Francia implica e Europa en la guerra contra el IS

EL MUNDO 18/11/15

· Invoca la claúsula de solidaridad que obliga a los socios de la UE a asistir a un miembro en caso de ataque.
· París coordina con Moscú los ataques en Raqqa.

Ayer por la mañana, por primera vez en la historia, Francia invocó el artículo 42.7 del Tratado de la UE solicitando el apoyo inmediato de todos los socios en materia de Defensa. Un paso llamativo, rimbombante pero cuyo significado y alcance es del todo desconocido. París pidió apoyo y un mensaje contundente, y lo obtuvo de forma unánime y sin el menor reproche. Pero un mensaje político, nada más. Los siguientes pasos, si es que los hay, tendrán que ser definidos de forma individualizada y en un cara a cara con cada país. Según la necesidad y la voluntad, según las líneas rojas marcadas por cada capital.

Hollande no sabe todavía qué quiere hacer ni cómo, pero sabe que no quiere ni debe hacerlo solo. Quiere el apoyo, la implicación de los 28 y de la comunidad internacional en la lucha contra el Estado Islámico. «He hecho valer a mis colegas que Francia no puede hacer todo», señaló el ministro galo, Jean-Yves Le Drian.

La estrategia, aún sin definir, tiene que ser global, a todos los niveles. El de Interior, con la reunión del próximo viernes en Bruselas en las que se darán los pasos necesarios para un listado de pasajeros sospechosos (PNR en sus siglas en inglés). A nivel de Exteriores, como vieron los responsables el lunes con ayuda a los países en guerra. A nivel económico, con una flexibilidad ad hoc para que el Hexágono no cumpla los objetivos de déficit de los próximos años para gastar más en la lucha. Y desde luego a nivel de Inteligencia y puramente militar.

Francia no invocó el artículo V de la OTAN , que activa una respuesta conjunta ante la agresión de uno de los miembros, sino el artículo 42.7 del Tratado de la Unión Europea, que establece que «si un Estado miembro es objeto de una agresión armada en su territorio, los demás Estados miembros le deberán ayuda y asistencia con todos los medios a su alcance, de conformidad con el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas». Una decisión que cogió por sorpresa a sus colegas europeos, que no saben qué esperar y si están dispuesto a seguir la iniciativa de Hollande a cualquier precio.

«Hoy Francia pide la ayuda y asistencia de toda Europa, y toda Europa, unida, responde sí», aseguró la responsable de la diplomacia de la UE y vicepresidenta de la Comisión, Federica Mogherini. «La Unión Europea, a través de todos los ministros de Defensa de todos los Estados miembros, expresa de manera unánime su total apoyo y disposición a conceder toda la ayuda y asistencia requerida y necesaria».

¿En qué consistirá esa ayuda? Ahora mismo nadie lo sabe, ni seguramente Le Drian. El artículo al que se han acogido incluye la ayuda militar, pero no sólo ni forzosamente. «Habrá reuniones bilaterales de Francia con cada país y la Unión Europea probablemente lo que haga sea coordinar algunos aspectos de esa contribución bilateral», explicó el ministro español Pedro Morenés. Las peticiones se harán de forma individualizada y pueden incluir desde apoyo diplomático al uso de bases e incluso, y es el escenario que más preocupa, que el Gobierno francés pida que otros se unan a los bombardeos contra el Estado Islámico que comenzaron en septiembre.

Los titulares de Defensa escucharon ayer a su colega francés explicar cómo en la madrugada del lunes al martes la aviación gala desplegó 10 aparatos, Rafale y Mirage, desde Jordania y Emiratos Árabes Unidos, y bombardeó diversos objetivos en Raqqa, la capital del Califato, en Siria. Y cómo, de forma prácticamente simultánea, cazas rusos atacaban la misma ciudad.

La confirmación en Moscú de que el avión de pasajeros que se estrelló este mes en Egipto sufrió un atentado con explosivos ha cambiado el modo del proceder del Kremlin, que ayer ordenó a sus órganos militar mejorar la sintonía con Francia, tratarlos «como aliados» y, como se vio esa misma noche, coordinar esfuerzos en los bombardeos.

«Ni Francia de forma bilateral, ni de forma multilateral, se nos ha pedido nada», indicó enseguida Morenés. No todavía al menos. Preguntado sobre cuándo se producirá ese encuentro bilateral con su homólogo galo, añadió que no lo sabía, pues «somos veintiocho países. Tendré una comunicación con el ministro francés, como la tengo de forma permanente. Él tiene mi teléfono».

El ministro español insistió en que nuestro país ya está colaborando de forma activa sin necesidad de que nadie lo pida. «Es una lucha común, de todos nosotros. España, de una manera especialmente preventiva, que es como se deben hacer las cosas, ya está comprometida desde hace tiempo en esa lucha. En Afganistán, en Irak, en Mali, en Somalia».

Morenés, eso sí, evitó en todo momento pronunciarse sobre cuál sería la postura española si el Gobierno de Hollande pidiera que nos sumáramos a los bombardeos, que ayer se desarrollaron por tercera noche consecutiva. «No descarto nada porque no he hablado con el ministro francés de forma bilateral. Las líneas rojas de España las marca el presidente del Gobierno. España está ya comprometida en la lucha antiterrorista. Tenemos 300 personas en Irak formando a los batallones suníes y ni la alianza anti IS ni Francia de forma bilateral nos han pedido nada más».

En la misma línea, la ministra alemana de Defensa, Ursula Von Der Leyen, coincidió al recalcar que París no ha pedido por el momento nada concreto. Y su colega de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, quien dejó claro que Berlín no desea unirse a los ataques aéreos en Siria.

El resto de colegas explicaron a la salida que están más que dispuestos a compartir información y que «es esencial» para garantizar la seguridad, pero descartaron proporcionar tropas o una implicación militar, al menos por el momento. Todos quieren la unidad política, pero nadie está dispuesto a entregar un cheque en blanco en caliente.

La caza a los cómplices de los atentados de París continúa con controles y redadas en Francia, Bélgica y otros países europeos. Sin embargo, Salah Abdeslam, el octavo terrorista, continúa desaparecido. Y no sólo eso, según las autoridades francesas, hay otro yihadista en fuga. Se trataría de un noveno miembro del comando que el viernes mató a 129 personas en París, del quien hasta ahora no se tenía noticia y del que la policía no ha filtrado ningún dato.

Un total de 128 redadas se llevaron a cabo en la noche del lunes al martes en distintas ciudades francesas, incluida Toulouse. Además 115.000 policías, gendarmes y militares han sido movilizados a lo largo y ancho de todo el país galo para hacer frente a nuevas amenazas yihadistas, según anunció el ministro del Interior. Sin embargo, ayer se decretó un nuevo cierre de la Torre Eiffel al no poderse garantizar la seguridad necesaria.

«Le aconsejo que se rinda a la policía, de manera que pueda aclarar toda esta historia», era el llamamiento que hacia ayer a Salah Abdeslam uno de sus hermanos, Mohamed, quien fue arrestado y puesto posteriormente en libertad al considerar que es ajeno a los atentados. «No tenemos ni idea de dónde puede estar», indicaba a la cadena de televisión francesa BFM respecto al paradero de su hermano, para después destacar que antes de cometer los atentados de París Salah y Barhim (uno de los kamikazes que atacó el café de Rue Voltaire) le dijeron a su madre «que se iban a esquiar». «Toda mi familia y yo condenamos cualquier forma de violencia. Estamos impactados con lo sucedido», añadió.

El que sí ha sido detenido es el artificiero que, según todos los indicios, preparó los explosivos utilizados por los kamikazes durante los atentados de París. Se trata de un belga de 27 años llamado Mohamed Amri, quien ha sido detenido junto con Hamza Attou, de 21, acusado éste último de haber colaborado en la preparación de los cinturones explosivos con los que los kamikazes se volaron por los aires. El octavo terrorista recurrió precisamente a Hamza Attou la noche del viernes para pedirle que le ayudara a salir de la capital francesa tras los atentados: «¿Puedes ayudarme? ¿Puedes venir a recogerme a París. Te pago la gasolina y los peajes». El propio Amri ha declarado que, tras conseguir pasar el control fronterizo en el que el sábado por la mañana la policía francesa les dio el alto antes de dejarles proseguir rumbo a Bélgica, dejó a Salah Abdeslam junto al estadio de Bruselas. El mismo lugar donde estaba previsto que ayer se disputara un partido de fútbol amistoso entre Bélgica y España, que fue suspendido por «riesgo real de atentado».

Todo indica que Abdeslam y sus cómplices llegaron a París dos días antes de que se cometieran los atentados, alojándose en dos habitaciones en un hotel de la barriada de Alfrontville, tres kilómetros al sudeste de París. Según el semanario Le Point, en las dos habitaciones en cuestión han sido halladas jeringuillas, agujas, cables, tubos, restos de pizza procedente de un establecimiento cercano y chocolate comprado en la máquina dispensadora del hotel. La policía científica francesa está buscando huellas dactilares y restos biológicos que permitan identificar a los yihadistas.

Y también ha sido encontrado un segundo refugio de los terroristas: dos habitaciones en un apartahotel de Alfortville. Las habitaciones fueron reservadas a nombre de Salah.

Asimismo ha sido registrado el apartamento de un hermano de Salah Abdeslam: Brahim, de 31 años. Brahim gestionaba un bar en Molenbeek, la barriada árabe de Bruselas, en el que al parecer se consumían drogas y en su vivienda se han encontrado unos teléfonos móviles que podrían haber utilizado los terroristas.

Además, un coche alquilado por Salah Abdeslam y que podría haber sido utilizado en la preparación de los ataques de la noche del viernes fue encontrado ayer por la mañana en París, en el distrito 18. Se trata de un Clio de color negro y al parecer se empleó en la preparación de los ataques.

Por otra parte, en el oeste de Alemania, ayer fueron detenidos siete sospechosos, informa Guillem Sans Mora desde Berlín.Sin embargo el ministro del Interior, Thomas de Maizière, informó posteriormente de que no parecen tener «una relación directa» con los ataques.

EL MUNDO 18/11/15