ETA exige a sus presos que se nieguen a pedir perdón y a reparar el daño hecho

DEIA, 5/1/12

El EPPK propone crear una asociación de víctimas, pero deja caer que solo concitará a las de sus filas

BILBAO. «Pienso que a todas las víctimas de cualquiera de los dos lados debería dárseles reconocimiento. Por ello, pido perdón y siento mucho los atentados que cometí». Las declaraciones corresponden al exmiembro de ETA Valentín Lasarte, condenado a más de 370 años de prisión, y corresponsable, entre otros atentados, de la muerte delpopular Gregorio Ordóñez. Su incendiaria declaración la hizo pública el pasado año, en el marco de un juicio en la Audiencia Nacional, y no pasó inadvertida. El preso, que ha trabajado en los economatos de la cárcel y ha destinado parte de ese dinero a reparar los daños causados, exteriorizó un perdón que buena parte de los partidos aún echan en falta en boca de ETA. Lasarte, que fue eliminado de la lista de presos de Etxerat y trasladado a Langraitz, pidió unas disculpas que, de momento, parece difícil obtener por parte de una organización armada que sigue rechazando el arrepentimiento.

Según el número de octubre del boletín Ekia, la publicación interna dirigida a los presos de ETA a la que ha podido tener acceso DEIA, el colectivo oficialista de reclusos sitúa el rechazo a pagar los daños a las víctimas y a pedir perdón en el listado de actuaciones que vertebran la «posición necesaria a mantener en la cárcel». Además, endosa en exclusiva al Estado la responsabilidad sobre cualquier daño causado -deja caer que solo trabajará por las víctimas causadas por él-, y matiza que la damnificada por excelencia en el conflicto ha resultado ser Euskal Herria. En el documento, los reos consideran que las instancias estatales han convertido a las víctimas en «sherpas de la represión». Además, aluden brevemente a la asociación de damnificados que tienen «intención de crear».

DESDE EL COMUNICADO Aunque quepa precisar que el texto data de octubre del pasado año, y que los presos podrían haber modificado sus consideraciones -está previsto que en enero hagan públicas las conclusiones de su debate-, la literalidad del documento se sitúa en el extremo contrario a las reclamaciones de buena parte del arco político vasco. El 20 de octubre, cuando ETA decidió poner fin a la violencia con carácter definitivo, las mismas formaciones lamentaron la ausencia de un pronunciamiento sobre las 829 víctimas causadas por su estrategia violenta.

En el comunicado únicamente pudo encontrarse una mención a las 200 bajas en sus filas. «La lucha de largos años ha creado esta oportunidad. No ha sido un camino fácil. La crudeza de la lucha se ha llevado a muchas compañeras y compañeros para siempre. Otros están sufriendo la cárcel o el exilio. Para ellos y ellas, nuestro reconocimiento y más sentido homenaje», decía el texto.

Las palabras que se recogen en el boletín Ekia ponen de manifiesto el largo camino que queda por emprender en el campo de la reconciliación donde, por otra parte y al margen de las víctimas de ETA, la mención a los damnificados por los abusos policiales todavía despierta controversia en ciertos colectivos al entender que con ese reconocimiento se trataría de equiparar sufrimientos. Por lo que respecta a la organización armada y a las muertes que causó su estrategia, el boletín reconoce que el Estado «ha ganado mucho terreno» y que no se habría cultivado ese campo con la suficiente dedicación.

«Tenemos que tomar como punto de partida la pérdida del ámbito ideológico y la referencia en este campo, porque durante años no nos hemos dedicado a este tema como deberíamos. Ideológicamente, el Estado ha ganado mucho terreno», sostiene el EPPK, que sigue rechazando que sus miembros suscriban la carta de petición de perdón que exige el Ministerio del Interior para acogerse a beneficios penitenciarios individuales.

Por ello, el colectivo insta a tomar medidas. «Este tema requiere un gran trabajo ideológico, haciendo nuestro el concepto de víctima, teniendo en cuenta en todo momento que la misma Euskal Herria es víctima del conflicto, y trabajando la perspectiva total de los daños y duras consecuencias causados por el Estado en este pueblo», detallan, sin deslizar en ningún momento que la propia ETA pueda tener responsabilidad en esas muertes. Tampoco queda claro, no obstante, si la organización atribuye todas las víctimas al Estado -por las negociaciones fallidas- o si lo que hace es referirse en exclusiva a las víctimas registradas en sus filas, y no a los damnificados por su acción. En ese caso, cabría entender que la asociación de víctimas que perfila solo congregará y reclamará el reconocimiento de las suyas.

El análisis de los presos contrasta con el reciente acto de los firmantes del Acuerdo de Gernika a favor de reconocer todos los sufrimientos. Los agentes que rubricaron el pacto mostraron el mes pasado su «pesar» a las víctimas «tanto de la violencia de ETA como de las estrategias represivas y de guerra sucia de los estados español y francés». El planteamiento resultaba novedoso con respecto al acuerdo, que contemplaba «la necesidad de reconocimiento, reconciliación y reparación de todas las víctimas originadas por el conflicto político y la realidad de las múltiples violencias», sin mencionar expresamente a ETA, que sí fue citada en el acto de diciembre. La carga simbólica también corrió a cargo de la puesta en escena -se celebró en el Palacio de Aiete, donde tuvo lugar la Conferencia de Paz que propició el cese de la violencia-, ya que fue uno de los miembros de la izquierda aber-tzale tradicional, Rufi Etxeberria, quien se encargó de leer el manifiesto en castellano.

TRABAJO SOBRE LAS VÍCTIMAS En la publicación del EPPK, los presos creen que las instancias del Estado «han convertido a sus víctimas en sherpas de la represión y han asumido el papel de alimentadores del conflicto». «Nosotros, en cambio, organizaremos el ámbito de las víctimas como ámbito para impulsar la solución democrática y eso, directamente, le creará al Estado contradicciones en el ámbito de las víctimas», explican.

El colectivo de los presos cree que la primera tarea a acometer sería «hacer la definición, y compartirla, de la asociación que tenemos intención de crear». «A partir de ahí, concretaremos la organización, estructura, evolución… que necesitará», explica. Según se desprende del boletín, los presos comenzaron a trabajar ese campo desde el mismo mes de octubre -se hacía referencia a «las próximas semanas»-, y se explica que la labor se limitará al «reconocimiento, recuerdo y reparación de las víctimas causadas por el Estado».

DEIA, 5/1/12