PEDRO CHACÓN-El CORREO

  • Es el apellido más extendido en España y en Euskadi y los países se imbrican de tal modo que no hay ideología nacionalista que los pueda separar

Las explicaciones filológicas más contrastadas apuntan desde hace por lo menos medio siglo a que García es apellido vasco. Koldo Mitxelena, que siempre andaba por donde pisa el buey en estos temas, remitía el origen de García a la palabra ‘hartz’, que significa oso en euskera. Pero la etimología que se ha impuesto al final es la sostenida por Alfonso Irigoyen, que hace proceder el término García de ‘gazte’, que es joven en euskera, como se puede comprobar consultando ‘Gartzia-Garzia’ en ‘Jagonet galde-erantzunak’ de la web de Euskaltzaindia. El Nomenclátor de Euskaltzaindia, por tanto, contiene García como apellido vasco. Los diccionarios de apellidos vascos más usuales y conocidos también lo recogen.

Así, para el clásico ‘El solar vasco-navarro’, de García Carraffa, estamos ante un «apellido patronímico derivado del nombre propio García». Y tanto el ‘Diccionario onomástico y heráldico vasco’ de Jaime de Querexeta, como el ‘Euskal deituren hiztegia’ del vasco-francés Philippe Oyhamburu, asumen también García como vasco, en su caso con la etimología de oso. Esta apreciación de García como apellido vasco se refuerza además por dos vías suplementarias: la primera, por los numerosos apellidos compuestos de García junto con otro apellido euskérico (García de Albizu, García de Cortázar, García de Salazar, García de Vicuña, entre otros muchos), y la segunda, por las numerosas derivaciones euskéricas de García que dan como incuestionable su vinculación al país vasco-navarro, como son: Garciandia, Garciandiarena, Garciarena, Garciarain, Garcibarra, Garcitegui o Garciturri, entre otras.

Las fuentes históricas también se reafirman en este origen vasco de García, puesto que hubo reyes en Navarra que se llamaron así, antes que en otros reinos peninsulares. El primero de todos fue García Íñiguez, a mediados del siglo IX, hijo y sucesor de Íñigo Arista, primer rey de Pamplona. Ramón Menéndez Pidal, el padre del medievalismo español, reconoce que «Garzia» se cita en las fuentes desde los años 789-791, y que desde el territorio vasco se habría extendido, en la llamada Reconquista, a toda la península ibérica. Ni que decir tiene, en Francia su presencia es mínima.

Entonces, ¿qué está pasando aquí? ¿Por qué García ‘no nos suena’ a vasco si todos los expertos dicen que es vasco? ¿Será porque García es el apellido más usual en España? Según el último Padrón, el de 2020, disponible en la web del Instituto Nacional de Estadística, hay casi un millón y medio de españoles apellidados García de primero y otros tantos de segundo. Si sumamos ambos son más que el total de habitantes del País Vasco y Navarra juntos. En cuanto al País Vasco, García también es el apellido más extendido, con más de 50.000 personas de primer apellido y otras tantas de segundo. En Navarra también García ha superado a Martínez, que iba primero hasta hace poco.

Esto quiere decir que, si García es vas co, lo español y lo vasco se imbrican de un modo tan inextricable que la ideología nacionalista vasca no lo podría soportar. Ahí reside toda la clave del asunto. Según mis cálculos, tomando como base el Nomenclátor de apellidos vascos de Euskaltzaindia, 1.750.000 personas en números redondos tienen en España el primer apellido vasco. De los cuales más de la mitad viven fuera del país vasco-navarro. Y ahí solo entrarían apellidos euskéricos. Mendoza, Salazar, Heredia, Aguirre, Orozco, Ayala, Vergara, Ochoa o Ariza son los apellidos vascos con más portadores y están todos más presentes fuera del país vasco-navarro, en el resto de España. Pero esto, como no se conoce ni se divulga, pues no afecta a la ideología y santas pascuas.

En cambio, si el mayor apellido español, que es García, con un millón y medio de portadores, se reconociera como vasco, entonces el vínculo del país vasco-navarro con el resto de España se mostraría tan estrecho, tan íntimo, desde un punto de vista puramente humano, que resultaría prácticamente imposible entender lo español separado de lo vasco, o viceversa.

La clave, como decimos, es que aquí el nacionalismo vasco ejerce de palanca para separar, no para unir. Y así se explica que la forma euskérica de García, que sabemos que es Gartzia, no haya calado en el ambiente. Cuando cualquiera puede ir con el certificado de Euskaltzaindia al Registro Civil y cambiar su García por Gartzia. Hasta ahora eso solo lo han hecho 354 personas con su primer apellido, entre ellos el actual director de la Ertzaintza, Rodrigo Gartzia Azurmendi, y 186 con su segundo. Así que, contra lo que a muchos les pueda parecer, cambiarse García por Gartzia significa reconocer que lo vasco y lo español están tan íntimamente unidos por el idioma y sobre todo por la historia, que no hay ideología, por muy nacionalista que sea, que los pueda separar.