Miquel Giménez-Vozpópuli

Mantengo que Madrid – léanse los gobiernos tanto socialistas como populares que han sido – jamás entendió lo que era el nacionalismo de Pujol ni lo que posteriormente ha sido el separatismo de sus herederos. Todos estos años en los que el constitucionalismo en Cataluña se ha desgañitado pidiendo auxilio se plasman en lo sucedido el otro día en una sesión del Congreso que pasará a los anales de la infamia. Perdonen que les diga a quienes se rasgan las vestiduras ante la perfidia de Junts y socialistas que para un catalán no hubo sorpresa ninguna. Ya que suelo citar a tanta gente, permítanme que por una vez me cite a mí mismo. En el 2020 publiqué un libro titulado “PSC: historia de una traición”. Allí describía, a través de mi propia experiencia como militante socialista que fui, lo que pude ver y oír en primera persona en un partido en el que tuve alguna que otra responsabilidad. La conclusión se intuye en el título. El socialismo nunca fue otra cosa que un partido muleta para que Pujol antes y el separatismo ahora pudiera obrar sin el menor estorbo. Todas las tropelías lingüísticas, sociales, institucionales, todo el desprestigio constante hacia la Corona, España, la Constitución, todo ese magma que ha devenido en lo que ahora vemos ha sucedido porque el socialismo o se ha inhibido en el mejor de los casos o, directamente, ha sido el colaborador imprescindible de los lazis. Los conozco muy bien igual que a los separatistas. No hay como convivir con la bestia para saber hasta qué punto tiene instintos depredadores.

España, pues, ya está en el mismo fango en el que ha chapoteado la política catalana

Por eso a mí no me ha sorprendido nada de lo visto en el Congreso, como no lo ha hecho a ninguna de las personas que conozco y que forman parte de la resistencia al régimen estelado. El propio Turull decía este jueves en una entrevista concedida a la radio del régimen, Catalunya Ràdio, que ellos pedían y el PSOE cedía, y que volvían a pedir y el PSOE volvía a ceder, y llegó un momento en que Junts dijo que podían parar porque habían rebasado todas sus expectativas. Añado que se ha sentado un principio, y es que la mayoría infame ha conculcado la Constitución en lo referente a la cesión de las competencias sobre extranjería a una comunidad autónoma, siendo estas potestad exclusiva del Estado. Eso, además de la ley de amnistía que pasó medio de refilón sin que nadie reparase o quisiera reparar en ella. España, pues, ya está en el mismo fango en el que ha chapoteado la política catalana. El oasis catalán no era más que la perpetua cesión al chantaje que la vieja Convergencia ejercía implacable.

Hubiera sido muy fácil si, en su momento, los dos grandes partidos nacionales hubieran atendido a quienes clamaban desde mi tierra advirtiéndoles del peligro que suponía acordar cosas con quienes jamás tendrán bastante

Ahora lo difícil es adivinar el siguiente acto de este drama, porque ni Sánchez va a dejar de vender a su país con tal de continuar en Moncloa ni, lógicamente, el separatismo cejará hasta obtener el referéndum. ¿Qué es inconstitucional? A la extranjería me remito. Nos encontramos ante unas gentes a las que exigirle que respeten el marco legal es como pedirle a un tigre que se haga vegano. Hubiera sido muy fácil si, en su momento, los dos grandes partidos nacionales hubieran atendido a quienes clamaban desde mi tierra advirtiéndoles del peligro que suponía acordar cosas con quienes jamás tendrán bastante. Pero la desidia e, insisto, el brutal desconocimiento por parte de políticos y también de los opinadores que pontifican acerca de lo que pasa aquí sentaditos en la Castellana tomándose un vermú o creen que conocen el paño porque vienen de vez en cuando a comer con alguien del Círculo Ecuestre o del Foment del Treball, nos ha conducido a este lamentable estado de cosas.

Pues nada, ya estamos los españoles a pré en materia de catalanización estelada. Mucho me temo que, al paso que vamos, esto será lo único en lo que todos vamos a ser iguales.