Editorial, EL CORREO, 21/7/11
Los encuentros mantenidos ayer por el lehendakari con los diputados generales de Álava, Javier de Andrés; Bizkaia, José Luis Bilbao, y Gipuzkoa, Martín Garitano, resultaron más productivos en las formas que en el fondo. Es cierto que, tal como había anticipado la víspera la portavoz del Ejecutivo, Idoia Mendía, no cabía esperar de esa primera cita, celebrada con total cordialidad, ningún acuerdo definitivo respecto de las cuatro propuestas de entendimiento en materia de empleo, políticas sociales, fiscalidad y reducción de la estructura institucional formuladas por Patxi López. Pero el grado de «decepción importante» que transmitió José Luis Bilbao en un análisis de urgencia de la reunión hace presagiar un resultado incierto para este encomiable gesto del lehendakari encaminado a armonizar el cuadrilátero institucional resultante del 22-M. El principal escollo está, sin duda, en la reforma fiscal, un debate que es necesario abordar sin radicalismos ni medidas populistas pero que se antoja complicado de afrontar dado el inédito antagonismo ideológico de las administraciones vascas. Por más que los tres diputados se mostrasen abiertos al acuerdo, la subida de impuestos que preconiza el documento de la Lehendakaritza solo podría encontrar inicialmente bases de entendimiento en el mandatario foral guipuzcoano, de Bildu; no así en el alavés, del PP, ni el vizcaíno, del PNV, salvo en aspectos de menor trascendencia. De ahí que ese intento de reforzar la centralidad que parece buscar Patxi López puede resultar un esfuerzo tan plausible como difícil de alcanzar.
Editorial, EL CORREO, 21/7/11