IGNACIO CAMACHO, ABC – 02/12/14
· Más impuestos, y más funcionarios. Acabáramos: lo que Podemos pretende asaltar no era el cielo sino el presupuesto.
Acaso el único español capaz de creerse que Podemos se ha vuelto socialdemócrata sea precisamente el jefe de los socialdemócratas, o sea, Pedro Sánchez, el hombre que pierde las vocales para buscar votos. Sánchez está aquejado de podemitis, según sus propios correligionarios, y sufre un síndrome de mitología capicúa que consiste en creer que un Pablo Iglesias fundó el PSOE y otro se lo va a cargar. Pero si el Iglesias actual, el de la coleta, acaba por liquidar la socialdemocracia española no será ocupando su espacio sino achicándoselo desde una izquierda montaraz y rupturista. El disfraz de partido transversal que trata de ponerse Podemos no es más que la versión populista y posmoderna de aquella vieja consigna de Lenin que aconsejaba a los revolucionarios dulcificar su programa para asaltar el poder. Está verbalizado por su líder en una de esas charlas grabadas en vídeo que retratan su verdadera identidad política.
Para darse una pátina de moderación y respetabilidad Iglesias se ha presentado en compañía de dos catedráticos con corbata –a uno de ellos le llamó caradura el año pasado– que le han escrito un bosquejo de oferta económica de tintes ultrakeynesianos resumible en gastar todo lo que el Estado tiene y lo que no tiene también. En eso sí podría pasar por un programa socialdemócrata de los de antes de Tony Blair. España es un país rico, dicen, y a partir de esta constatación se proponen empobrecerlo por la vía rápida. También era bastante rica Venezuela, con su petróleo, y se quedó tiesa hasta el racionamiento por seguir los consejos de asesoría prestados, o alquilados más bien, por estos sedicentes politólogos. Los flamantes economistas de cabecera, para quienes la deuda es un manantial que fluye a base de quitas y restructuraciones, pretenden combatir el paro con un aumento exponencial del número de funcionarios. Pablo, colócanos atós, como le gritaban en Órgiva al bueno de don Natalio Rivas. Acabáramos: lo que Podemos promete tomar por asalto no era el cielo, sino el presupuesto.
Muy mal deben de andar las cosas en el PSOE, con su enorme aparato orgánico, para echarse a temblar ante un programa como éste. Más bien debería su amplio departamento de propaganda dedicarse a darle pábulo porque el mayor peligro para los podemistas consiste en que la gente los vea como un partido encorbatado y convencional dispuesto a inventar nuevos tributos y apalancarse en la máquina subvencional del Estado: Gastemos. Si Iglesias se trasviste de socialdemócrata, aunque se le vea el cartón de una rígida socialdemocracia de atrezzo, dejará de ser la piedra con la que muchos sueñan romper el escaparate del sistema. Se volverá vulgar. Su éxito es el de la subversión y el amotinamiento, el de un catalizador de la cólera; para clientelismo ya están los de siempre. Y a socialdemócrata va a ser difícil que le pueda ganar a Montoro.
IGNACIO CAMACHO, ABC – 02/12/14