No hubo sorpresas. Sánchez compareció dos minutos para decir que Illa se va, que Carolina Darias va a cubrir su hueco y el que ella deja en Política Territorial será cubierto por Miquel Iceta, entendamos lo que entendamos por cubrir. ‘Chiudere in bellezza’ podría llamarse la despedida de Salvador Illa de un Ministerio al que nunca debió acceder. Su último fin de semana al frente de la Sanidad ha batido todas las marcas, con ser este un empeño difícil: 93.822 nuevos contagios y 767 fallecidos desde el viernes, con una incidencia acumulada que se eleva ya a 884 casos por cada 100.000 habitantes, con nueve 9 autonomías que superan los 900, seis de ellas por encima del millar. Las cifras fueron a más en las últimas 24 horas: 36.500 positivos, 591 fallecidos y 893 casos de incidencia acumulada.
Las 767+541 nuevas víctimas elevan el número de fallecidos por Covid-19 a 56.749, pero nunca ha sido el cómputo de muertos el fuerte de un hombre a quien se nombró para un cargo en el que no tendría que hacer nada y le dejase tiempo libre para dedicarse a la liza electoral del PSC en las autonómicas catalanas. El número de fallecidos rebasa en 30.000 la cuenta del Ministerio.
Se fue con aplausos del Gobierno. La ministra portavoz le agradeció a su colega saliente tres aportaciones: “su humanidad, su serenidad en momentos difíciles y su capacidad de diálogo”. No le agradeció sus resultados o su eficacia en la gestión, pero muy bien pudo resaltar su modestia, que expresó ayer, en ‘La mañana de la 1’: “Creo que dejo el trabajo bastante bien encarrilado, perdón por la inmodestia, porque hemos empezado ya el 27 de diciembre con el plan de vacunación”.
Él lo tenía difícil para superar o a su presidente, que ya en la segunda ola había salvado 450.000 vidas, había derrotado a la pandemia y doblado el pico de la curva, aprovechando el viaje para recomendarnos que los echásemos a la calle sin miedo a los rebrotes para reactivar la economía. O sea que Illa tiró de tópico coloquial: “no me arrepiento de nada de lo que he hecho”. “Dejo mis responsabilidades en el momento en que lo tengo que hacer”. Illa se ha mostrado muy seguro de que el virus “va a ser derrotado” porque ahora, además, se cuenta con la ayuda de la vacuna. “Lo que sirvió en la segunda ola servirá en la tercera, la derrotaremos”.
De lo que debería arrepentirse es de lo que no ha hecho. O de no haber considerado que el momento justo para dejarlo era el de la llamada de Pedro Sánchez para hacerle el encargo. No asumirlo, vamos.
Carolina Darias es una experta en el Covid-19, nivel usuaria, porque ella se infectó en la manifestación del 8-M, aunque si por eso fuera, Sánchez podría haber nombrado a su señora, a Irene Montero o encargarle el marrón a la vicepresidenta 1ª también contamina da el mismo día. ¿Recuerdan que hasta la noche del 8 de marzo no se podía saber? Pues va a pasar lo mismo el 14-F, un eterno retorno. Apenas se termine el recuento, Carolina cantará lo que Illa ha disimulado y confinará a los catalanes después de haber votado. También se repiten otras mañas: Recuerden al vice Iglesias, negándose al confinamiento tras el positivo de su novia y asistiendo a consejos de ministros presenciales. Iván Redondo ha dado positivo, pero se han lanzado a anunciar que no ha tenido contacto en las 48 horas anteriores. No digo yo que Iván y su mandante se den piquitos como Iglesias y Domenech, pero el doctor no está para cuarentenas ni chorradas: tiene que hacer campaña en favor de Illa y si hay que mentir se miente que para eso están.