Gobierno vasco, PNV, PSE y PP exigen a ETA «menos palabras y más hechos»

EL CORREO – 21/07/14

· Advierten a la banda que debe «dejar de marear con su juego» de comunicados y caminar con «celeridad» hacia su «desarme y disolución»

 LAS REACCIONES

· Josu Erkoreka Gobierno vasco: «Los vascos no se merecen el trato de una ETA que quiere condicionar su final a sus conveniencias»
· PNV Declaraciones: «Debería actuar con celeridad y transparencia, poner fin a la opacidad que rodea este proceso»
· PSE Comunicado: «Tiene que disolverse sin pasos intermedios y asumir su responsabilidad por el daño causado»
· Antón Damborenea PP vasco: «El anuncio ha evidenciado que se sienten orgullosos de su pasado y que quieren continuar con esas siglas»
· Martin McGuinness. Mediador. Web del Sinn Féin: «El anuncio es otro gran paso adelante en el proceso de paz»

 

«Menos palabras y más hechos. Esta frase es la que, a grandes rasgos, resumió ayer las reacciones políticas al último comunicado de ETA. El Gobierno vasco, PNV, PSE, PP y UPyD –es decir, todos los partidos menos la izquierda abertzale– vieron el anuncio de la banda como algo «reiterativo» y alejado de lo que «a estas alturas se espera»: «su desarme y disolución definitiva».

La respuesta siguió el mismo guión que el del mensaje que la organización terrorista hizo público el pasado mes de abril. Entonces, el llamamiento de ETA a una colaboración entre fuerzas nacionalistas para lograr «la soberanía» pasó prácticamente desapercibido entre los partidos vascos. El propio lehendakari, Iñigo Urkullu, despachó el comunicado con un «saben de sobra lo que tienen que hacer y lo que pensamos». En esta ocasión, la banda asegura haber «culminado el desmantelamiento de sus estructuras logísticas y operativas derivadas de la práctica de la lucha armada» y sitúa en su horizonte próximo «el sellado verificado» de sus depósitos de armas. Ahora bien, deja para el final del proceso su desarme, junto con el regreso de presos y huidos. Afirma que mantendrá «sus estructuras internas, pero que corresponderá a los organismos de la izquierda abertzale y a sus militantes «asumir el liderazgo y la responsabilidad de dirigir el proceso de liberación en esta fase». La organización, según añaden, está realizando «el tránsito del ciclo de la confrontación armada a la confrontación democrática», aunque «sin esperar acuerdos».

Distinto contenido al de su último comunicado, pero con un ‘veredicto’ similar entre la clase política vasca. Desde el Ejecutivo de Vitoria fueron tajantes. Un día después de que Urkullu acusara a ETA de haber incumplido su compromiso de «desarme total», su portavoz, Josu Erkoreka, remarcó que «la sociedad vasca ni se mereció el trato cruel que le dio la banda» hasta que anunció el cese de su actividad violenta, «ni se merece ahora el trato que está recibiendo por parte de una ETA que quiere condicionar su final a sus conveniencias particulares y a sus intereses temporales».

No convenció el anuncio de la organización terrorista al Gobierno vasco, que reiteró su disposición a «trabajar» por un final «definitivo e irreversible» de la banda. «Los vascos no le deben nada, nunca debió existir y, desde luego, esos arsenales no contaron con la comprensión de la sociedad», zanjó Erkoreka.

Presos y cierre de heridas

En esa misma línea se pronunciaron todos los partidos, salvo EH Bildu. Si el PNV pidió a ETA «celeridad», «transparencia» y «más hechos y pruebas de esos hechos», el PSE fue en consonancia: «Tiene que dejar de marear y disolverse de una vez, sin pasos intermedios y después de entregar las armas», manifestaron. En una nota, los socialistas se negaron a «entrar en el juego de anuncios en el que se ha instalado la banda». «El único que esperamos es el de su desaparición, que sería el mayor favor que puede hacer a sus presos y al cierre progresivo de las heridas que ha dejado detrás».

El PP vasco se sumó a las críticas que desde Madrid se vertieron el sábado, nada más hacerse público el comunicado. El Ministerio del Interior no vio «ninguna novedad» en el mensaje de ETA, al tiempo que subrayó, como en anteriores ocasiones, que solo espera de la banda «el desmantelamiento de sus estructuras criminales». Ayer, una vez analizado al detalle el contenido del texto, dio la callada por respuesta. Desde Euskadi, Antón Damborenea añadió una clave más: «Ahora dice que se va a transformar, pero cualquier cosa que no sea su disolución será una mala noticia para las víctimas y todos los demócratas de este país».

Precisamente, desde asociaciones de damnificados como Covite y Dignidad y Justicia instaron a ETA a «dejar de manipular» a la sociedad «con teatros que buscan perpetuar su existencia» y que se alejan de su «disolución definitiva».

EL CORREO – 21/07/14