Editorial, EL CORREO, 2/7/11
El Gobierno aprueba una batería de medidas para recuperar terreno entre su electorado
El debate sobre el estado de la nación ha servido al PSOE para comenzar una evidente operación de reencuentro con los sectores de izquierda que han desertado desde el espectacular viraje de Rodríguez Zapatero, forzado por la UE y por los mercados, que se plasmó en el drástico ajuste de mayo de 2010, visto como lesivo por amplios sectores de la población pero que ha evitado hasta ahora que España tenga que ser rescatada. La próxima designación de Rubalcaba como candidato a la presidencia del Gobierno el día 9 abrirá en la práctica la campaña electoral en la que el todavía vicepresidente necesita recuperar siquiera en parte los apoyos perdidos para evitar un descalabro histórico, ya presagiado con nitidez el 22M. Tras el debate, el PSOE consiguió por primera vez ganar las 90 votaciones y sacar adelante una serie de medidas progresistas que fueron un claro guiño al movimiento 15M y complacieron sin duda a la galería: una resolución sobre hipotecas y una condena a priori del copago sanitario o de la privatización parcial de la sanidad. También sacó adelante propuestas más retóricas sobre un nuevo modelo productivo, el impuesto a las transacciones financieras, la inmigración o la política industrial y energética. En consonancia con ello, el Consejo de Ministros aprobó ayer un decreto que contiene un amplio paquete de medidas económicas, sociales y de apoyo a los emprendedores, entre las que se incluye el techo de gasto para el Estado y las principales entidades locales, la ampliación de la protección a los embargados por impago de viviendas y el pago por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) de las deudas que los ayuntamientos hayan contraído con las pequeñas empresas para aliviar la deuda municipal mediante un crédito a tres años. Todo lo anterior juega a favor de las aspiraciones de Rubalcaba, pero en septiembre el Gobierno tendrá que completar aún algunas reformas económicas que son restrictivas de derechos y por tanto impopulares: las de las pensiones, la negociación colectiva y las políticas activas de empleo. Podría ser que para entonces Rubalcaba, que habrá de presidir la conferencia política para decantar su programa, se distancie del Ejecutivo y, subido en el impulso de aquellas rectificaciones, intente la recuperación del espacio cedido.
Editorial, EL CORREO, 2/7/11