la encuesta del CIS también ayer conocida.
Cuando se acaban de publicar las cifras del desempleo de septiembre que aumentan los parados registrados en casi 96.000 (total: 4.226.744, es decir, 208.981 más que hace un año) y disminuyen las afiliaciones a la Seguridad Social en 64.956, debemos convivir con la obscenidad de que tres directivos de Novacaixagalicia se hayan embolsado por su cese nada menos que 23,6 millones de euros (su director general, sólo él, más de diez), pese a que la entidad obtuvo del FROB 2.465 millones. Y que la directora general de la CAM -despedida por razones disciplinarias- se asignase un sueldo vitalicio de 340.000 euros/año, según ella -se llama María Dolores Amorós- siguiendo “las indicaciones del Banco de España”. Los que le precedieron utilizaron argucias -inclusión oportuna en ERES, por ejemplo- para retirarse con los bolsillos llenos. Impúdicos.
El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordoñez -quien ya llegó tarde a la intervención de la Caja de Castilla-La Mancha y Caja Sur, y seguramente también a Caixa Cataluña y Unim- ha declarado que la Caja de Ahorros del Mediterráneo era “lo peor de lo peor”. Pero es probable que ante el puerto de arrebatacapas en el que España se ha convertido, él, como responsable del regulador financiero; los dirigentes de las comunidades autónomas, entidades a las que se le atribuye por la ley la tutela de las Cajas en las que se han perpetrado tropelías sin cuento; y cargos públicos y de partido que se han prevalido de su condición para su enriquecimiento injusto, deberían de inmediato retirarse de la vida pública. Ellos y otros como ellos están convirtiendo España en un auténtico cenagal. Porque son ellos “lo peor de lo peor”.
La España de hoy es insoportable no sólo por la depredación codiciosa, sino también por la incompetencia técnica y política de nuestros gobernantes
Hay en nuestro país una corrupción institucionalizada no tipificada en el Código Penal pero que merece el rechazo y la sanción sociales: la codicia con la que, tantas veces en fraude de ley y/o mediante decisiones torticeras, personajes públicos o administradores de entidades en sus entornos se agasajan a sí mismos impíamente, sin atender a las estrecheces, inquietudes, ansiedades y angustias por las que atraviesan penosamente millones de españoles. Esa es una codicia corrupta e indecente. Si la ley ha de atender a su contexto histórico existe una latente reclamación que consiste en la sanción penal para esos comportamientos ahora impunes.
La España de hoy es insoportable no sólo por la depredación codiciosa, sino también por la incompetencia técnica y política de nuestros gobernantes. Todas las variables macroeconómicas (crecimiento del PIB, volumen de la deuda, cálculo de ingresos fiscales, tasa de déficit público, porcentaje de paro registrado y de la población activa) están siendo desmentidas por los datos. Cabe pensar con fundamento que el Gobierno quizás no se confunda sino que yerre dolosamente, es decir, que mienta a sabiendas de que lo hace para salir del paso. De tal modo que estamos, de nuevo, en el umbral de una nueva recesión como anuncia Goldam Sachs, mientras hay estúpidos que siguen viendo ensoñaciones de brotes verdes.
Así las cosas José Blanco, ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, debe querellarse por calumnia contra Jorge Dorribo, empresario gallego que le acusa de haber cobrado de él y a través de su primo Manuel Bran, 400.000 euros. Ni un minuto debe tardar el ministro en acudir al juzgado porque de lo contrario añadirá sal a la herida abierta de un país que no se soporta a sí mismo porque es insoportable cuando se contempla y analiza su realidad. Quizás por el agobio que todos estos datos provocan, los españoles han decidido dejar de preocuparse del terrorismo etarra (sólo el 3,7% de los consultados por el CIS lo hace), por más que persistan los tontos útiles que premian las literaturas de etarras huidos como las muy galardonadas de Joseba Sarrionandia. Personaje al que los vascos conocemos bien y mejor aún ese banal López que cuando tomó posesión de la presidencia del Gobierno vasco, que ahora mal ocupa, se arrebató en su discurso con versos del rapsoda terrorista. Mejor no seguir.
Aunque en algún momento habrá que entrar en el desplome de la aristocracia y de las elites -se supone que con obligación de ejemplaridad social- que queda sentenciada con la esperpéntica tercera boda de la Duquesa de Alba, hoy en Sevilla, asunto que tiene mucha tela -sociopolítica-que cortar.
José Antonio Zarzalejos, EL CONFIDENCIAL, 5/10/11