Del Blog de Santiago González
Tuvo un momento inspirado Jorge Bustos al escribir su tuit comparativo entre Pepiño Blanco con su heredero en Fomento y en la Secretaría de Organización: a ver por qué se mete el personal con Ábalos por citarse en un aeropuerto con la número 2 de una narcodictadura, “pero Pepiño se vio con un empresario en una gasolinera. Es evidente que ha habido progreso”. Solo un gobernante como Sánchez puede tener un número 3 como Ábalos, una número 2 como Adriana Lastra, una vicepresidenta como Carmen Calvo y todo seguido por la cuesta abajo: el vicepresidente Iglesias, las ministras Monteras y el ministro Garzón. Por poner solo unos ejemplos. Luego está el novio de mi Meritxell que considera la tipificación de la rebelión y la sedición en el Código Penal como propia del siglo XIX, mayormente por los tanques.
Yo descubrí a este hombre en la moción de censura contra Rajoy. Su zafiedad, su ínfimo nivel de expresión oral, permitieron al censurando mostrar el canto del cisne de su brillantez parlamentaria. Mazorral y espeso, él visitó en la madrugada del lunes a Delcy Rodríguez, vicepresidenta de Maduro, cuyo avión hizo escala en Barajas durante 14 horas. Con nocturnidad y a cencerros tapados, que es metáfora propia de semovientes, Ábalos acudió a Barajas, subió a la aeronave y permaneció allí cosa de 40 minutos. Delcy es una de las 25 personas del régimen chavista en la lista negra de la UE, a las que se han congelado sus activos en Europa y tienen prohibido viajar al espacio Schengen.
Ábalos mintió al explicar que había ido a entrevistarse con el ministro de Turismo, amigo suyo, pero Félix Plasencia no está en la lista negra ni tenía prohibido salir del avión. De hecho acudió a Fitur y nada le impedía visitar a su amigo en el Ministerio, pongamos por caso. La Policía dio otra versión: Ábalos fue a Barajas porque la vicepresidenta Madura se había empeñado en ir a tierra y se puso muy tarasca. Deberían haber llamado a Vicky Rosell, que afinidad ideológica aparte, también montaba pollos a los guardias civiles que pretendían hacerla sacar el portátil y el iPad en bandeja aparte para pasar el control de Seguridad.
Ábalos ha mentido y debe dimitir. Llegado el caso podría decir que no hace más que copiar al presidente, que lo hace constantemente y como un virtuoso. Ábalos miente contra los hechos, mientras el doctor Fraude lo hace contra sus propias palabras. En febrero reconoció a Guaidó como presidente encargado de Venezuela. Hoy es el único gobernante de un país democrático que se niega a recibirlo, que ha convocado a los venezolanos en España a manifestarse esta tarde en la Puerta del Sol. Es un llamamiento que deberían secundar todos los demócratas madrileños.
El PSOE es hoy una partida de la porra, una cuadrilla envilecida por el mando. Empezó Zapatero, que ha encontrado una forma de vida como propagandista de Maduro. Le ha seguido Sánchez que se deja influir por su presidente bolivariano. A veces, solo a veces, un clásico rompe la monotonía del rebaño. Ayer, Felipe González explicó en un comunicado que Guaidó es el “único representante legítimo democráticamente, de acuerdo con la Constitución de Venezuela” frente a “la tiranía de Maduro”. Debería devolver el carné, pero eso solo lo hicieron Rosa Díez y José Luis Corcuera. Y los hermanos Múgica. Qué esperpento y qué vergüenza.