EL MUNDO 18/02/14
· ETA se plantea realizar un anuncio ofreciendo garantías de que su desarme, cuando se produzca, va a ser integral y va a estar sujeto a un calendario.
O al menos eso es lo que espera que haga la izquierda abertzale y ese sería el motivo por el que los verificadores internacionales se han trasladado al País Vasco. Los expertos aseguran que, haga lo que haga, la banda añadirá condiciones inasumibles.
Los expertos de la lucha antiterrorista consultados por este periódico advierten, escépticos, de que, aun en el caso de que ETA realice dicho anuncio, su pretensión es la de añadir a cualquiera de sus pronunciamientos una serie de condiciones que los hagan inasumibles y sostienen que sus dirigentes son conscientes de que lo son. Se trataría de, según la citadas fuentes, aparentar que el «proceso» se mueve y aferrarse a su internacionalización para llevar a cabo un acto de propaganda.
ETA lleva resistiéndose al menos año y medio a realizar algún gesto en materia de desarme. De hecho, esta resistencia fue uno de los motivos por los que el grupo de verificadores internacionales encabezados por el profesor Manninkalingam dio por imposible a la organización y abandonó en marzo las conversaciones que estaban manteniendo en Oslo con los dirigentes David Pla, Iratxe Sorzabal y, puntualmente, Josu Ternera.
Oslo expulsó a los etarras y los verificadores comunicaron al lehendakari que se habían planteado disolverse ante lo infructuoso de sus gestiones. Iñigo Urkullu les pidió que aguantasen hasta el pasado mes de septiembre y ellos se han prestado a prolongar sus aparentes funciones de mediación –aparentes porque en realidad son miembros de la izquierda abertzale quienes efectúan los contactos con los dirigentes de la banda terrorista– hasta hoy.
Su presencia en el País Vasco y la del Grupo de Contacto dirigido por el abogado Brian Currin –colocado en escena por la propia izquierda abertzale– deberían vaticinar por tanto un avance de ETA lo suficientemente llamativo para justificarla.
Como quiera que los contactos con los dirigentes de la banda se han prolongado durante tanto tiempo, han sido muchas las posibilidades que se han barajado sobre cuál iba a ser el siguiente paso de la organización en materia de desarme. Los miembros de la banda terrorista grabaron hace meses un vídeo en el que desprecintaban uno de los zulos en los que habían acumulado algunas armas y paquetes de explosivos. Se suponía que la difusión de ese vídeo iba a ser considerada como un gesto positivo.
Después los etarras se plantearon facilitar a los mediadores internacionales las coordenadas en las que se encuentran algunos de sus escondites. El plan era trasladar esta localización a los gendarmes franceses y que éstos desprecintasen los escondrijos en presencia de los verificadores, con la posibilidad de que estuvieran presentes algunos medios de comunicación autorizados.
Ninguna de estas posibilidades ha sido descartada. Sin embargo, la propia izquierda abertzale considera que cualquiera de estos pasos sería en estos momentos absolutamente insuficiente –sobre todo para justificar la presencia de los verificadores internacionales– y que lo mínimo que la banda debe ofrecer para que el anuncio tenga visos de algo importante es la oferta de garantías y un calendario de entrega.
De ese modo, los verificadores y los mediadores podrían presentarse como los avalistas de la sinceridad y de la profundidad de la oferta de la organización, que ya anunció en su último comunicado que se disponía a hacer un gesto «significativo». El siguiente paso de verificadores y, sobre todo, de los mediadores internacionales –eso ha sido lo que han hecho en el pasado de forma reiterada– sería solicitar al Gobierno algún avance en materia penitenciaria, pero también en el ámbito de los huidos y deportados de ETA. Uno de esos mediadores del grupo de Brian Currin, el profesor Alberto Spektorwsky, señaló recientemente que «tratan de salvaguardar el proceso de paz de los errores trágicos de Rajoy» y aseguró que «el Gobierno quiere humillar a ETA».
Para dar cuerpo a sus gestos, la organización terrorista dispone, según los expertos, de decenas de armas robadas en Bauvert durante la tregua de 2006 y de más de una tonelada de material para componer explosivos. Pero también le quedan granadas jotake y lanzagranadas, entre otros dispositivos.
EL MUNDO 18/02/14