Jon Juaristi-ABC
- A la siempre querida y admirada memoria de Chiquito de la Calzada
Resulta que el martes, al anunciar la dimisión de Lobato, la presentadora de Antena Tres Noticias se refirió varias veces al desdichado exlíder socialista madrileño llamándolo Antonio Lobato, como el famoso comentarista de la Fórmula 1 (famoso entre los adeptos al género, que deben de ser muchos, según me cuentan). Incluso después de reconocer deportivamente el lapsus, la presentadora volvió a incurrir en el mismo, quizá con algo de recochineo levemente sádico. Y es que, si antes de su dimisión Juan Lobato nunca fue gran cosa, después de la misma no le quedaba ya ni sombra de lo poquísimo que había sido hasta entonces. Cancelación se llama esa figura. O «errejón de muerte», en vasco.
No soy un adepto a la Fórmula 1, pero sí un adicto a los debates parlamentarios de la Asamblea de Madrid, el mayor espectáculo del mundo, superior con mucho a los combates de fieras del circo romano que me han dicho que salen en Gladiator 2, aunque seguro que palidecen junto a los de Madrid-Entrevías, donde puede verse en sesión contínua a Jezabel Díaz Ayuso como un tigre siberiano masacrando zorras (puede que me haya pasado un par de pueblos en el símil, pongamos ‘perrillas’ o bueno, vale, dejémoslo en ‘comadrejas’) o como el Rey León exterminando hienas, pero quitándose de delante al Lobito Feroz con un solo zarpazo cariñoso, si bien esta última parte ya nunca la volveremos a ver. Qué pena.
Pero qué esperabas, Lobato, alma cándida. Para qué creías que te habían puesto ahí. Pues solo para eso, para cumplir a rajatabla las consignas del Puto Amo que te llegaran de Moncloa a través del chat de Pilar Sánchez Acera o de cualquier otro bedel acreditado en la Casa. Anda que no es tonto el Saunas, como para darte órdenes directas, qué te has pensado. Todos sois Putos Fistros suyos, mandados, pelanas, desde el Alvarone hasta el último mico, y como Putos Fistros vuestra obligación es filtrar lo que se os mande, no ir al notario. Si el Boss necesitara un notario, lo haría ir a Moncloa, como a los rectores.
Los mantras del tipo «yo no tengo la culpa, yo no tengo la culpa», se quedan para los putos esclavos que envía a batirse por Él, ya sea a la ciénaga de Valencia o a los idus senatoriales de marzo o de noviembre. Tú no te batiste en marzo, llora en noviembre. Pero no hagas más el ridículo. No digas que te vas porque no quieres montar una guerra civil en tu partido. ¿Quién crees que te iba a seguir? ¿Tudanca, García-Page? Tudanca no es nadie, y García-Page, solo el bufón del Puto Amo, al que le divierte, como a todo déspota que se precie, un puto esclavo que refunfuñe a todas horas. Se parte de risa con él. Desengáñate, Antonio, de tí sólo quedará, si acaso, la variante de un modismo castizo: «Don Juan Lobato, aquí lo pillo y aquí lo mato». Pues eso, HDP, o sea, «descanse en paz» en idioma sanchista.