Un regalo inesperado para Urkullu

ALBERTO AYALA, EL CORREO 16/02/13

· El PSE falla en su intento de propinar al PNV el primer bofetón político de la legislatura con la fiscalidad.

· La sesión certifica la amplia sintonía entre los socialistas y EH Bildu, al menos en materia impositiva

El PSE tenía marcado el día de ayer en rojo. El Parlamento vasco celebraba un debate monográfico sobre fiscalidad, a petición suya. Objetivo no declarado, aunque evidente: propinar el primer gran bofetón político de la legislatura al Gobierno monocolor del PNV que preside el lehendakari Urkullu en pleno viernes de Cuaresma. Y en un asunto simbólico, que a pocos deja indiferente en las filas jeltzales: el reparto competencial interno. Un capítulo que en su día contribuyó de forma determinante a la escisión de la que surgió EA.

Ayer no se trataba de decidir qué impuestos nos van a subir ahora y cuáles bajar. La sesión debía girar sobre competencias. Sobre la conveniencia de que la fiscalidad siga como hasta la fecha en manos de los territorios históricos o pase al Parlamento de Vitoria. Un pleno político sobre economía, más que económico.

Durante tres décadas, los partidarios del mantener el actual statu quo (PNV y PP) han disfrutado de una cómoda mayoría parlamentaria que ha permitido a las diputaciones y las juntas generales hacer y deshacer a su antojo en esta materia. Pero el Legislativo surgido de los comicios de octubre ha trastocado esa mayoría. Los foralistas solo suman 37 escaños, por 38 EH Bildu, PSE y UPyD.

Parecía, pues, que los socialistas lo tenían todo atado y bien atado. Ayer, la declaración política. En unos meses, la ley que reconocerá a la Cámara de Vitoria capacidad legislativa en este terreno.

Preparados

El guión era tan previsible que tanto en Ajuria Enea como en Sabin Etxea estaban preparados para encajar el revés. Revés que, de momento, no hubiera tenido trascendencia jurídica. Cosa diferente será si el Parlamento termina por aprobar la proposición de ley de Armonización. Un paso que puede señalar el inicio de una guerra competencial entre instituciones comunes y forales que se dirimiría en primera instancia en la Comisión Arbitral y, más tarde, quién sabe si en la Justicia ordinaria.

Pero de atado, nada de nada. En el transcurso del pleno, la izquierda abertzale exigió hacer un añadido a la propuesta de resolución del PSE para apoyarla. Donde los socialistas proclamaban que el Parlamento es la institución competente para debatir y acordar la política fiscal del País Vasco, EH Bildu reclamó añadir que las Juntas Generales serán luego las encargadas de materializarla. Que para algo la coalición controla Gipuzkoa.

Los socialistas aceptaron. Pero tanto ellos como los abertzales cometieron un error infantil: olvidar que UPyD, la formación que decantaba la balanza, ha repetido hasta la saciedad que no le importa coincidir en una votación con EH Bildu, pero que jamás respaldará nada que lleve su firma. Y así lo hizo.

La alegría cambió de inmediato de bancada. El semblante serio que había exhibido el lehendakari Urkullu durante toda la jornada, se tornó en indisimulada sonrisa ante tan inesperado regalo. De irse a casa con la primera gran derrota política de la legislatura bajo el brazo y con un previsible conflicto competencial en el horizonte, a ver que quienes salían con cara de circunstancias eran los socialistas. Singularmente el exlehendakari López, en su retorno a la tribuna, y el negociador Txarli Prieto, de nuevo marcado por el fracaso, como ya le ocurrió hace unos años en su fallida investidura como diputado general de Álava.

Con independencia del desenlace, la sesión dibujó una Cámara dividida según el eje tradicional derecha-izquierda. A un lado PNV y PP, al otro la izquierda abertzale y los socialistas, con Gorka Maneiro, el único parlamentario de la UPyD de Rosa Díez, de árbitro.

Si este va a ser o no el eje sobre el que pivote la vida parlamentaria en los próximos meses se visualizará en breve. Primero, si el PSE cumple y lleva a la Cámara la proposición de ley sobre Armonización Fiscal. Luego, si hace o no posible la aprobación de los primeros Presupuestos de Urkullu.

ALBERTO AYALA, EL CORREO 16/02/13