Estíbaliz Quesada es una youtuber, entendamos como queramos esta expresión. ‘Soy una pringada’, que tal es su razón social en tanto como youtuber comparecía en La Fábrica, la basurilla de Gabriel Rufián en youtube. Y decía: “lo que opino es que deberíamos comprar armas, cócteles molotov y pum, porque es lo que están haciendo contra nosotros”. Entonces va Rufián y pregunta: ¿qué hay que hacer con Vox, por ejemplo?, Quesada respondió: “Matar. ¿Está mal matar? Sí. A veces no. Pero es que yo ya veo que o nosotros matamos o nos matan a nosotros”. Por cierto, tú le caes muy bien y Esperanza Aguirre también, según dijo, para disgusto de Rufián, que no había descompuesto la figura con lo de matar. Pero el que le cae bien, bien de verdad es Arnaldo Otegi, “el mejor hombre del mundo”. “¿Y Urkullu?”, pregunta Rufián. “¿Ese es bueno?” responde ella, que es Baracaldo. “¿DE qué partido es?” “Del PNV”. “Ah, entonces bueno”. La pregunta por Felipe VI y ella exige precisiones: “¿El padre o el hijo?” Esto es lo que hay, gran hallazgo de Rufián. La pobre no es que sea tonta; es que es incapaz de sacramentos. Ella ha acuñado una locución apabullante con esta entrevista. Se armó la gorda.
Yolanda Díaz ha escrito un prólogo para una nueva edición del Manifiesto Comunista. Cursilería y estupidez en dosis muy equilibradas desde el comienzo: “El pensamiento de Karl Marx parece escrito, con tinta indeleble, sobre el viento de la Historia”. Alberti lo había parafraseado con menos cursilería y más gracia: Un fantasma recorre Europa, etc. Ella escribe que sorprende en el Manifiesto su alma literaria, su estilo límpido, asertivo, en el que se transparentan las cuatro manos de dos amigos, entrelazando sus juicios y sus anhelos”. Y todo en este plan. Habría que enseñar a esta pobre que el manifiesto no fue escrito a cuatro manos. Lo escribió Engels con la pretensión de hacer “un catecismo que contuviera la profesión de fe comunista”, tal como lo definió Riazanov años más tarde.
“Hay muchos marxismos en Marx y esa diversidad hace perdurar su pensamiento”, escribe la mujer. Antonio Portero: Hay muchos marxismos en marx. Todos tóxicos. Todos contrarios a la democracia y la libertad. Rafa López traía una pertinente cita de Ronald Reagan: “Comunista es alguien que lee a Marx y Lenin. Anticomunista es alguien que entiende a Marx y Lenin.
Lorena G. es una periodista de El Español. Tengo la impresión de que si jugásemo a ese viejo juego y a esta muchacha le prohibiésemos escribir pene y vagina nos perderíamos a una columnista emergente. La semana pasada entrevistaba a Fernando Aramburu un autor notable con dos libros de mucho interés: los peces de la amargura y Patria, ambos sobre el terrorismo. Ahora acaba de publicar ‘Los vencejos’ y la entrevistadora le ha extraído el siguiente titular: “Es imposible que un hombre no eyacule dentro de una mujer porque lo diga una ley”. Una lectora de Aramburu envió un tuit: Flaco favor te han hecho con ese titular, a lo que el hombre respondió: “Fea jugada que me presenta como lo que no soy ni pienso. Qué se le va a hacer”. Yo conocí personalmente a Aramburu porque los dos presentamos un libro de Maite Pagaza en Madrid. Y era un señor muy aseado.
Hace tres años escribió en la sección de Cultura del diario una columna cuyo título era suficientemente explícito: “Decir “vagina” es machista: los trans quieren que se llame “agujero delantero””.
No digo más. Bueno, sí, está el infumable artículo o así, publicado por Pablo Iglesias e ilustrado con la foto de una ‘Luger’ con las siglas PP y Vox. Tenía que haber incluido las balas que dijo haber recibido por correo.
Fantástico Pedro Sánchez, que en la entrevista que le hicieron en El País Pepa Bueno y Carlos Elordi Cué. Como si temiese que no le pillara en el conceto repitió cinco veces el titular: “Me comprometo: cuando acabe 2021 se habrá pagadso de luz lo mismo que en 2018”. Una cuantía similar y semejante, dice tres de las cinco veces, sin darse cuenta de que ambos calificativos son sinónimos.
Bueno, y luego está lo de Almodóvar, que ha dejado la siguiente perla: “Yo soy fruto de la transición y de la democracia, pero tengo un sentimiento ambivalente sobre aquel momento histórico y tiene que ver con la ley de amnistía que condenaba otra vez a la cuneta a los desaparecidos”. Pablo de Lora le invitaba a leer el discurso de defensa de la Ley de Amnistía que hizo Marcelino Camacho en nombre del PCE: