EL CORREO 20/12/12
La consejera de Educación aprecia una actitud «dialogante» en el ministro y acuerda abrir una vía de negociación bilateral.
BILBAO. La nueva consejera de Educación, Cultura y Política Lingüística del Gobierno vasco, Cristina Uriarte, dio ayer un margen de confianza a José Ignacio Wert a pesar de que se mostró muy crítica con el Anteproyecto de Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) durante la reunión que mantuvieron las comunidades autónomas con el ministro. Uriarte apreció «una actitud abierta y dialogante» en Wert y acordó con él abrir una vía de negociación directa entre Euskadi y el Gobierno central para tratar de acercar posturas en los puntos que más preocupan al Ejecutivo vasco de la polémica reforma: la «invasión» de competencias, el trato al euskera «como una lengua de segunda» frente al castellano y el adelanto de la edad de elección de la FP. Eso sí, la consejera le marcó una línea roja: «No aceptaremos cambios a peor» para la lengua vasca.
Uriarte se estrenaba en sus funciones de máxima responsable de la enseñanza en Euskadi con esta tensa conferencia sectorial de Educación, que se celebraba en plena batalla política por los cambios que planea el Gobierno de Rajoy para la escuela. La consejera pidió una ley «respetuosa con las competencias y la especificidad del sistema educativo vasco» y defendió la «autonomía real» de Euskadi para aplicar sus propias «recetas». Uriarte censuró que se deje sin competencias a las comunidades para definir los contenidos y los horarios mínimos de las asignaturas troncales y los criterios de evaluación de las materias.
Reclamó, además, que «no se discrimine al euskera» al considerar que la propuesta «jerarquiza a las lenguas». «El euskera no puede estar subordinado al castellano», insistió. En la reforma de Wert se clasifica a las asignaturas en troncales o, lo que es lo mismo, las básicas que deben ocupar la mitad del horario lectivo –Matemáticas, Historia, Lengua…– y específicas, en las que se incluye al euskera, una división que las comunidades bilingües rechazan por considerar que se convierte al idioma cooficial en materia de ‘segunda’.
«Mala interpretación»
La única concesión que hizo ayer Wert se refiere a esa clasificación. Avanzó que catalán, gallego, euskera y valenciano «tendrán el mismo tratamiento que el castellano y demás asignaturas troncales en horas lectivas» y que buscará una nueva denominación para ellas. «Ha habido una mala interpretación que vamos a resolver de forma satisfactoria», apuntó el ministro, que insistió en que la denominación de ‘troncal’ no supone que «sea más importante que las demás».
La consejera vasca defendió que la nueva ley debe prestar especial cuidado a la consecución del objetivo de que los alumnos logren el conocimiento del euskera y castellano y, «en cambio, se empeña en regular la proporción de cada lengua vehicular». Para el Gobierno vasco, cada Administración educativa debe determinar las lenguas en las que se imparten materias en su sistema educativo, «en atención a su realidad sociolingüística y al estado de normalización» de cada idioma.
Aclaró que, en todo caso, el actual modelo que funciona en la enseñanza vasca cumple los requisitos de Wert. «En el sistema educativo vasco, de facto, se imparten materias en castellano incluso en la línea euskaldun», explicó. Sin embargo, destacó que en ese modelo de inmersión lingüística –el D– no todos los estudiantes alcanzan el conocimiento de euskera requerido. «En cambio, en castellano, el mismo alumnado está obteniendo unos resultados por encima de la media española», dijo. Por ello, reprochó al Ejecutivo central que plantee un problema «donde no existía (priorizar el español) y, sin embargo, no aportan ninguna solución a nuestra verdadera necesidad». «No aceptamos cambios a peor para el euskera», insistió.
Tras casi tres meses de debate, el Gobierno consiguió ayer el respaldo mayoritario de las comunidades a la reforma educativa. Eso sí, sin lograr el ansiado «consenso» reclamado por el ministro José Ignacio Wert, que no logró sumar ningún nuevo apoyo. Y es que el proyecto salió de la conferencia sectorial solo con el respaldo de las autonomías gobernadas por el PP y Navarra.
El texto, idéntico al mismo que fue presentado en la anterior reunión en los puntos clave, fue rechazado por cinco comunidades. Cataluña y Andalucía fueron las más beligerantes al pedir la retirada del texto por no variar «ni una coma» los puntos más conflictivos referentes al uso del catalán, el reparto competencial o la financiación de los centros privados. Cataluña reiteró que el modelo de inmersión lingüística es «innegociable». En enero todos volverán a verse las caras para discutir la memoria económica de la reforma.
EL CORREO 20/12/12