Estas son las cifras del hundimiento del ‘procés’ (y del asomo de la violencia)

JOSé ANTONIO ZARZALEJOS-EL CONFIDENCIAL

El proceso soberanista se considera fracasado, el independentismo se mantiene a la baja y ya asoman, como expresión de la frustración, unos alarmantes síntomas de violencia

El 79% de los ciudadanos de Cataluña considera que el ‘procés’ se encuentra en “mal momento”. Una impresión mayoritaria, incluso, entre los militantes de ERC (70%), de la CUP (64%) y de JxCAT (59%). El 83% de los votantes republicanos y el 71% de los que apoyaron a los exconvergentes opinan que el independentismo “ha cometido errores que han dificultado (en vez de facilitar) sus objetivos”. De forma masiva, piensan lo mismo del Gobierno español los votantes del PP, de Cs y del PSC: sus errores no han facilitado una solución al ‘procés’.

Es coherente que el 64% tenga la impresión de que “la independencia de Cataluña es algo con muy pocas o nulas posibilidades de llegar a ser realidad”, siendo muy significativo que participen de esta opinión el 50% de los votantes de ERC.

Así, predominan los catalanes que consideran que el ‘procés’ ha sido negativo para la economía de Cataluña (58% frente al 27%), para la convivencia ciudadana (53% frente al 33%) y para la imagen de la comunidad (49% frente al 43%). Y son mayoría (57% frente a 43%) los que estiman que “Cataluña está partida en dos”. Por eso, el 70% de los consultados cree que lo “más urgente ahora es propiciar el entendimiento entre catalanes”. Este sondeo de Metroscopia, aún no publicado pero que se conocerá íntegramente de inmediato, constata, además del claro hundimiento del proceso soberanista, que la independencia mantiene un variable apoyo de la población según se formule la pregunta sobre su aceptación. Baja al 42% si se explicita que conllevaría la salida de la Unión Europea, y si “en vez de un planteamiento dicotómico radical, se formula una posibilidad intermedia a la segregación”, los partidarios de la secesión se quedan en el 32%. El “encaje negociado” con España alcanza el apoyo del 45%.

Los datos de la empresa que dirige el catedrático de sociología José Juan Toharia son los últimos de una larga serie de encuestas que Metroscopia ha ido elaborando regularmente desde hace ya años, siendo los datos anteriores del sondeo concluido el pasado 20 de septiembre. Acreditan, por un lado, que el proceso soberanista ha fracasado, y por otro, que persiste una aspiración separatista considerable pero no mayoritaria, con, sin embargo, una tendencia a la baja y en todo caso lejos de su adhesión por una clara mayoría social. Es en este contexto en el que algunas fuerzas políticas como ERC intentan una corrección del rumbo tratando de eludir la unilateralidad, en el que entran en ebullición propósitos de recomponer opciones catalanistas que descarten la deslegitimación del Estado y en el que Torra y Puigdemont quieren cohesionar una organización radical que fulmine esa dispersión de siglas que desorienta a los electores: la Crida, Junts per Catalunya y el PDeCAT.

En la medida en que se hace evidente el fracaso político del proceso soberanista —un experimento radical que concita ahora la crítica retrospectiva (en ocasiones, oportunista) de anteriores jaleadores intelectuales del independentismo—, no es extraño que el sentimiento de frustración de los sectores más radicales, por más que sean minoritarios, derive en expresiones inaceptablemente violentas. La plataforma Impulso Ciudadano, en colaboración con Movimiento contra la Intolerancia, presentó a finales de agosto un detallado informe sobre incidentes violentos en Cataluña, casi 200, de intensidad menor pero intimidantes: el 94,7% de ellos atribuible a los separatistas más radicales y el 5,3%, a sus contrarios.

Los redactores del informe no dudan del carácter “hispanofóbico” de estos actos que buscarían el “abandono del adversario político”. Esteban Ibarra, responsable del Movimiento contra la Intolerancia, advirtió enfáticamente de que, “de no parar esta escalada, podría acabar en una grave espiral de violencia política”. Ninguna instancia ha impugnado el rigor del informe de estas organizaciones. Ni siquiera cuando el pasado día 12, Impulso Ciudadano, plataforma constitucionalista presidida por José Domingo, se presentó en Madrid en la Fundación Diario Madrid, arropada por personalidades de distintos ámbitos: de Fernando Savater a Ana de Palacio, pasando por Francesc de Carreras, Andrés Trapiello o Miguel Ángel Aguilar.

El asomo de la violencia en Cataluña —y la sobrecogedora reacción de los partidos independentistas, Torra al frente— se hizo este lunes más perceptible con la detención de nueve miembros de los CDR, la incautación de materiales para la elaboración de explosivos y documentos sobre posibles atentados. La operación policial respondió a una comisión judicial a instancias del magistrado García-Castellón, titular del juzgado central número 6 de la Audiencia Nacional, con intervención del ministerio fiscal. No estamos, en consecuencia, ante una redada preventiva, sino ante el desenlace de un proceso de investigación policial bajo control fiscal y judicial.

Una mínima responsabilidad de los dirigentes independentistas apelaría a la sensatez democrática, de la que siguen sin dar muestra alguna en vísperas de que se publique la sentencia del Supremo en la causa contra 12 dirigentes sociales y políticos del proceso soberanista acusados de graves delitos (rebelión y sedición, entre otros). Al ‘procés’ se lo denominó “la revolución de las sonrisas”. Hace mucho tiempo que esas ‘sonrisas’ se congelaron y que la tal ‘revolución’ se transformó en una iniciativa ilegal de extrema radicalidad en la que acaba de asomar la temida —¿previsible?— intención de recurrir a la violencia.

Roldán se pregunta si »cuando Torra decía a los CDR ‘apretad’ se refería a los detonadores»

La potencia cívica de la sociedad catalana (de la que dio muestra cuando extirpó el terrorismo de Terra Lluire) y la acción preventiva del Estado son sólidos diques de contención a una posible metamorfosis violenta del agónico ‘procés’. Aunque la reacción —propia del peor ‘abertzalismo’ batasuno— ante las detenciones de ayer por parte de la clase dirigente secesionista no invita a la tranquilidad sino a un desasosiego que linda ya con la alarma.