El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, está muy ‘comedido’, por decirlo suavemente, frente a los escándalos del caso Koldo y los negocios de Begoña Gómez y pide prudencia y moderación en el PP. Y así, y tras haber tenido que aceptar la candidatura de Alberto Fernández como cabeza de cartel del PP en Cataluña para los comicios del 12 de mayo, ahora nos dice que la clase política actual, incluida la del PP (sic), es la peor de los últimos 45 años.
Y al mismo tiempo, revela Feijóo dice que no pretende hacer declarar a Begoña Gómez en la comisión de investigación de la corrupción del Senado por un presunto caso de tráfico de influencias, porque según Feijóo ‘ese no es su estilo de hacer política’. Incluso Feijóo asegura que tampoco sabe si llamará a declarar a Sánchez en el Senado, aunque insiste en que el presidente tiene muchas cosas que aclarar y que el PP le obligará a responder.
Feijóo, que no menciona a Begoña para que Bolaños no lo señale como ‘un miserable’, está de pronto muy enfadado con Sánchez, al que le dice casi de todo pero sin más señalamientos, y de pronto también suave como la seda. E incluso no descarta que, en su momento y más adelante, el PP pueda llegar a acuerdos políticos con Junts y con el PNV.
Estamos, pues, ante la versión de un Feijóo ‘moderado’ que causa desconcierto en el PP, donde sus dirigentes continúan con la ceremonia, compartida con el PSOE, de la bronca nacional en las nuevas comisiones de investigación del Congreso y del Senado. Pero Feijóo ha decidido colocarse por encima de la melé, lo que incluye una razonable preocupación en las bases del partido y en parte de la dirección en Génova 13, donde se temen que el PP recibirá unos malos resultados en las elecciones del País Vaco y Cataluña, los días 21 de abril y 12 de mayo, respectivamente.
En las últimas semanas se está detectando, a causa de la crispación del debate político nacional, un creciente malestar en la ciudadanía en contra de la clase política, lo que podría tener como consecuencia de un aumento notable de la abstención
Porque puede ser que esos dos posibles malos resultados del PP en los comicios vascos y catalanes le den a Sánchez un respiro y la oportunidad de ‘salvar los muebles’ en las elecciones europeas del 9 de junio. Lo que, de ocurrir, sería un serio descalabro político y personal para el líder de la derecha.
De manera que todo apunta a que Feijóo va a dejar la labor de la oposición a Sánchez en manos de los medios de comunicación conservadores, mientras él se nos pone de perfil para que, a partir de ahora y como a lo mejor se lo aconsejó su oráculo Michavila, el político gallego vaya adoptando una pose de calculada moderación, que además él considera que va en consonancia con ‘su estilo de hacer política’.
La explicación a esta nueva actitud de moderación de Feijóo estriba en que en las últimas semanas se está detectando, por causa de la crispación del debate político nacional, un creciente malestar en la ciudadanía en contra de la clase política lo que podría tener como consecuencia de un aumento notable de la abstención en las elecciones europeas del 9 de junio.
Elecciones en las que el PP esperaba derrotar ampliamente a Sánchez, convirtiendo esos comicios en un plebiscito nacional sobre la ley de amnistía y los pactos de Sánchez con los nacionalistas. Pero si el PSOE obtiene un buen resultado en el País Vasco para pactar con el PNV un nuevo gobierno en Vitoria, a pesar del esperado ascenso de Bildu, y en Cataluña el PSC gana las elecciones y Salvador Illa lograra, con la ayuda de ERC y En Comú, presidir la Generalitat, en ese caso Sánchez llegaría en buenas condiciones para amortiguar en las elecciones europeas el desgaste acumulado del PSOE.
Y eso sería una mala noticia para Feijóo, que sería acusado de ‘blandito’ en el PP, lo que dañaría su liderazgo y daría alas a Sánchez para avanzar en la legislatura.
Los casos de Begoña
Mientras tanto, siguen creciendo las sospechas sobre un posible caso de tráfico de influencias de Begoña Gómez, la esposa del presidente, por causa de las ayudas recibidas para sus trabajos empresariales y docentes por parte de empresas y ‘promotores’ que, como Globalia o Carles Barrabés y The Valley, se han beneficiado de importantes ayudas o de subvenciones del Gobierno: 800 millones en el rescate de Air Europa del Grupo Globalia; y 10 millones en tres concursos públicos del promotor Barrabés.
Rescates y subvenciones donde Begoña firmó cartas de apoyo, además de haber mantenido reuniones en Globalia los en días en los que el Gobierno aprobó el rescate de Air Europa, sin que Sánchez se abstuviera de votar en el Consejo de Ministro por un posible ‘conflicto de intereses’ como el que sin éxito ha denunciado el PP.
De lo que se deduce que aquí hay ‘gato encerrado’ o que Begoña tiene ‘Baraka’ y allí donde aparece todo le sale bien a sus variados mecenas, que no se saben cuántos son porque se dice que aún pueden aflorar nuevos casos. Lo que de ser cierto complicaría la situación de Sánchez dejando en evidencia la moderación de Feijóo.
Hace pocos días y a raíz de ese otro escándalo de fraude fiscal (reconocido por él) del novio de Isabel Díaz Ayuso, Alberto González Amador, Arcadi Espada publicó un artículo en el diario El Mundo en el que decía: ‘El presidente del Gobierno, justiciero y descontrolado, ha exigido en el Congreso que Isabel Díaz Ayuso dimita de su cargo de presidenta de la Comunidad de Madrid. Me decepcionó. Habría sido mucho más interesante que le exigiera su dimisión como novia’.
El divorcio, un asunto menor
Pues bien, no parece que Isabel vaya a romper su amorosa relación, pero alguien, si crecen los escándalos de Begoña, podría pedirle a Sánchez que se divorcie para seguir en el poder. Lo que no sería algo descabellado porque si Sánchez ha pactado una ley de amnistía inconstitucional con varios políticos nacionalistas y delincuentes para su investidura y seguir en el poder, lo del divorcio en serio, o ‘en diferido y en simulación’ -como se dijo en el caso de la indemnización de Bárcenas en el PP- parecería un asunto menor.
Y así estamos, mientras avanza la tensión en las comisiones de investigación y en las campañas electorales del País Vasco y Cataluña y mientras crece de cara a los comicios europeos de junio el fantasma de la abstención, motivo por el que Feijóo pide ahora más moderación