ETA baraja mantenerse en el futuro sin disolverse y sin entregar las armas

EL MUNDO, 23/6/12

El texto del ‘aparato político’ no plantea retomar los atentados
La banda discute el modo más efectivo de influir en las elecciones

Oroitz Gurruchaga Gogorza, dirigente de ETA al que Interior llegó a calificar de jefe ‘militar’, portaba en el momento de su arresto el pasado 27 de mayo diverso material informático con documentación relevante. Destaca un ‘pen drive’ en el que las fuerzas de seguridad han encontrado un documento elaborado por el ‘aparato político’ en el que se plantean distintas opciones de cara al futuro. Una de las opciones que barajas en mantenerse sin disolverse y sin entregar las armas. En todo caso, no hay referencia alguna a la vuelta a los atentados.

Según han informado fuentes de la lucha antiterrorista, se trata de un documento concebido como un «mensaje a la militancia» de poca extensión y en el que se abordan varios escenarios de actuación posibles dentro del debate en el que se encuentra interna la organización terrorista tras el anuncio del cese definitivo de la violencia.

Estas mismas fuentes indican que en el documento se da especial importancia al modo de encarar los próximos acontecimientos políticos, algo que los expertos en la lucha antiterrorista han interpretado como una intención de los terroristas de influir en las próximas elecciones autonómicas vascas previstas para el año 2013, siempre que no se produzca un adelanto electoral. Se da la circunstancia de que este mensaje a la militancia es anterior a la decisión del Tribunal Constitucional de legalizar Sortu.

Otros de los aspectos introducidos en el documento es la propia situación de la banda tras el cese definitivo. Se proponen varios escenarios entre ellos mantenerse como hasta ahora, es decir,no anunciar la disolución ni entregar las armas, pero tampoco retomar los atentados, algo que destacan las fuentes consultadas.

Oroitz Gurruchaga fue sorprendido en localidad gala de Cauna, al sureste francés, cuando mantenía una cita orgánica con uno de sus hombres de confianza, Javier Aramburu Sagarminaga. Según las fuentes consultadas abordaban la captación de militantes, no para la comisión de atentados, pero sí para colaborar con la banda a la hora mantener la estructura de la organización en la clandestinidad.

EL MUNDO, 23/6/12