Tonia Etxarri-El Correo
El PP de Alfonso Alonso celebró su convención el pasado mes de septiembre para marcar su estrategia de centro liberal constitucionalista en Euskadi. Para redefinirse y, entre otras cosas, dejar de funcionar como una sucursal de Madrid. Pero, a la vista de los ‘tempos’ que está marcando Pablo Casado para dar su visto bueno a la candidatura de su líder en el País Vasco, no parece haberlo conseguido.
El lehendakari Urkullu está jugando con la especulación sobre la fecha para convocar elecciones autonómicas: ¿Las adelanta a abril o las mantiene en octubre que es cuando vence la caducidad de la legislatura? ¿La agenda independentista catalana acabará condicionando la del Gobierno vasco?
Saldremos de dudas en cuestión de días. Pero todos los partidos vascos, por si acaso, ya han designado a sus candidatos. Todos menos el PP que, mientras en Génova están deshojando la margarita pendiente de su negociación con Ciudadanos, sin tener alternativa a Alfonso Alonso no acaba de decidirse por aclamarlo como candidato a lehendakari. Una situación que, independientemente de quién acabe siendo el elegido, está debilitando a esta formación. El paréntesis no provoca otro efecto que el de la imagen de indecisión y de vacío de poder que, desde Génova, deberían acortar si no quieren que su partido afronte la próxima campaña en una posición de desgaste desde la casilla de salida.
La reunión que la junta directiva del PP vasco celebra hoy con carácter de urgencia es para arropar a Alonso como único candidato. Nadie dice que Casado lo haya rechazado pero como aún no lo ha promocionado el cónclave tiene un carácter de toque de alarma. Una escenificación preventiva. Por si acaso. Un aviso a Génova para que no se escude en la negociación entre el PP y Ciudadanos.
Alonso es un defensor de las alianzas electorales con Ciudadanos desde el pasado mes de marzo. Pero, en el caso de Euskadi, no resulta concebible que se haga de igual a igual cuando el PP tiene 9 escaños en el Parlamento y Ciudadanos, ninguno. Se mueve en una maraña de contradicciones porque ya ha comprobado que la fragmentación del centro derecha les ha quitado votos.
Los ‘pata negra’ del PP como Cayetana Álvarez de Toledo le critican porque no lo ven firme frente al nacionalismo. Y Alfonso Alonso, que este año ha dejado de apoyar los Presupuestos de Urkullu, niega la mayor. El PP vasco le defenderá hoy porque es un referente. Temen que si acaba aterrizando otra opción se prolongaría la fuga del voto útil hacia el PNV.