Entrevista a MÓNICA HERNANDO / Directora de Víctimas y Derechos Humanos del Gobierno Vasco, EL CORREO 31/03/13
«Espero y confío en que, más pronto que tarde, EH Bildu dé los pasos que debe dar».
· Lleva dos meses en el cargo y todavía no ha estado «una semana seguida» en su despacho. «Me he recorrido todo el Estado visitando a los colectivos de afectados».
Hace dos meses que Mónica Hernando asumió el cargo de directora de Víctimas y Derechos Humanos del Gobierno vasco y todavía no ha estado «una semana seguida en el despacho». Hernando sustituye a Maixabel Lasa, que la pasada legislatura anunció su retirada de la primera línea política tras más de una década de andadura. «Fue la primera en ocupar este puesto y estar en su mesa me da mucho respeto porque es una persona a la que admiro», afirma Hernando.
Natural de Bilbao, aunque desde hace años –tiene 41– reside en Mungia, es el rostro menos público de la nueva secretaría de Paz y Convivencia, que comparte con Jonan Fernández y Txema Urkijo. A su espaldas cuenta con una dilatada trayectoria en defensa de los derechos humanos. Como ella misma indica, «toda mi formación profesional ha estado vinculada a ese trabajo». La vocación le viene de lejos. Estudió Derecho –empezó en San Sebastián y terminó en la Universidad de Deusto– y ya en tercero de carrera contactó, junto a otras compañeras, con Amnistía Internacional.
– ¿Qué le llevó a pasar de una carrera como Derecho a involucrarse de lleno en el mundo asociativo?
– Eran finales de los ochenta, principios de los noventa, y recuerdo que coincidió con la guerra de Bosnia. Vino a Euskadi un grupo de refugiados albanokosovares y nos contaron sus casos. Entonces, a diferencia de ahora, no había apenas ONGs ni tampoco política institucional en este sentido. Teníamos inquietud y queríamos ver cómo podíamos ayudar.
Hernando entró en contacto con CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado), en la que trabajó hasta fundar CEAR Euskadi –acaba de dimitir como miembro de su junta directiva debido su nuevo cargo–. Realizó un posgrado en Cooperación y ha viajado por un sinfín de países como voluntaria. Entre sus destinos figura México, donde ejerció como consultora de derechos de la infancia de Unicef. Además, pertenece al Foro de Asociaciones de Educación en Derechos Humanos y por la Paz, constituida en 2007, y es miembro de Unesco Etxea. «Siempre he hecho política desde el otro lado de la mesa», señala.
– ¿Cómo recibió que el lehendakari, Iñigo Urkullu, pensase en usted para liderar la Dirección de Víctimas y Derechos Humanos?
– Me sorprendió porque soy una persona que viene de la sociedad civil y que no está afiliada a ningún partido. Lo hablé con mi familia, puesto que era un gran cambio, pero también era un reto y una oportunidad que no hubiese sido responsable por mi parte rechazar.
Casada y con dos hijos –Naia, de ocho años, y Eneko, de cuatro–, aprovecha «el poco tiempo libre» que tiene para estar con su familia. «Nos gusta ir al monte, de camping, andar en bici, cultivar en la huerta…»,. Y también cuidar de las dos mascotas de la casa: su perra Laika y la coneja Peluchina. «El nombre se lo puso mi hija», revela entre risas.
La directora de Víctimas y Derechos Humanos llega al cargo en un momento «menos duro, porque ya no está la amenaza del terrorismo de ETA, pero también más complejo». «Hay que hacer encajar las piezas del puzzle, y nadie dijo que fuera a ser fácil», admite. Es, además, consciente de que la secretaría de Paz y Convivencia no tuvo un aterrizaje tranquilo. Más bien lo contrario. Algunos colectivos de víctimas, así como partidos como el PP y UPyD mostraron sus recelos hacia Jonan Fernández. Unas críticas que acabaron por salpicar a todo el equipo. «Lo único que pedimos es que se nos dé un margen de confianza, que nos permitan avanzar y se nos valore por nuestro trabajo», reclama.
Su colaboración más directa con el Gobierno vasco –aunque no formó parte del mismo– se produjo a finales de la pasada legislatura, a raíz de su incorporación, como representante de la sociedad civil, a la comisión encargada de estudiar y abrir la puerta al reconocimiento de las distintas víctimas de abusos policiales. «Desde Unesco Etxea hemos trabajado mucho para que se empezara este proceso y fue una verdadera satisfacción que se tradujese en acciones concretas», se congratula. En la actualidad es la presidenta de la citada comisión, en sustitución de la anterior directora de Derechos Humanos, Inés Ibáñez de Maeztu. Por delante tienen más de sesenta solicitudes a las que todavía deberán dar salida. El año pasado se reconoció a alrededor de una quincena de damnificados.
Construir «juntos»
Pese a su extensa trayectoria en materia de derechos humanos, Hernando arrancó su mandato siendo una gran desconocida entre las víctimas del terrorismo. «Conocía el trabajo que se llevaba a cabo, pero no a las personas», reconoce. Uno de sus primeros cometidos consistió en abrir una ronda de reuniones con los diferentes colectivos de afectados a nivel estatal, en las que ha estado acompañada por Txema Urkijo, asesor de Maixabel Lasa desde 2006.
– ¿Cómo ha sido esa primera toma de contacto?
– Ha sido muy interesante y he de decir que me he sentido muy bien acogida. El objetivo de los viajes era presentarme en persona, ponerme a su disposición y trasladarles que la intención de este Gobierno es seguir acompañándolas y trabajando con ellas. Establecer un canal de comunicación es fundamental porque para otros temas igual no te vas a Sevilla a preguntar qué les parece lo que haces, pero cuando hablamos de paz, son actores a los que hay que tener en cuenta.
– El cese de ETA ha despertado muchos temores.
– La demanda general es que no caigan en el olvido, y este Gobierno vasco no lo va a hacer. Más allá de que la violencia de ETA haya terminado, nosotros les hemos asegurado que vamos a seguir construyendo juntos.
– ¿Qué opina de que desde algunos sectores se les acuse de hablar más de presos que de víctimas?
– Habrá quien tenga su opinión y la respeto, pero no creo que sea cierto. En los meses que llevo aquí me he recorrido el Estado visitando a víctimas. Puede que por actualidad, a raíz del juicio de Estrasburgo, salga más este tema, pero hablar más de presos que de víctimas, en absoluto. Se ha dado continuidad a las iniciativas que se estaban llevando a cabo en relación con las víctimas y se ha mantenido la partida económica para ayudas, algo significativo cuando todo se ha visto reducido.
El Tribunal de Estrasburgo condenó en julio de 2012 a España a pagar una indemnización de 30.000 euros por daños morales a la etarra Inés Del Río por aplicarle de forma retroactiva la ‘doctrina Parot’, por la que los beneficios penitenciarios se descuentan sobre cada una de las penas por las que ha sido condenado y no sobre el límite máximo de estancia en prisión. Del Río fue condenada a más de 3.200 años de cárcel por su participación en 23 asesinatos consumados y otros 57 en grado de tentativa. La Gran Sala trató el pasado 20 de marzo el recurso presentado por el Gobierno de Mariano Rajoy, si bien el tribunal podría necesitar cerca de un año para dictar sentencia.
– ¿Qué opinión le merece el proceso judicial?
– Lo que va a resolver la Gran Sala no es la ‘doctrina Parot’, sino si es ajustado a los derechos humanos su aplicación con carácter retroactivo, y eso es innegable. En cualquier caso, habrá que acatar lo que diga.
– ¿Considera que dicha interpretación supone una violación de los derechos humanos?
– Viola el convenio de Derechos Humanos, así lo ha dicho el Tribunal de Estrasburgo. Veremos qué considera la Gran Sala, porque yo no soy juez. Otra cosa es hablar de ‘doctrina Parot’ sí o no, y ahí no me voy a meter.
«Mínimos incuestionables»
Hernando ha seguido de cerca la polémica que ha rodeado la gestación de la ponencia de paz, cuya puesta en marcha está prevista, salvo nueva sorpresa, el próximo 11 de abril. Tanto ella como Jonan Fernández vieron el pleno monográfico sobre la «resolución del conflicto» desde el palco de invitados del Parlamento vasco. La sesión permitió que PNV, PSE y PP acordaran el suelo ético sobre el que debía asentarse la ponencia. Los tres partidos sacaron adelante un texto en el que subrayaron que «la paz y convivencia futura» requieren la asunción «de la injusticia de la violencia», así como el reconocimiento del «daño causado» y de la «dignidad de las víctimas». El mismo mensaje que ya suscribieron al final de la pasada legislatura en la anterior ponencia de paz, pero que no contó con el respaldo de EH Bildu. La coalición abertzale optó por la abstención.
«Lo ideal, y a lo que hay que tender, es a que todos voten a favor de esos mínimos, que son incuestionables. Lo importante ahora es que todos los partidos participen en este espacio institucional, que servirá para debatir y construir, aunque sea con acuerdos pequeños. Espero y confío en que, más pronto que tarde, EH Bildu dé los pasos que debe dar», sostiene la directora de Víctimas y Derechos Humanos.
– El 14 de marzo se suspendió la puesta de largo de la ponencia por las declaraciones de Laura Mintegi, que calificó de «políticas» a las víctimas de ETA y dijo que eran «evitables». ¿Qué le parecieron sus palabras?
– Fueron muy desafortunadas. No voy a entrar a juzgar las intenciones de Mintegi, pero creo que hay que tener mucho cuidado con lo que se dice porque puedes hacer daño a mucha gente. En este país las palabras adquieren un valor muy importante, para bien o para mal, y tenemos que eliminar muchas perversiones.
– La Fiscalía investiga ahora si sus palabras constituyeron un delito de apología del terrorismo.
– Si ha iniciado una investigación el fiscal sabrá, pero me parece exagerado. El Parlamento vasco es el lugar en el que expresar libremente opiniones y tiene sus propios mecanismos de control. A mí, personalmente, me parece que no va a tener recorrido.
Entrevista a MÓNICA HERNANDO / Directora de Víctimas y Derechos Humanos del Gobierno Vasco, EL CORREO 31/03/13