El expresidente del Gobierno considera que el Gobierno «tiene que contar con todas las fuerzas políticas para llegar al máximo consenso» en las medidas que hay que tomar en la crisis del coronavirus y, por lo tanto, cree que «no tiene ningún sentido» que el Parlamento esté paralizado. De la misma manera, cree que debe mantenerse un diálogo «permanente» con los interlocutores sociales y avisa que «los gestos de menosprecio» restan «capacidad de presente y de futuro». Es más, subraya que no habrá empleo sin empleadores «ni las empresas privadas podrán ser sustituidas por la tentación estatalizadora«.
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En una tribuna en el diario El País, bajo el título ‘El interés general y el papel del Estado’ González asegura que en situaciones como las actuales, de «extrema excepcionalidad, es «importante reflexionar sobre dos elementos esenciales de la democracia: la defensa del interés general y la dimensión política que existe en toda crisis».
El primer punto, según explica, «atañe muy principalmente al Gobierno central, que tiene que actuar siempre, y muy precisamente, en defensa de ese interés general». Y para ello, recuerda que la propia Constitución dispone en su artículo 128 que «la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general».
El expresidente señala que las constituciones europeas, entre ellas la española, hacen «compatible la economía de mercado con lo que se vino a llamar la «economía social de mercado». «En España no se puede aludir al artículo 128 sin reconocer y cumplir con el resto de principios constitucionales», subraya.
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González considera que el «enorme desafío», tanto sanitario como económico-social, «cargado de incertidumbres», que plantea la pandemia exige que el Estado «asuma ese papel previsto en el artículo 128 de la Constitución, respetando todo su contenido» y respondiendo «a la defensa del interés general».
Así, señala que cuanto antes acaben con el virus, «más fácil será salir de la emergencia económica y social». Por eso, cree que el interés general debe llevar a tomar todas las medidas sanitarias para frenar y superar la pandemia y «todas las que preserven al máximo» el aparato productivo «para que la salida socioeconómica sea eficiente».
Poner en valor el «tejido empresarial» sin «menosprecios»
«Si no somos capaces de poner en valor nuestro tejido empresarial, desde el autónomo, pasando por las pymes y las cooperativas, hasta las grandes empresas de todos los sectores, interpretamos mal, o sectariamente, el interés general que invocamos», dice, para añadir que el tejido productivo del que depende el empleo y el bienestar es un «gran entramado interdependiente, con protagonistas privados y públicos a los que hay que defender y ayudar a superar este desafío».
Por eso, resalta que el «primer requerimiento de la acción de gobierno en la dimensión socioeconómica es el diálogo permanente con los interlocutores sociales» y añade que «no se trata de sustituir a los actores económicos y sociales» porque eso llevaría «a fracasos ya constatados». A su entender, se trata de «avanzar en decisiones que permitan salir de la crisis sanitaria, lanzando la actividad con el menor daño para empresas y trabajadores».
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En este sentido, cree que «los gestos de menosprecio, cuando no de agresiones injustificadas, restan capacidad de presente y de futuro», ya que, según argumenta, las empresas tienen un conocimiento mucho más preciso de la realidad en la que se mueven y los sindicatos también viven directamente esa realidad y son «imprescindibles» para que el diálogo «sea fructífero».»No habrá empleo sin empleadores, ni las empresas privadas podrán ser sustituidas por la tentación estatalizadora que nos conduciría al fracaso. Nada hay más equivocado en esta emergencia que buscar culpables en lugar de sumar esfuerzos«, advierte, en un mensaje directo, aunque velado, a Pedro Sánchez.