EL CORREO, 15/7/11
Marlaska envía a prisión a la abogada y la acusa de ser miembro de «máxima entidad» de ETA, tras descubrir que gestionaba zulos
ETA ordenó en noviembre de 2009 a la abogada Arantxa Zulueta crear una suerte de servicio de inteligencia para la banda, con espías en «todos los pueblos del País Vasco» y con multitud de funciones, desde recopilar informaciones sobre posibles objetivos en sus municipios, hacerse con datos sobre empresarios a los que poder extorsionar, captar nuevos activistas para engrosar las filas de la organización terrorista, hasta hacer análisis sobre la «situación política de la izquierda abertzale en cada una de esas localidades».
El juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande Marlaska decretó ayer prisión incondicional para la letrada de la izquierda abertzale detenida el miércoles en Hernani por su supuesta vinculación con los tres zulos de la banda terrorista encontrados el martes en el País Vasco francés. Pero el auto del instructor va mucho más allá. El juez, que acusa directamente de integración en ETA a la abogada y de posible tenencia y depósito de armas de guerra y explosivos, apunta a que Zulueta, que usaba los alias de ‘Marxel’ y ‘Bixer’, sería una integrante de «máxima entidad» en los «aparatos político y militar» con responsabilidades importantes, no ya sólo en el ‘frente de makos’ (cárceles) por el que fue detenida en abril de 2010, sino también en las redes de extorsión o logística.
Las pruebas contra ella, revela el juez, son los 120.000 documentos en diferentes soportes informáticos que se descubrieron en su poder, muchos de ellos remitidos por ETA, que le fueron incautados en la primavera pasada durante la operación contra la red ‘H-Alboka’, la correa de transmisión entre la dirección terrorista y sus presos.
Uno de esos soportes informáticos, una tarjeta de dos megas encontrada en el bolso que portaba, es la que desvela las órdenes de crear esa «red de información a todos los niveles», la trama de espías. En esa memoria hay un fichero llamado ‘Bixeri’, que sólo pudo ser analizado por la Guardia Civil el pasado abril habida cuenta de la ingente cantidad de documentos, cuya totalidad aún no ha sido estudiada, en el que la cúpula de ETA ordena a Zulueta poner en marcha una «estructura denominada ‘Amarauna’ (tela de araña) en todos los pueblos de Euskadi. «La dirección de ETA entiende que Zulueta es la persona indicada para su coordinación», explica Grande-Marlaska, quien subraya que existe otro documento encriptado en el que ETA insiste en reclamar a la letrada que ponga en marcha esa red.
Proyecto ‘Iketa’
Otro ‘pendrive’ encontrado en el registro de su domicilio particular implica a Zulueta en otro proyecto denominado ‘Iketa’, una suerte de «área de trabajo», como la describe el magistrado, encargada de «investigar la caída de militantes». Una función que la abogada desarrollaría dentro de la red ‘H-Alboka’ sin problemas, ya que tenía contacto directo en prisión con los etarras recién detenidos.
Fernando Grande Marlaska también destaca el papel de informante de la abogada para ETA, hasta el punto que recibió órdenes pormenorizadas para facilitar a los terroristas información para atentar contra la Audiencia Nacional. En la misma comunicación de ETA sobre el proyecto ‘Iketa’, la banda le solicitó la elaboración de un «informe» en el que la abogada explicara con todo detalle «las medidas de seguridad» en las dos puertas de acceso, el tipo de control de los ‘txakurras’ (policías), qué documentación hay que mostrar, cómo son los detectores de metales, qué dependencias hay en cada planta, si existe «libertad de movimiento» una vez dentro, dónde están los jueces e, incluso, cuál sería el mejor sitio para colocar una bomba
Los últimos zulos
A la espera de que los servicios de Información de la Guardia Civil concluyan el estudio de toda la documentación, Grande-Marlaska también detalla el contenido de otro documento que implica a Zulueta y que, en última instancia, fue el que desencadenó su el pasado miércoles. Se trata de otro archivo informático encontrado detrás de un cuadro de su despacho profesional en la calle Elkano de Bilbao, y que contenía cuatro croquis con la localización precisa de los tres zulos que el martes los servicios antiterroristas galos encontraron en la localidad bajonavarra de Saint-Etienne de Baigorry, en los Pirineos Atlánticos. En ese escondite ETA guardaba 60 kilos de clorato, un temporizador con el anagrama etarra, 120 metros de cordón detonante, unos 20.000 dólares en efectivo y un par de armas largas desmontadas.
EL CORREO, 15/7/11