RAMÓN RABANERA, Senador por Álava, EL CORREO 16/02/13
· Yo puedo contarlo, escuchar la condena del que quiso acabar con mi vida. Pero otros muchos, cientos, no han tenido tanta suerte.
ETA ha existido y existió. No ha sido un mal sueño, ni ninguna fantasía, ni personajes como Txapote han sido personajes de un cómic siniestro de ciencia ficción. Lo que no podemos permitir es que se desvanezcan esos años de terror, de un terror que ha tenido desgraciadas consecuencias como la de cientos de ausencias que ha provocado, de la de familias que ha destruido y de las heridas y cicatrices imborrables en el tiempo y que dan fe del horror que durante muchos años hemos tenido que vivir.
Yo, gracias a Dios, puedo contarlo, leer y escuchar la condena del que un día quiso acabar con mi vida; pero otros muchos, cientos, no han tenido tanta suerte.
La sociedad no puede permitir sus pretensiones, no podemos consentir que sus crímenes queden impunes y en el olvido. La paz tiene que tener memoria, una memoria que sirva para que nunca más la sociedad vasca tenga que volver a vivir en sus carnes un terror como el provocado por ETA. Bien es cierto que ahora nos encontramos en un momento mejor, pero aún el final no ha llegado, todavía sigue la sombra de ese terror que un día nos marcó a todos. Todavía hay algunos que siguen sin condenar cada una de las vidas injustamente arrebatadas. Hechos así, en una sociedad democrática como en la que vivimos, no los podemos permitir; no podemos permitir sus intenciones de una amnesia, de un borrón y cuenta nueva. Las más de ochocientas víctimas y la sociedad en su conjunto no se lo merecen, porque han sido muchos los que han luchado y arriesgado mucho, incluso el bien más absoluto como es la vida, para que al final alcancen sus pretensiones.
Yo, Ramón Rabanera, reivindico a la mayor parte de la clase política, en estos momentos tan cuestionada; la labor que realiza y ha realizado; a aquellos que arriesgaron, incluso, su vida por bien del conjunto de los ciudadanos. Creo que a todos les debemos nuestro respeto y reconocimiento sean del color político que sean, izquierdas, derechas o nacionalistas, así como nuestra insistencia para que la historia se cuente tal y como ha sido, y no como algunos pretenden, intentando socializar una amnesia colectiva y dejando en el baúl de los recuerdos hechos que han destrozado la vida de muchas personas. Políticos que han dado todo lo que podían, que han sacrificado su libertad y su vida por defender unos ideales y una forma de pensar en donde la libertad de todos los demócratas era el objetivo final.
Noticias como la condena de Txapote son recogidas con agrado porque demuestran que hay justicia, que la justicia existe y que ellos no pudieron alcanzar su objetivo. Además nos recuerdan que ETA no fue ninguna fantasía. Y que no hay mejor vacuna para que épocas tan dramáticas no se vuelvan a repetir que la aplicación de la justicia como ha sido en este caso, acompañada de la memoria de lo que significaron aquellos años.
RAMÓN RABANERA, Senador por Álava, EL CORREO 16/02/13