Cristian Campos-El Español 

1.»El debilitamiento de los cimientos constitucionales es un gran éxito del 15M» dijo ayer Felipe González en lo de Alsina. «No es un éxito personal, porque han subido como cohetes y han caído como plomos, pero han conseguido bastantes de sus objetivos».

2. La pregunta interesante es si el mérito es suyo o se lo han servido en bandeja. La segunda pregunta interesante es si el mérito de ese debilitamiento les corresponde únicamente a ellos. Igual el partido del señor González tiene algo que decir al respecto.

3. Ahí va una tercera pregunta interesante. ¿Sería la España de 2023 diferente, es decir mejor, si eliminamos el factor Pedro Sánchez de la ecuación?

4. Las metáforas han abundado en la prensa durante las últimas horas, pero la más socorrida ha sido la de la casa cuyos cimientos están siendo lentamente corroídos y que amenaza con derrumbarse sobre la cabeza de sus inquilinos. González ha hablado de «termitas». Alsina le debería haber pedido los nombres de esas termitas.

5. Pero tiene razón González, claro. Y la última prueba de ello es el viaje de Yolanda Díaz a Bruselas para rendir pleitesía a Carles Puigdemont, un gesto bastante más tóxico para el Estado de derecho que las frivolidades de Irene Montero desde el Ministerio de Igualdad. ¿Quién le ha dado a Yolanda el visto bueno a su viaje?

6. Al final, el ángulo más afilado del 15M, es decir de Podemos y Sumar, ha resultado ser el menos previsible de todos. Su condición de puente entre el PSOE y un nacionalismo cuya naturaleza hoy es desacomplejadamente delincuencial.

Sánchez, golpe a golpe contra el Estado.

Sánchez, golpe a golpe contra el Estado. Tomás Serrano

7. También tiene razón González cuando dice que la amnistía invierte las culpabilidades del golpe de Estado de 2017. Con la amnistía, el Estado pasa a ser el agresor y los golpistas, las víctimas. Ya nadie se acuerda de que el PSOE de Sánchez votó a favor de la aplicación del 155.

8. La moraleja de esa inversión de la culpabilidad es que los golpistas hicieron lo correcto. Y si los golpistas hicieron lo correcto, no hay nada que les impida volver a intentarlo. Esta segunda vez, impunemente. Eso es la amnistía.

9. Tras la eliminación del delito de sedición del Código Penal, los golpistas no sólo estarán blindados jurídicamente durante un hipotético nuevo golpe de Estado, sino que lo estarán también moralmente gracias a la amnistía.

10. ¡Golpes de Estado no sólo legales, sino también morales! ¡Qué gran aportación del sanchismo a la ciencia jurídica! 

11. El corolario es obvio. España no existe. Sólo existen Cataluña, el País Vasco y Galicia. El resto son tribus con Estado, pero sin nación. Ciudadanos de segunda al servicio personal de los de primera, que son los catalanes y los vascos. Y ni siquiera todos los catalanes y los vascos, sino sólo el pequeño porcentaje de ellos que vota nacionalista. Un Antiguo Régimen del siglo XXI por cortesía del bloque progresista.

12. Dice Patxi López que el Tribunal Constitucional decidirá si la amnistía es constitucional o no. Hace sólo unos meses, el PSOE parecía tener muy claro, y eso defendían sus altos cargos en público, que la amnistía era radicalmente inconstitucional. También en esto han cambiado de opinión todos ellos. Simultáneamente. Las opiniones en el PSOE se contagian a mayor velocidad que la Covid.

13. Como dice Fernando Garea, si nadie puede saber si la amnistía de Schrödinger es constitucional o inconstitucional hasta que el Tribunal Constitucional abra la caja, ¿qué le impide al Gobierno conceder un referéndum de independencia en Cataluña si nadie está capacitado para aventurar su legalidad hasta que Conde-Pumpido dicte cátedra?

14. Suponiendo la constitucionalidad de una ley de amnistía, que es mucho suponer, ¿qué la convierte en políticamente admisible, recomendable o simplemente razonable?

15. Puigdemont pide un referéndum de independencia, pero sin renunciar a la unilateralidad, y uno no acaba de saber cuál es su plan A y cuál el B. ¿Negociado o a las bravas? En realidad, las consecuencias penales de ambas opciones son nulas. Así que el factor decisivo para escoger será, en el mejor de los casos, el estético.

16. La enmienda a la totalidad de Puigdemont va mucho más allá de la España de la democracia. Llega hasta 1714, en la versión abiertamente ágrafa de la historia del líder de Junts, y hay que suponer que, por enmendar, enmienda hasta la Segunda República. A Puigdemont le han puesto en las manos una bola de demolición, le han dado carta blanca, y si se pone acaba hasta con los astures, los pelendones y los lusitanos.

17. Tiene algo de razón Puigdemont cuando dice que las opciones para el PSOE son dos: o cede frente a un prófugo de la justicia que promete volverlo a hacer o se resigna a segundas elecciones. Pero esas son sólo las opciones plausibles. Luego están las improbables. Un pacto PP-PSOE, el voto de un puñado de socialistas buenos, y la investidura de Feijóo. Improbables, pero no 100% imposibles.

18. A veces dan ganas de preguntarse dónde están las líneas rojas del votante socialista. Si no fueron los indultos, la sedición y la malversación, pero tampoco lo son la amnistía o el referéndum de independencia, ¿dónde están esas líneas? Uno acaba pensando que antes dejarían de votar al PSOE si Sánchez le diera un pico no consentido a Jenni Hermoso que si le entrega Ceuta, Melilla y las Canarias a Marruecos.

19. No parece muy impresionado el PSOE por las exigencias de Puigdemont. Aparentemente, el socialismo no ve nada de excepcional en ellas. Cómo debe de estar la cosa que hasta Santiago Abascal ha afirmado que la opción más sensata es un pacto PP-PSOE. Lástima que esa caída del caballo no se produzca también en la izquierda.

20. Hasta ayer martes, yo pensaba que el pacto entre Sánchez y Puigdemont estaba hecho y que lo que nos quedaban por delante eran dos meses de mal teatro. Ahora empiezo a pensar que quizá Puigdemont podría forzar segundas elecciones. No apostaría aún por la posibilidad, pero esta ya no es del 0%, como hace sólo una semana.