Miquel Giménez-Vozpópuli
  • Cada día produce más pereza hablar del Parlamento catalán, pero lo de este miércoles se sale de todos los gráficos

Sesión de hipotético control al desgobierno de la vulgaridad de Cataluña. Salvador Illa, el mismo que ha pactado con el separatismo que el catalán no se toca, se enfada porque el vice del gobierno bonsái, Puigneró, le ha dicho que si sabía que “espiaban” a los separatas cuando él formaba parte del gobierno. Illa que se planta ante Puigneró y, moviendo el dedito admonitoriamente, lo riñe. Nacho Martín Blanco, un sensacional político desperdiciado en Ciudadanos, se cachondea de la presidenta de la cámara, Laura Borrás, porque cada vez que se le antoja retira el uso de la palabra a C’s, PP y Vox. Y le dice Nacho “Gracias a Su Excelencia por concederme la gracia de hablar en esta cámara que usted considera como suya».

Sigamos. Aragonés I, El Chiquitín, se tira de la moto y dice que ERC no tiene nada que ver con Putin ni con los rusos ni con los contactos de Puigdemont. Rumor de mal rollo en Junts. Frase sueltas que oídos expertos, hechos a escuchar detrás de las paredes, captan. “Quién se habrá creído que es” era lo más flojito. Otros decían que a Aragonés lo espiaban, que no es eso sino poner bajo vigilancia a un potencial enemigo de la democracia, por ser quien coordinaba a los tristemente célebres CDR.

La segunda inhabilitación de Torra corre como un reguero de pólvora por el terciopelo apolillado y los escaños repletos de carcoma del hemiciclo. Hemicirco, como diría aquel gran fabricante de frases que fue Juan Pich y Pon. Caras largas pero ningún gesto de aquellos que ponían los lazis tipo “¡Todos, todas y todes a las calles, con el president!”. Silencio y a seguir cobrando.

La segunda inhabilitación de Torra corre como un reguero de pólvora por el terciopelo apolillado y los escaños repletos de carcoma del hemiciclo

Atenta siempre a las necesidades de la gente que tiene que trabajar para ver cómo sus ingresos se van en impuestos – ejemplo: el recibo del agua cuesta el doble en Barcelona que en Madrid debido a las onerosas cargas fiscales catalanas – el parlamento exige a Turquía que retire sus tropas del Kurdistán turco. Ole, ole y ole. Borràs, siempre al quite de lo sustancial, opina que la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña sobre el catalán es una “Intromisión judicial”, y el Síndic de Greuges, el defensor del pueblo, catalán, por supuesto – ¿pero no se había retirado ya este hombre, el comunista Rafel Ribó? – asegura que dicha sentencia a quién perjudica gravemente es “al alumnado castellano parlante”. Esa no la había visto venir, lo reconozco.

Aragonés ya ha prometido más catalán en las escuelas, cosa que parece imposible pero nunca se sabe, y Borràs dice que a comer, que se enfría la sopita, contenta por haber pactado in extremis con su rival, el ex preso indultado Jordi Turull una lista conjunta de cara al congreso de Junts. Que Alberto Fernández del PP haya puesto el grito en el cielo – es la voz que clama en el desierto de los guiños nacionalistas de Feijoo – o que el portavoz en la cámara de Vox, Joan Garriga, haya denunciado que el gobierno de Aragonés compra a los medios de comunicación regando con el dinero de todos a más de ciento cincuenta portales separatistas y socio comunistas da lo mismo.

Que haya desbrozado, asimismo, el pastizal que se llevan los medios de siempre, también. La nomenklatura catalana en condenando a Turquía, no dejando hablar al constitucionalismo y pegándose puñaladas traperas entre ellos ya están satisfechos. Bueno, y comprobando el saldo de sus cuentas corrientes. Mientras tanto, mi patria chica está arruinada, sin el tejido productivo que tenía antaño, con la gente pasando necesidad y con un número de pequeñas y medianas empresas que, o bien se van a Madrid las que pueden, o están condenadas a cerrar.

Lo dicho. Un sin Dios.