ETA ordenó a Batasuna que firmara «una alianza política» con Eusko Alkartasuna, cuyos dirigentes deberían estar al corriente de esta estrategia, con el objetivo de utilizar a esta formación como escudo legal de la «izquierda abertzale», «fulminar a Aralar y causar desgaste político electoral al PNV».
Así consta en el documento —«ProDem»—, la «hoja de ruta» que define la actual estrategia de ETA y que ha sido prueba clave en el proceso del Supremo contra Sortu. La banda considera que la «izquierda abertzale» «será motor» de un nuevo «proceso político», pero reconoce que, como consecuencia de su ilegalización y del acoso que sufre, «está mostrando una débil y limitada capacidad para trabajar sobre esas condiciones». Es más, ETA confiesa que su brazo político corre «riesgos», «si no toma de nuevo oxígeno». «La ofensiva represiva del enemigo es tan dura, tan general y extendida que a la izquierda abertzale le llega a ser imposible una respuesta proporcional —añade «ProDem»—. Más allá de una respuesta antirrepresiva, a la izquierda abertzale se le hace imposible hacer frente a la ofensiva política e ideológica que está detrás de la ofensiva represiva: es decir, poner un topo y una barricada política».
Pacto por la independencia
Ante la debilidad de su brazo político, ETA centra su estrategia en captar aliados entre «las fuerzas que sitúan el futuro político de Euskal Herria necesariamente en su independencia y en el nacimiento de un estado propio». Esto es justo lo que recoge el acuerdo estratégico «Lortu arte» (Hasta conseguirlo), que EA y Batasuna formalizaron en el palacio Euskalduna de Bilbao en junio, y que contempla la apertura de un «proceso de diálogo multipartito» para una «solución política negociada».
La organización criminal llama a un «pacto de los promotores, asociaciones y partidos» independentistas para crear un frente de «interlocución», siempre controlado por la «izquierda abertzale», de cara a un hipotético proceso de negociación con el Estado. El objetivo de «acumulación de fuerzas independentistas» sumisas se va cumpliendo, tay y como la banda propuso, con la firma del Acuerdo de Guernica, el pasado 25 de septiembre. En su propósito de acabar con los «traidores» de Aralar, Batasuna ha logrado además que, tras una campaña de acoso contra Patxi Zabaleta, EA abandone Nafarroa Bai y tenga decidido presentarse a las próximas elecciones en Navarra con una plataforma tapadera de la «izquierda abertzale», que será presentada el próximo sábado.
En su documento «ProDem» la banda ya concibe los pactos con EA y otras fuerzas independentistas como «alianzas táctico estratégicas para llegar a sus objetivos». ETA considera que estas alianzas tienen «potencialidad» y por ello deben ser utilizadas «como herramienta, como acumulación de fuerza, para influir…». En cambio, advierte que «no deben dejar las manos atadas a la izquierda abertzale», más bien al contrario: «Las alianzas de hecho se adoptan como instrumento añadido para llevar adelante tu estrategia», añade.
El documento evidencia una complicidad entre ETA y los dirigentes de EA, simpre encaminada a que sus aliados «se adhieran» a la estrategia de la «izquierda abertzale». «Las alianzas se deben basar en la complicidad en los objetivos y en las direcciones de los aliados». «Las alianzas —insiste— se deben levantar a través de las relaciones, y para que sean naturales, es conveniente que sean ayudadas por la trayectoria política. Esas alianzas se deben sembrar y alimentar. Y, teniendo en cuenta que las alianzas se basan en la confianza, además de basarse en acuerdos y objetivos comunes, la izquierda abertzale debe sembrar las relaciones y la comunicación para construirlas hoy».
Así las cosas, ETA concluye, y sentencia, que «hay que realizar una alianza política con Eusko Alkartasuna». Pero no concibe a su aliado como un mero tonto útil, sino que quiere implicarlo y retenerlo en su estrategia, hasta el punto de que afirma que los dirigentes de esa formación deben tener un gran nivel de conocimiento de la estrategia enfocada a abrir el «proceso democrático». Los objetivos a conseguir a través del pacto entre la «izquierda abertzale» y EA, según la banda, serían: «establecer en el debate político una imagen fuerte del nacionalismo-independentista; demostrar esa implantación en las elecciones; «fijar un aliado táctico-estratégico entorno al proceso»; «hacer frente a la ilegalización; «fulminar a Aralar y causar desgaste político electoral al PNV», así como «ofrecer una imagen de la acción unitaria general de los independentistas». En definitiva, el contenido que hay que acordar con EA, según ETA, «se sitúa en la estrategia del independentismo y en una estrategia unitaria para el nacimiento del estado vasco. Se debe compartir la estrategia sobre el Proceso Democrático para que sea compañero de viaje en esa dirección».
Asimismo, ETA se proponía captar al sindicato nacionalista ELA, que posteriormente se ha incorporado al Acuerdo de Guernica. ¿Por qué?, en opinión de la banda, porque «es la mayor organización de Euskal Herria con 100.000 afiliados. La estrategia del independentismo es diferente con ellos o sin ellos». ETA admite que el movimieto sindical nacionalista «es creador de opinión y fuerza fáctica en Euskal Herria». De ahí que «hay que apostar por activar a ELA a favor del Proceso Democrático», establece.
ABC, 24/3/2011