Breve análisis sobre las presiones a las que están sometidas tanto ETA como el gobierno de Rodríguez Zapatero.
Sus aliados de Batasuna le presionan para abandonar definitivamente las armas
Desde que manifestó su intención de detener sus acciones armadas (leer nuestra edición del 6 de septiembre), la ETA está sometida a la presión de sus aliados más próximos. El sábado, Batasuna (partido prohibido considerado como su escaparate político) y otras organizaciones vascas independentistas – Avalar , Eusko Alkartasuna y AB (partido del País Vasco francés) – que suscribieron “un acuerdo para un escenario de paz”, le han pedido “un alto el fuego permanente, unilateral y verificable por la comunidad internacional”. Los firmantes piden también al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero “la derogación de la ley de partidos políticos”, en virtud de la cual Batasuna fue prohibida, “la finalización de todas las medidas, leyes y tribunales de excepción”. Según dos dirigentes de la organización independentista entrevistados por el diario vasco Gara, la ETA dice estar dispuesta a mantener un alto el fuego “e incluso a ir más lejos si se reúnen las condiciones para ello”. Asegurando que “el objetivo consiste en resolver de forma democrática el conflicto político, en cerrar la herida para siempre, y eso nos obliga a actuar con responsabilidad”. Respuesta del gobierno español, según una fuente citada por el diario El Mundo, “los comunicados y las entrevistas son ahora inútiles, lo único que esperamos es el abandono definitivo de la violencia”.
Preocupado sin duda por la huelga general de próximo miércoles, en un país donde la tasa de paro supera el 20%, el gobierno de Zapatero, que todavía no ha respondido a la llamada de los partidos vascos, se mantiene no obstante en la misma línea. Dialogar con la ETA, incluso indirectamente, supone otorgarle un estatus beligerante, lo que Madrid siempre ha rechazado.
Hassane Zerrouky, L’Humanité (Francia), 27/9/2010