FERNANDO SAVATER-EL PAÍS
- ¿De qué hay que liberar a los animales? ¿De la evolución? ¿De las leyes de Mendel?
El filósofo australiano Peter Singer ha recibido el premio Fronteras del Conocimiento BBVA por sus contribuciones al progreso de la moral, o sea, haber expandido el círculo de la ética a los animales no humanos porque también pueden experimentar placer y dolor, sobre todo dolor. Su obra más célebre, publicada hace medio siglo, se titula Liberación animal. ¿De qué hay que liberar a los animales? ¿De la evolución de las especies? ¿De las leyes de Mendel? No, deben ser liberados del yugo humano: se trata de abrirles la jaula. Fuera de la jaula y lejos del pastor podrán dedicarse a su libertad, es decir, a ser lo que la naturaleza ha dispuesto para ellos: al principio algunos quizá estén un poco desconcertados, el chihuahua, por ejemplo, pero se irán acostumbrando. Los humanos, que tantas nuevas familias zoológicas han criado y con tantas han convivido, siempre fueron sus enemigos. El nuevo imperativo moral es: “obra de tal modo que todo ser capaz de sentir sienta lo que más pueda agradarle, sin interferencia tuya negativa”. Este es el utilitarismo, extravagancia moral convertida ya en common sense por los herederos de Bentham.
Como señala Gregorio Luri: “La colonización emotivista del mundo de la vida pretende (…) que la dignidad ya no está ni en lo que se es ni en lo que se hace, sino en lo que se padece”. Singer condena el especismo ético, es decir, preferir moralmente nuestra especie a las de los otros seres vivos. Pero es que en eso consiste precisamente la ética, en el reconocimiento humano de lo humanamente libre y responsable en el confuso tapiz de los efectos y las causas. Fue tarea de Kant racionalizar el especismo estableciendo que para el ser humano la humanidad siempre será un fin y nunca un medio. Hay que ser humanitario con los animales, pero humano entre los humanos. A Singer se le premia, la moda manda, pero no le vayamos a hacer caso…