Nacho Cardero-El Confidencial
- La gana porque tiene el apoyo de los votantes, tal y como pudo comprobarse en la concentración de ayer, corroborado por el sondeo publicado previamente en este periódico, y porque ha jugado mejor sus cartas
«Tiene que irse». Fue una de las frases más pronunciadas ayer por dirigentes críticos, militantes e incluso medios de comunicación, y no precisamente por los medios de izquierdas sino por los conservadores. Los de izquierdas van con Casado y Egea. También Sánchez. Con semejantes credenciales, más de uno se lo debería hacer mirar.
Lo cierto es que cada minuto que pasa, Pablo Casado se encuentra un paso más cerca del acantilado. Cerró precipitadamente el sábado el expediente informativo a la presidenta de la Comunidad de Madrid para acallar el clamor contra su persona y poner freno a la concentración de este domingo, y no ha logrado ni lo uno ni lo otro. Más bien al contrario: los miles de manifestantes han terminado por dinamitar lo poco que quedaba de liderazgo.
Ayuso ha ganado la batalla. Al menos, por ahora. Lo del contrato del hermano supone una mochila demasiado pesada de acarrear y veremos en qué queda, pero mientras tanto, con la inestimable ayuda de su valido (y también válido) Miguel Ángel Rodríguez, ha demostrado que puede echar un pulso a Génova y salir victoriosa.
Ayuso, que nunca ha contado con el favor del aparato, ha forzado la maquinaria para ponerlos en la disyuntiva de tener que elegir
Lo gana porque tiene el apoyo de los votantes, tal y como pudo comprobarse en la concentración de ayer, corroborado por el sondeo publicado previamente en este periódico, y porque ha jugado mejor sus cartas, véase su movimiento con los barones populares.
Ayuso, que nunca ha contado con el favor del aparato, ha forzado la maquinaria para ponerlos en la disyuntiva de tener que elegir y se han decantado. Entre Isabel Díaz Ayuso y Teodoro García Egea, se quedan a ojos cerrados con ella. Saben que es el principal activo del partido y que su ejecución en la plaza pública sería el epitafio para una formación que va a salir dañada de la refriega. Además, es de sobra conocido que no pueden ver al secretario general del PP tras la estrategia de tierra quemada llevada a cabo en los territorios.
Todas las miradas se dirigen a los barones populares, a Feijóo, Moreno Bonilla y Mañueco, por este orden, en busca de una solución consensuada que arregle el desaguisado de estos días. Se les ha preguntado y ponen dos condiciones para templar gaitas.
Por un lado, la cabeza de García Egea. Se han querido hacer analogías con lo ocurrido antaño con Hernández Mancha tras su breve periodo como líder del PP, cuando aquí lo que ha ocurrido es un Perbes II, esto es, tres barones populares y los 3.000 ‘ayusers’ de Génova acercándose hasta la casa de Casado (en vez de a la de Manuel Fraga) para decirle que el secretario general debe marcharse y que se necesitan otros aires para reflotar el partido.
Ayuso, dice la vieja guardia del PP, queda por ahora descartada en las quinielas, lo que es mucho decir
La segunda de las exigencias pasa por fijar ya la fecha del congreso nacional ordinario en julio. Nada de congreso extraordinario, como se ha dicho, pues lo que pretenden es recuperar cierta normalidad y darle una pátina de cordura al proceso. Las casas de apuestas apenas dan escasas posibilidades a Casado en dicho cónclave. Ven más a Feijóo, muy activo desde que se desencadenaran los acontecimientos, aunque este solo vendrá a Madrid si es bajo palio y sin contrincantes, lo cual es mucho decir. Moreno Bonilla tiene el foco en las andaluzas, pero también se dejaría querer si la espantada fuera generalizada.
Ayuso, dice la vieja guardia del PP, queda por ahora descartada en las quinielas, lo que es mucho decir. Génova va a tener muy complicado que la presidenta no se presente como candidata en un congreso. No ya al de Madrid sino al nacional. Seguramente, a los barones, que no son afines a la actual dirección del PP, pero tampoco echan cohetes por la madrileña, como ya hemos dicho, no les haga gracia la idea e intenten boicotear tal posibilidad, pero a esas alturas del partido, ella, victimizada y convertida en mártir, habrá ganado el tiempo necesario para tamaño duelo.
No olvidemos nunca que estamos ante una guerra de poder. Lo de Casado y Ayuso no se trata de una contienda ideológica, como se nos ha intentado vender, de uno que pretende una formación más transversal frente a la otra, que hace guiños a Vox; tampoco se circunscribe al tema del espionaje, ni siquiera a las acusaciones de corrupción y tráfico de influencias.
Lo de Casado y Ayuso es, básicamente, un tema personal tan viejo como la rueda: promocionas a una persona de confianza pensando que siempre va a hacer lo que tú digas y, una vez alcanza el poder, te das cuenta de que tiene vida propia y piernas para qué os quiero. Le pasó a Aznar con Rajoy, a Mas con Puigdemont y le vuelve a ocurrir lo mismo a Casado con Ayuso.
Los que ganan son Vox, que ya ha dado el sorpaso al PP en los primeros sondeos oficiosos realizados este fin de semana, y el PSOE
El futuro del PP, a día de hoy, es oscuro y cuajado de especulaciones. Cuando pulsas el botón nuclear, dejas de controlar los acontecimientos y se multiplican las víctimas. También las inocentes. No hay vuelta atrás.
Los que ganan son Vox, que ya ha dado el sorpaso al PP en los primeros sondeos oficiosos realizados este fin de semana, con Abascal ya líder de la oposición, y el PSOE, que ve cómo su principal rival tiene la Moncloa mucho más lejos que hace una semana. Aquí la pregunta es si Sánchez adelantará las elecciones para rematar al PP. Me temo que el presidente del Gobierno es demasiado listo como para caer en semejante celada.