EL MUNDO 30/01/14
· En un informe de 80 páginas explica con detalle cómo desmontar el discurso secesionista
Hasta el título está medido al milímetro. 20 preguntas con respuesta sobre la secesión de Cataluña. Para que quede claro. La fundación que preside José María Aznar (FAES) hizo público ayer un extenso informe de 80 páginas que repasa uno por uno los puntos clave del discurso independentista catalán, encabezado por Artur Mas, y los desmonta con dureza y profusión de datos.
El documento, cuidadosamente redactado, hace su aparición en escena en vísperas de la apertura de la Convención Nacional del Partido Popular, una cita a la que acudirá prácticamente todo el PP, y que tiene como objetivo cobrar impulso para la segunda etapa de la legislatura y para afrontar la cita con las urnas europeas el próximo 25 de mayo, pero en la que, a lo largo de su prolijo programa de intervenciones, no figura ni una sola dedicada en exclusiva al problema soberanista catalán.
Como si quisiera cubrir la falta de concreción que ha demostrado el Gobierno en relación con este problema, la fundación de Aznar toma la delantera urgiendo desde las primeras páginas del documento «a la sociedad española, y especialmente la catalana», a «reaccionar contra quienes quieren imponerle un proyecto de involución y retroceso».
El informe parte de la base de que «el secesionismo no cabe en la UE porque atenta contra el espíritu y el sentido de todo el proceso europeo», y recalca: «El secesionismo amenaza con extender sobre todos los catalanes una reputación rupturista y contraria al constitucionalismo».
A partir de ahí analiza el argumentario de tinte histórico que han desgranado los nacionalistas y rebate la idea de la Constitución caduca que esgrimen. «La Constitución española es también la Constitución de los catalanes, que la celebraron masivamente», apoyándola con sus votos. Y también recuerda que el Estatuto de 1979 recabó mucha más participación y respaldo que el de 2006, parte del cual fue considerado inconstitucional por el TC. Para FAES, «el discurso secesionista niega a los catalanes sus más importantes contribuciones a la cultura política europea, como lo es su participación en el proceso constituyente español».
En relación con el anuncio de la consulta, el próximo 9 de noviembre, y las preguntas que se someterían a los catalanes, el documento apunta que «ni cabe un referéndum con una pregunta inconstitucional ni la comunidad autónoma catalana tendría competencia para convocarlo». Así, precisa que «sólo por voluntad de todos se puede cambiar lo que se construyó por voluntad de todos. De lo contrario ningún país proporcionaría a sus ciudadanos seguridad jurídica».
También recalca que «votar es un acto contrario a la democracia cuando no se realiza de acuerdo a la Constitución y a las leyes», y recuerda que durante el proceso constituyente español, el derecho de autodeterminación fue debatido y rechazado por 24 votos contra uno y sin abstenciones en el Congreso. Los representantes catalanes votaron en contra.
Para FAES, la hoja de ruta de Artur Mas está concebida «como un proceso de enfrentamiento». Se trata, afirma, de un «empeño dañino socialmente, antihistórico, gravemente lesivo económicamente para España y para Cataluña, que socava la democracia y cuestiona el Estado de derecho».
Y concluye con los aspectos económicos afirmando que «conduciría a Cataluña a la quiebra» y apuntando, en relación con el famoso «España nos roba», que, en función de la metodología que se emplee para calcular el saldo fiscal catalán, el trato que recibe esta comunidad ha llegado incluso a deparar superávit en algunos años.
Por supuesto, el informe no olvida señalar que una Cataluña fuera de España quedaría «fuera también de la UE y del euro», lo que expondría su economía a una gran inestabilidad y generaría «una prima de riesgo muy elevada y un coste de financiación insoportable». La región tendría que «reorientar drásticamente su comercio exterior» y se vería duramente afectada por la «barrera arancelaria» que implicaría su salida automática de la Unión.
«Es evidente», añade, «que para muchas empresas sería catastrófico perder el mercado español y, posiblemente, harían algo para evitarlo». Como datos, aporta que un tercio del empleo en Cataluña depende directamente de exportaciones al resto de España y su PIB caería entre el 19 y el 24%, es decir, un impacto cuatro veces superior que el que ha provocado hasta ahora la crisis.
Y a todo ello se añade el que los nacionales de una Cataluña escindida no tendrían libertad de movimiento en la UE, salvo acuerdo unánime de los países miembros, ni sus empresas se beneficiarían del mercado único.
El documento finaliza concluyendo: «El resultado de la secesión es claro desde el punto de vista jurídico, político, económico, social e internacional: debilidad institucional, empobrecimiento severo y aislamiento internacional».