EL PAÍS, 14/7/2011
Cuando la abogada Arantza Zulueta fue detenida en abril de 2010, junto a los letrados de la izquierda abertzale Iker Sarriegi y Jon Enparantza, Interior les acusaba de ser los «comisarios políticos» de ETA en las cárceles, de imponer una disciplina férrea en el colectivo de presos, de intermediar en el pago de extorsiones, de recopilar información sobre posibles víctimas, de facilitar la huida de terroristas buscados por las fuerzas de seguridad y de servir de correa de transmisión entre la banda y las redes sociales de su entorno.
Las investigaciones han mostrado que el papel de la letrada, detenida de nuevo ayer en Hernani (Gipuzkoa), podía ir incluso más allá. Entre los documentos hallados hace un año en el registro del despacho de Zulueta se halló una carta de la banda en la que se pedía a la letrada información pormenorizada sobre la Audiencia Nacional para poder llevar a cabo un atentado.
«Cuando puedas escribe un informe sobre la Audiencia Nacional (en castellano)», se indica en el documento encontrado entre los papeles de Zulueta, al que ha tenido acceso EL PAÍS. «Las medidas de seguridad que hay en las dos puertas, qué piden, cómo son los detectores de metales (las llaves se dejan en algún sitio para pasar el detector), qué hay en cada planta, una vez dentro si hay libertad de movimiento o hay controles, dónde están y cómo son los servicios, si cada juez tiene un sitio fijo, qué tipo de control llevan los txakurras [término despectivo hacia los policías, perro en euskera] que están dentro, qué documentación piden para entrar, nosotros qué tarjeta necesitaríamos para entrar, qué puerta sería la mejor para entrar, si se puede utilizar el ascensor, de hacer una ekintza [acción] cuál sería el mejor sitio (para dejar un explosivo)…».
La banda, según esta nota, pedía información a Zulueta como si fuera un miembro más de los comandos, cuya participación sería clave para lograr quebrantar las ingentes medidas de seguridad de la Audiencia Nacional.
Junto a la carta de ETA, en el despacho de Zulueta se halló también documentación que incluía un croquis de tres zulos de la banda. Efectivamente, allí estaban. Eran los escondites que halló la policía francesa el martes, gracias a información proporcionada por la Guardia Civil, que ocultaban 20.000 dólares, armas y explosivos en un monte junto a Saint-Jean-Pied-de-Port, en los Pirineos Atlánticos.
Los papeles de Zulueta con la información estaban ocultos en un pen-drive escondido tras un cuadro en su despacho. En los registros de los bufetes de los abogados, la Guardia Civil también halló cartas de presos dirigidas a la cúpula etarra y cartas de los jefes de ETA que debían ser entregadas a los reclusos, lo que acreditaba que su labor iba más allá de la mera defensa de los internos.
El arresto de la letrada se llevó a cabo por orden del juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska. Zulueta, que antes de esta última detención se hallaba en libertad bajo fianza de 60.000 euros, declarará hoy ante el juez, que la investiga también, en otro procedimiento, por su presunta participación en el cobro del impuesto revolucionario.
Zulueta está considerada como una de las abogadas con mayor conexión con el aparato político de ETA y fiel guardiana de que las directrices de la organización se cumplan a rajatabla. Fuentes de la lucha antiterrorista la sitúan como máxima responsable de que el colectivo de presos de ETA (EPPK en sus siglas en euskera) no se haya unido al Acuerdo de Gernika, suscrito en septiembre de 2010 por formaciones de la izquierda abertzale que pedían a la banda terrorista una tregua permanente y verificable.
Cuando la abogada Arantza Zulueta fue detenida en abril de 2010, junto a los letrados de la izquierda abertzale Iker Sarriegi y Jon Enparantza, Interior les acusaba de ser los «comisarios políticos» de ETA en las cárceles, de imponer una disciplina férrea en el colectivo de presos, de intermediar en el pago de extorsiones, de recopilar información sobre posibles víctimas, de facilitar la huida de terroristas buscados por las fuerzas de seguridad y de servir de correa de transmisión entre la banda y las redes sociales de su entorno.
Las investigaciones han mostrado que el papel de la letrada, detenida de nuevo ayer en Hernani (Gipuzkoa), podía ir incluso más allá. Entre los documentos hallados hace un año en el registro del despacho de Zulueta se halló una carta de la banda en la que se pedía a la letrada información pormenorizada sobre la Audiencia Nacional para poder llevar a cabo un atentado.
«Cuando puedas escribe un informe sobre la Audiencia Nacional (en castellano)», se indica en el documento encontrado entre los papeles de Zulueta, al que ha tenido acceso EL PAÍS. «Las medidas de seguridad que hay en las dos puertas, qué piden, cómo son los detectores de metales (las llaves se dejan en algún sitio para pasar el detector), qué hay en cada planta, una vez dentro si hay libertad de movimiento o hay controles, dónde están y cómo son los servicios, si cada juez tiene un sitio fijo, qué tipo de control llevan los txakurras [término despectivo hacia los policías, perro en euskera] que están dentro, qué documentación piden para entrar, nosotros qué tarjeta necesitaríamos para entrar, qué puerta sería la mejor para entrar, si se puede utilizar el ascensor, de hacer una ekintza [acción] cuál sería el mejor sitio (para dejar un explosivo)…».
La banda, según esta nota, pedía información a Zulueta como si fuera un miembro más de los comandos, cuya participación sería clave para lograr quebrantar las ingentes medidas de seguridad de la Audiencia Nacional.
Junto a la carta de ETA, en el despacho de Zulueta se halló también documentación que incluía un croquis de tres zulos de la banda. Efectivamente, allí estaban. Eran los escondites que halló la policía francesa el martes, gracias a información proporcionada por la Guardia Civil, que ocultaban 20.000 dólares, armas y explosivos en un monte junto a Saint-Jean-Pied-de-Port, en los Pirineos Atlánticos.
Los papeles de Zulueta con la información estaban ocultos en un pen-drive escondido tras un cuadro en su despacho. En los registros de los bufetes de los abogados, la Guardia Civil también halló cartas de presos dirigidas a la cúpula etarra y cartas de los jefes de ETA que debían ser entregadas a los reclusos, lo que acreditaba que su labor iba más allá de la mera defensa de los internos.
El arresto de la letrada se llevó a cabo por orden del juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska. Zulueta, que antes de esta última detención se hallaba en libertad bajo fianza de 60.000 euros, declarará hoy ante el juez, que la investiga también, en otro procedimiento, por su presunta participación en el cobro del impuesto revolucionario.
Zulueta está considerada como una de las abogadas con mayor conexión con el aparato político de ETA y fiel guardiana de que las directrices de la organización se cumplan a rajatabla. Fuentes de la lucha antiterrorista la sitúan como máxima responsable de que el colectivo de presos de ETA (EPPK en sus siglas en euskera) no se haya unido al Acuerdo de Gernika, suscrito en septiembre de 2010 por formaciones de la izquierda abertzale que pedían a la banda terrorista una tregua permanente y verificable.
EL PAÍS, 14/7/2011