EL MUNDO – 28/02/15
· Se trata de José Ángel Urtiaga y de Iñaki Etxarte, ‘Rizos’, que están en la isla desde mediados de los 80 La resolución es clave para que España retire al régimen castrista de la lista de países que colaboran con el terrorismo La Habana se niega a reconocer que ‘Apala’ está oculto en el país
El Gobierno ha reiterado recientemente –en diciembre y en febrero–, de forma oficial, las solicitudes de extradición a Cuba de los etarras José Ángel Urtiaga Martínez y José Ignacio Etxarte Urbieta, que residen en la isla desde los ochenta y tienen causas pendientes en la Audiencia Nacional.
Ambos están procesados por el juez Eloy Velasco por colaboración con ETA y por su presunta relación con las FARC. Sin embargo, en cada una de las ocasiones en las que el Ejecutivo de Rajoy ha realizado dicha petición, La Habana ha dado la callada por respuesta, a pesar de que está reclamando a Estados Unidos ser retirada de la lista de países acusados de colaborar con el terrorismo y de que esta resolución es clave para que España se muestre favorable a dicha reclamación.Ha sido en este contexto en el que el ex presidente Zapatero ha marcado su posición sobre este asunto.
Lo más curioso es que fue el Gobierno de Rodríguez Zapatero el primero en trasladar a Cuba la solicitud realizada por la Audiencia Nacional para la extradición de José Ángel Urtiaga y José Ignacio Etxarte, Rizos. La petición inicial de entrega del primero está fechada el 23 de diciembre de 2010 y la del segundo el 10 de noviembre de 2011. El Gobierno de la Habana dejó correr el tiempo entonces y sigue haciéndolo a estas alturas, a pesar de las múltiples ocasiones en las que el asunto le ha sido recordado.
Cada vez que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García- Margallo, ha participado en una reunión bilateral, ha pedido las dos extradiciones, sin obtener ningún tipo de respuesta. La última vez, estas solicitudes fueron cursadas de forma oficial en diciembre de 2014 para el caso de Urtiaga y en este mes de febrero para el caso de Etxarte.
La situación de los etarras en Cuba siempre ha sido un asunto de interés, pero en estos momentos su importancia ha crecido de un modo exponencial por las negociaciones que se están llevando a cabo entre los gobiernos de Washington y La Habana. Los Castro han exigido a Estados Unidos la retirada de Cuba de la lista de países que encubren el terrorismo –en el que están incluidos Irán, Sudán y Siria– para que dichos encuentros lleguen a buen puerto.
El país caribeño fue introducido en ese listado, inicialmente, por el apoyo otorgado en los 60 y 70 a grupos comunistas de África y América Latina; pero, superado este periodo, su permanencia se debe a la existencia de etarras y de miembros de las Farc en su territorio.
La reunión del ex presidente Zapatero con Raúl Castro tuvo lugar, por tanto, un día antes de la reunión bilateral con los estadounidenses y una semana antes de que la Unión Europea decida si mantiene la que ha sido, hasta ahora, su posición común respecto a este asunto.
El Gobierno sostiene que la decisión que el régimen castrista adopte sobre los dos etarras es clave para mostrarse partidario de su retirada de la lista negra, pero lo cierto es que en la isla, además de estos dos terroristas, siguen viviendo otros seis. Cuatro de forma reconocida por el régimen –dos más con causas pendientes– y dos, Miguel Ángel Apalategui Apala y el también escritor Joseba Sarrionandia, sin que La Habana admita que viven allí. Apala es un veterano, con peso en la historia de ETA, cuyo nombre siempre ha estado vinculado a la muerte de Pertur.
Sarrionandia escapó de la prisión de Martutene oculto en el equipo de música del cantante Imanol. A pesar de que el régimen cubano no reconoce su presencia porque no forman parte de los pactos de los 80 con el Gobierno de Felipe González, Sarrionandia ha pasado por el consulado para regularizar su situación. Apala, no. Ninguno de los dos tiene causas pendientes, pero su entrega demostraría buena voluntad.
Cuba fue uno de los países elegidos por el presidente González para deportar a los etarras detenidos en Francia, pero que las autoridades galas no querían extraditar a España porque consideraban de escasa calidad el régimen democrático recién estrenado. Seis etarras fueron destinados inicialmente allí. No obstante, con el paso del tiempo el régimen cubano llegó a cobijar a más de una veintena, que se iban trasladando desde otros lugares sabedores de que el Gobierno de Castro no cumplía los dos requisitos apalabrados: la prohibición de salir de la isla y el compromiso de que no iban a seguir involucrados con el terrorismo.
En estos momentos, en Cuba viven, reconocidos y con causas pendientes, además de Urteaga y Etxarte, Arrugaeta San Emeterio y Azkarate Intxaurrondo. Sin embargo, según fuentes oficiales, ningún juzgado ha pedido su extradición. También viven, reconocidos pero sin causas pendientes, el sangriento Txutxo Abrisqueta, asesino del capitán Martín Barrios y ahora empresario de éxito, y José Luis Rodríguez Muñoa. Además de los no reconocidos Apala y Sarrionandia.
Desde que Cuba recibiera los primeros etarras, es cierto que la actitud de su Gobierno ha evolucionado. En los últimos años fueron prohibidas de forma efectiva las salidas de los etarras de la isla, hasta el punto de que una de ellas escribió una carta acusando a las autoridades de secuestro. Pero siguen cobijando a etarras a los que los jueces atribuyen delitos recientes.
EL MUNDO – 28/02/15