IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO
Euskaltel mantuvo siempre una relación especial con la Administración vasca. El lehendakari José Antonio Ardanza ocupó muchos años la presidencia de la compañía, en la que nada se ha hecho sin el visto bueno del partido guía. Y la empresa devolvió ese cariño con su apoyo a iniciativas culturales y deportivas de primer orden y de enorme impacto popular. La ‘marea naranja’ abarrotando las pendientes del Tourmalet suponía una operación de marketing que desbordaba con mucho el espacio empresarial para entrar de lleno en el imaginario colectivo. Pero cuando navegas en aguas por donde abundan los tiburones, se corre el riesgo de que te muerdan. MásMóvil también es una empresa vinculada al País Vasco, qué duda cabe. Pero es una empresa, no un sentimiento de pertenencia.
Los coqueteos de MásMóvil con Vodafone no han llegado a nada -al menos de momento- y Euskaltel se ha convertido en el plato principal de la cena. Un final que, como digo, cuenta con la anuencia mercantil de los principales accionistas y, hay que suponer, que con el visto bueno político necesario en este caso.
Tal y como se anuncia en la OPA, las acciones se pagarán a 11,17, euros lo que implica una prima del 16,48% que no es descomunal, pero ha sido considerada aceptable por, de momento, el 52,32% del capital social. Así que la andadura de la empresa de telecomunicaciones tendrá un final, no sé si feliz, pero sí pacífico, por más que suscite cierta decepción en el ‘ambiente’. Así son las cosas en este mundo cruel. No cabe duda de que fue bonito mientras duró.