EL CONFIDENCIAL 14/12/14
GRACIANO PALOMO
Conocí esta semana pasada a Garamendi (Cepyme) en un estudio radiofónico de postín sobre el que pesa la amenaza de expropiación por parte de Monedero/Beria. Aspira Antonio a presidir CEOE demostrando en el peor de los casos que tiene argumentos (algunos demasiados sutiles para una guerra abierta) para intentar desplazar a Juan Rosell.
No sé por qué pero el bilbaíno –esta condición se le nota y mucho- me recuerda, salvando todas las diferencias, a Albert Rivera en la política aunque su opción empresarial tiene vocación mayoritaria y huye de lo marginal.
Encabronado porque los del Ibex han mostrado su respaldo al catalán, Garamendi aboga por un empresariado con “ojos y cara”, es decir, aquellos que abren la persiana de sus negocios a las ocho de la mañana y no se escudan detrás de grandes consejos de administración o tengan que dar cuenta a los grandes fondos de inversión llegados de las Caimán.
Primera andanada al statu quo de Diego de León. La segunda es todavía más cruda, sobre todo, viniendo de un vasco.
“CEOE ha estado demasiado tibia en un asunto capital como es la unidad de España y el mantenimiento del Estado…”. Dicho de otro modo, que acusa a Rosell de compadrear por aquí y por allá.
Lo que realmente me ha sorprendido de Garamendi es su fe en la victoria. ¿Por qué? Porque hay muchos más votos, sostiene, de pequeños y medianos empresarios que los 35 del Ibex. Y, además, porque el voto para elegir la cúpula de la gran patronal es “presencial”, esto es, cada cual termina por retratarse.
Podría haber otro elemento a su favor. Desde una posición nueva se podría hacer frente mejor y con más credibilidad a los Syriza (versión hispana) que, según el vasco, representa una amenaza clarísima para la salida de la crisis y el crecimiento económico.
¡Qué bonita lucha! Y sin tuits traidores.