LA RAZÓN 12/06/13
Al menos dos «comandos», de los que formó ETA en 2000, permanecen «durmientes», sin desarticular, y sin que la banda, tal y como adelantó ayer LA RAZÓN, haya hecho nada para desmantelar la infraestructura que tiene en España. La Guardia Civil, en una brillante operación, ha logrado dar con uno de ellos y detener a sus integrantes, con lo que espera esclarecer los cuatro atentados que se les imputan, y otros, con resultado de muerte, cometidos en Navarra y Aragón.
«Las víctimas se merecen este esfuerzo de las Fuerzas de Seguridad ya que ha quedado demostrado que ETA no va a contribuir a que se sepa quiénes son los autores de los cientos de atentados con muertos cuyos autores no han sido identificados», según expertos antiterroristas.
El «comando legal armado Izarbeltz» («estrella negra»), desarticulado ayer en Guipúzcoa, formaba parte de un sistema de organización en estrella que ETA usó para sus células y que consistía en la dependencia de varios grupos de dos «liberados» (fichados y a sueldoa), que era los que se encargaban de controlar todo el entramado criminal.
En el caso del «Izarbeltz», a los que la banda llamaba a veces «los dos», formaba parte del complejo «Basajaun», que nunca llegó a ser desarticulado y que, según fuentes antiterroristas, estaba integrado por 18 individuos: los dos «liberados», que no siempre eran los mismos por seguridad; ocho, integrados en cuatro «comandos legales armados», dos de los cuales, incluidos el de ayer, han sido desarticulados (por lo que quedan dos sin identificar y que, de momento, permanecen «durmientes»). La banda los conocía por los del «rugby» y por «son nuevos, pero muy buenos»); y otros ocho «laguntzailes» (colaboradores) que prestaban ayuda a los otros miembros.
Los dos detenidos del «Izarbeltz» son Jon Lizarribar Lasarte, nacido en 1976 y detenido en Urnieta (Guipúzcoa); y Rubén Gelbentzu González, nacido en 1974 y arrestado en Andoain, localidad de la misma provincia. Sus domicilios han sido registrados, se les ha ocupado material informático y no se descarta que cuenten con algún zulo.
La labor de los agentes de la Guardia Cicil, principalmente del Servicio de Información de las Comandancias de Navarra y Guipúzcoa, con el apoyo de otras unidades, ha sido compleja y ha obligado a analizar abundante documentación.
Lizarribar y Gelbentzu ya fueron identificados a raíz de la incautación de la documentación que tenía en su poder el cabecilla Ibon Fernández Iradi, «Susper», ya que el nombre de «Izarbeltz» figuraba en los mismos, pero referido a otras personas de los pueblos de los que eran originarios. No se les pudo probar que fueran captadores de la banda y el «comando» no fue desarticulado.
Las investigaciones han permitido avanzar que está célula llegó a actuar, incluso, antes de la formación del «complejo Basajaun», por lo que no se descarta que hayan podido cometer más atentados que los perpetrados en 2002,y que ahora se les imputan. Figuraban en una carta remitida por los «liberados» a Olarra Guridi. El otro «comando» desarticulado fue el «Ezkaurre», al que ETA denominaba «los finolis», por ser estudiantes, que intentaron asesinar a dos ertzainas en 2003, en el Alto de Herrera, en Álava. En el tiroteo, murió uno de los pistoleros, Arkaitz Otazua, y los otros huyeron, aunque fueron detenidos.
La operación de ayer pone sobre el mantel, según las fuentes, una realidad, que el brazo político de ETA, beneficiado por su legalización, trata de esconder. La banda no va a dar pasos para desarmarse y, tiene infraestructuras en España.