ABC 23/02/14
· La banda, que sólo cuenta con unos 15 terroristas, sigue al IRA y a las FARC: destruirá las armas que les incriminen en atentados y pondrá el resto en venta.
· «Lote raquítico» ETA podría deshacerse del lote del viernes incluso si estuviera en plena actividad terrorista El auténtico paso, lejos Fuentes de la lucha antiterrorista no ven la disolución de la banda a corto ni medio plazo.
Las Fuerzas de Seguridad están advirtiendo de que el «ridículo» lote de armas y explosivos que ETA dice haber puesto «fuera de uso» como gesto a favor de la paz podría haberlo entregado incluso en plena actividad terrorista sin que se hubiera visto mermada la capacidad operativa de un solo «comando». La banda, a cuyas estructuras pertenecen actualmente no más de quince terroristas, nunca entregará la totalidad de sus armas porque destruirá aquellas que le impliquen en atentados y venderá en el mercado negro internacional el resto que esté en buen estado, como antes hicieron el IRA o los narcoterroristas de las fARC, para obtener dinero.
Fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por ABC sabían que cuando ETA llevara a cabo un gesto relacionado con el desarme –como el del pasado viernes en Bilbao–, su alcance sería muy limitado, simbólico. Pero tras el fiasco admiten que aun así esperaban una entrega más significativa. Recuerdan que en los últimos años la Policía francesa ha localizado varios zulos antiguos abandonados por la banda porque sus armas estaban ya oxidadas y el explosivo caducado. Incluso, algunos de estos hallazgos fue posible porque alguien de ETA alertó de su existencia, ya que podía suponer un riesgo la existencia del depósito.
«Fuera de uso»
Pues bien, la mayoría de estos zulos contenían un mayor número de pistolas, revólveres o subfusiles que los puestos a disposición de la Comisión Internacional de Verificación. ETA podría haberse desprendido del lote supuestamente puesto «fuera de uso» incluso si estuviera manteniendo una campaña de atentados, sin que ello mermara la capacidad operativa de uno solo de sus pistoleros, subrayan las mismas fuentes.
Agentes con muchos años de experiencia en la lucha antiterrorista desmontan los argumentos que han utilizado los integrantes de la CIV para justificar el «raquítico» lote de armas y explosivos supuestamente neutralizados. Dicen Ram Manikkalingam y sus compañeros que ello se ha debido a las arriesgadas condiciones de clandestinidad en las que los etarras se han tenido que desenvolver por las trabas que ponen las Fuerzas de Seguridad. Pero lo cierto es que ETA no ha sentido ningún tipo de obstáculo cuando ha querido trasladar material explosivo de un depósito a otro. Por ejemplo, cuando pretendía montar una base logística en Portugal y la furgoneta en la que llevaban las sustancias susceptibles de convertirse en centenares de bombas fue interceptada por la Guardia Civil justo en la frontera.
Además, las Fuerzas de Seguridad de España y Francia tienen datos recientes que apuntan a que ETA mantiene una amplia red de zulos, la mayoría dispersados por territorio galo, aunque también en nuestro país. Está constituida por algunos depósitos «nodriza» y un número sensiblemente mayor de pequeños escondites. Hasta hace bien poco, responsables del aparato logístico han vaciado muchos de ellos y se han llevado las armas y explosivos a otros de nueva construcción.
Incoherencia
¿Por qué tanto interés en ponerlos a buen recaudo si, según el pronóstico de los «verificadores», la exhibición del viernes es un paso decisivo hacia un pronto desarme total de ETA? Según un «cálculo de mínimos» realizado por las Fuerzas de Seguridad, la banda conservaría algo más de 250 pistolas y revólveres del lote de 350 que robó en un depósito de Vauvert, en Francia, en noviembre de 2006, ya que el resto han sido intervenidas en sucesivas operaciones. Tiene acumulados además unos 10.000 kilos de material para elaborar explosivos que también ha ido sustrayendo en el vecino país.
Pero el arsenal puede ser mucho mayor, porque ETA ha tenido sus propias fábricas de armas y explosivos, algunas desmanteladas. Además, en diferentes operaciones policiales, como a raíz de la detención en París de «Kantauri», los agentes antiterroristas se han incautado de facturas que demostraban la compra de armamento en el mercado negro internacional, especialmente en la antigua Yugoslavia. Granadas, lanzaderas, subfusiles con miras telescópica, como aquel con el que se pretendía atentar contra el Rey en Palma de Mallorca, o material electrónico para la preparación de bombas lapa.
¿Cómo entonces los miembros de la Comisión Internacional de Verificación aventuran que el lote supuestamente puesto fuera de uso es una muestra significativa del arsenal completo de ETA? A la propia Policía y Guardia Civil les resulta muy complicado determinar con cierta precisión cuánto armamento hay ahora en poder de ETA. Es más, si la banda llevara a cabo una entrega aparentemente significativa de armas, las Fuerzas de Seguridad tendrían que abrir una investigación para determinar hasta qué punto es fiable o si se trata de una farsa.
Armamento caducado
En cualquier caso, los expertos están convencidos de que si hay nuevas «teatralizaciones» como la del viernes, la organización criminal entregaría armas obsoletas, oxidadas y material explosivo caducado o a punto de caducar porque su vigencia es limitada y, además, en las condiciones en las que lo oculta –zulos bajo tierra– se acelera el mal estado. Pero no porque se plantee la posibilidad de volver a los atentados, sino porque vendería las armas más nuevas, si no lo ha hecho, en el mercado negro para obtener dinero. Lo hizo el IRA (tenían mucho más armamento) y las FARC, que son los grupos terroristas en los que se mira ETA.
Además, es poco probable que entregue armas utilizadas en atentados aún sin prescribir ya que se le volvería en contra e incriminaría a sus militantes aún huidos. Y por último, quiere mantener la mayor parte de su arsenal como baza ya que el desarme y su disolución es lo único que le queda a la organización terrorista para presionar al Gobierno. Desaparecer como banda es algo que no parecen contemplar. Todo ello hace que para las Fuerzas de Seguridad un «desarme» tiene un alcance muy limitado como gesto, y que el auténtico paso es una improbable disolución.
ABC 23/02/14