El tiempo de cambio ya comenzó a perfilarse en el año 2000 con las movilizaciones ciudadanas contra el nacionalismo obligatorio, pero no se visualizará hasta que un socialista presida el nuevo Gobierno vasco. La frase que destaca «la buena disposición por parte del PP que valoramos positivamente» pertenece a José Blanco. Como lo leen.
Unas horas antes de que se acreditaran los parlamentarios socialistas en el hemiciclo de Vitoria, José Blanco, acogiéndose al principio político de tener que hacer de la necesidad virtud, rompió el hielo para hablar bien del PP. Algo insólito. El mismo dirigente que se ha dedicado durante años, lunes tras lunes, a colocar su mensaje contra el principal partido de la oposición, ahora, con su reconocimiento al buen hacer del partido de Antonio Basagoiti y, por elevación, de Mariano Rajoy dio ayer por inaugurada la nueva etapa que se inicia en Euskadi.
Un tiempo de cambio que ya comenzó a perfilarse en el año 2000 con las movilizaciones ciudadanas contra el nacionalismo obligatorio, como se encarga de recordar estos días Fernando Savater, pero que, sin duda, no se visualizará hasta que un socialista entre en Ajuria Enea para presidir el nuevo Gobierno vasco. Porque la frase que destaca «la buena disposición por parte del PP que valoramos positivamente» pertenece a José Blanco. Como lo leen.
Porque la situación que han provocado las urnas en Euskadi no ofrece muchas más combinaciones que la del gobierno en minoría del Partido Socialista con el apoyo estable del PP, si de verdad se apuesta por el cambio, aunque el nuevo lehendakari intente sellar acuerdos con otras fuerzas políticas. Por mucho que el PNV se resista, con sus 30 escaños, además de reivindicar su legítima aspiración a repetir mando en plaza, por mucho que algunos jeltzales estén ejerciendo de agoreros, apostando por una legislatura de corta duración, mientras Urkullu se entretiene ‘puenteando’ a los socialistas y populares con sus jefes nacionales, Patxi López sigue el camino hacia Ajuria Enea.
Hoy hace exactamente una semana que empezó su ronda de consultas y ayer cumplió con el protocolo de la acreditación de su grupo. Todos menos Egiguren, que le pilló el momento fuera de sitio. Patxi López no está perdiendo un minuto de su tiempo. Se están dando avances con el PP pero, como no quiere descartar otros apoyos durante su mandato, se acoge a la fórmula de los pactos preferentes, aunque no excluyentes.
De ahí que ayer hablara de la fortaleza del próximo Gobierno. Para tranquilizar a los propios y acallar a los ajenos. El PNV, para que se produzca el cambio que reclaman los votantes socialistas y populares, tendrá que hacer mudanza. Probablemente CiU haya dado ya algunas pautas de comportamiento al PNV sobre cómo pasar a la oposición sin perder los papeles en el intento. Ellos lo hicieron. Sin llamar golpistas a quienes los desplazaron. Lo cierto es que ha empezado a notarse el frío en la oposición.
Los socios del PNV están desorientados. En la izquierda de Madrazo, hechos un lío con la titularidad de los cargos. El barco de EA naufragando. La emergente Aralar, sin embargo, poniendo a Otegi en su sitio al decirle que la unidad abertzale exige separarse de ETA. Una exigencia en la que no reparó, desde el PNV, el propio Egibar. Todo un síntoma.
Tonia Etxarri, EL DIARIO VASCO, 18/3/2009