Uno de los tres etarras extraditados por Uruguay en 1994, Luis Lizarralde, encarcelado en España, acaba de entregar la herencia de su padre «para pagar a las víctimas de mis delitos». Su decisión fue una noticia destacada ayer por la prensa española, aunque no tuvo mayor eco en la uruguaya.
Uno de los tres etarras extraditados por Uruguay en 1994, Luis Lizarralde, encarcelado en España, acaba de entregar la herencia de su padre «para pagar a las víctimas de mis delitos». Su decisión fue una noticia destacada ayer por la prensa española, aunque no tuvo mayor eco en la uruguaya. Es como si nuestro país quisiera olvidar un capítulo negro de su historia.
Lizarralde, condenado a 74 años de prisión por dos asesinatos, abandonó ETA hace algún tiempo y pidió perdón por haber «causado daño y creado dolor». Junto con Jesús Goitia y Miguel Ibáñez, este ex etarra protagonizó el episodio del hospital Filtro de Montevideo en cuyos alrededores cientos de uruguayos intentaron impedir que se cumpliera la sentencia de extradición. En esa asonada un joven resultó muerto y hubo diversos heridos entre el gentío convocado por el Pit-Cnt y el Frente Amplio con una participación estelar de los tupamaros.
En aquella convocatoria se insistió en que los tres eran inocentes y que el gobierno español encabezado por el socialista Felipe González iba a torturarlos. Nada de eso ocurrió y a la postre se probó que los extraditados eran autores de varios asesinatos. Goitia está libre tras haber purgado su pena en tanto Ibáñez y Lizarralde siguen entre rejas aunque este último se desmarcó de ETA y se disculpó con los familiares de sus víctimas. En esa línea, ahora les da en compensación una histórica casona ubicada en el centro de Azkoitia, Guipúzcoa, declarada monumento histórico por el gobierno vasco.
La prensa española recordó ayer los incidentes ocurridos en Montevideo cuando el gobierno de Luis Alberto Lacalle ejecutó la sentencia de extradición. Insistió en que la opinión pública uruguaya fue engañada por la propaganda pro etarra que ocultó la condición de terroristas de los detenidos y exageró sus problemas de salud tras la huelga de hambre que hicieron en el Filtro. A su llegada a Madrid bajaron por su propio pie del avión sin dar señales de debilidad.
Desde la prisión de Nanclares, Lizarralde explicó que su renuncia a ETA le causó problemas incluidas amenazas contra él y su familia. Otros antiguos miembros de la banda terrorista han seguido su camino y abjurado para siempre de la lucha armada.
Estos hechos ocurren en momentos en que ETA, muy debilitada, propone una tregua y negociaciones con el gobierno de Rodríguez Zapatero. Entre los vascos su apoyo registra mínimos históricos sin que partido alguno -incluidos los más radicales propulsores del independentismo- apruebe sus métodos violentos que incluyen la extorsión, el cobro del «impuesto revolucionario», el atentado con bombas y los asesinatos selectivos.
Sin embargo, a pesar del repudio creciente a los etarras en España, todos los años en Uruguay se realiza una marcha en recuerdo de la algarada del Filtro y de su desdichada víctima. Así, nuestro país mantiene su condición de ser el único en el mundo en donde periódicamente se celebran actos pro ETA en los cuales no se menciona que uno de aquellos extraditados ya no pertenece a la banda en tanto aquí se sigue llorando a quien murió por una causa equivocada.
Antonio Mercader, El País (Uruguay), 16 marzo 2011