Falacia sobre falacia

EL CORREO 25/02/14
LORENZO SILVA

Una falacia mil veces repetida sigue siendo una falacia. Y más aún cuando no se trata de una falacia simple, sino de la suma de varias, una encima de otra. Cuando se dice que ETA ha realizado el gesto de entregar unas armas, dentro del proceso de paz emprendido por la banda, se establece un récord de inexactitudes por línea. Merece la pena señalarlas una por una.

Entrega de armas. Pues no, y así se desprende de la declaración ante el juez de los propios verificadores internacionales (curiosa figura, dicho sea de paso, designada con la aquiescencia de los que han de ser verificados, y sin el menor respaldo de aquellos que como agredidos habrían de dar por buena la verificación). Los etarras les enseñaron unas armas, hicieron un paripé con un precinto y se las volvieron a guardar, en el mismo estado de uso en que venían. Tanto titular, tanta foto y tanto Guernica de Picasso para lo que no es más que una exhibición del género. Si en las tiendas cobraran por enseñar la mercancía, sin entregarla, los tenderos nadarían en la opulencia.

Gesto. Dejando aparte que con las armas de marras no se ha hecho nada, aparte de pasearlas, tildar semejante acción de gesto es de una ligereza estupefaciente. Para entendernos, dejar de matar a traición, o renunciar a las herramientas para hacerlo (si a tal hubieran llegado, que no consta ni siquiera en la medida irrisoria de las armas exhibidas) sería un gesto si seguir pegando tiros o poniendo bombas tuviera alguna justificación o pudiera considerarse revestido de alguna remota legitimidad. Dejemos a quienes logran construir argumentos que disculpan el asesinato de niños, ciudadanos que pasaban por allí o padres en presencia de sus hijos, el monopolio de dichas justificaciones. Y que les aproveche.

Proceso de paz. Quien se dedicó durante medio siglo a romperla con sus acciones armadas lo tiene tan fácil que no necesita de proceso alguno para que la paz se instaure, de una vez y para siempre. Basta con que desista sin más de su siniestra y estéril estrategia de aterrorizar a los demás, declare agotado su proyecto y, como alguien ha dicho, se deshaga de sus armas o señale dónde están para que quien proceda se deshaga de ellas.

Emprendido por ellos. Que a estas alturas alguien pretenda sostener que ETA, o la izquierda abertzale, han emprendido un proceso hacia la normalización de la convivencia en el País Vasco y España por el que les debamos estar agradecidos desafía no solo el sentido común y nuestra paciencia, sino el respeto que puedan merecer sus razonamientos. Lo que aquí hay es muy sencillo y lo corrobora una multitud de hechos. Ya está bien de jugar a atribuirles méritos y ponerles medallas, o medallitas, a quienes simplemente han sido barridos por la historia, la Guardia Civil y el Estado de Derecho.