España se prepara contra la yihad

ABC 05/07/15
EDITORIAL

· El principal peligro radica en la existencia de actores solitarios, capaces de planear y ejecutar atentados de forma individual

EL terrorismo yihadista representa la mayor amenaza a la que se enfrenta el mundo, muy especialmente la civilización occidental, desde el fin de la Guerra Fría, ya que sus tentáculos han golpeado a numerosos países en los cinco continentes mediante brutales y sádicos atentados, desde Australia o Estados Unidos hasta el corazón de Europa. La última manifestación del terror islamista tuvo lugar hace nueve días, con los atentados que tuvieron lugar en Túnez, Lyon, Kuwait y Somalia. Desde entonces, España se encuentra en el nivel 4 de alerta, el más alto desde el fatídico 11-M, lo que significa que «existe un riesgo elevado de atentado terrorista y tenemos el deber de actuar en consecuencia», tal y como explica hoy en ABC el ministro del Interior. No es cuestión de generar alarmismo, sino de afrontar la realidad y adoptar todas las medidas necesarias para combatir dicha amenaza.

El principal peligro, más allá del surgimiento de células yihadistas en territorio nacional, cuyo desarrollo precisa de una gran planificación, radica en la existencia de actores solitarios, capaces de planear y ejecutar atentados de forma individual, ya que su detección es más compleja. En este sentido, cabe recordar que el Estado Islámico ha hecho varios llamamientos a sus seguidores, muchos de los cuales son radicales residentes en Europa, para atentar, con los medios que tengan a mano, allí donde se encuentren. Además, los cientos de yihadistas europeos desplazados a las zonas internacionales de conflicto, como Irak, Siria o Libia constituyen un foco de preocupación, ya que tras retornar a sus países de origen se convierten en potenciales terroristas, con una preparación y entrenamiento muy avanzados. Sin embargo, España tiene varios factores a su favor en esta particular guerra. En primer lugar, la eficacia de los servicios de inteligencia y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a la hora de combatir el terrorismo, debido, por desgracia, a décadas de lucha contra ETA. Prueba de ello es la desarticulación de varias células y la detención de más de cuarenta sospechosos a lo largo del presente año. Y, en segundo término, la positiva comunicación que mantiene el Ministerio del Interior con la comunidad islámica residente en España, cuyo nivel de integración es mayor al de otros países europeos. De ahí que la inmensa mayoría de los procesos de radicalización se produzcan a través de internet y no en el entorno de las mezquitas, o que el número de desplazados a zonas de conflicto sea muy inferior al de otros países, como Francia, Reino Unido o Alemania. Pese a ello, no se puede bajar la guardia, sino todo lo contrario. España, en coordinación con el resto de potencias occidentales, debe maximizar sus recursos para garantizar la seguridad de la población y luchar eficazmente contra esta gran amenaza común.