ABC – 15/10/15
· La desautorización del partido al plan de convivencia de Quiroga ha sido la puntilla a su débil liderazgo interno.
· Los veinte años de trayectoria política de Arantza Quiroga escribieron ayer su última página con una comparecencia en solitario donde hizo pública una decisión que ya había adoptado el jueves de la semana pasada: dimitir como presidenta del PP vasco y dejar la política activa.
Cerraba así una semana rocambolesca que se inició con la retirada de su propuesta de convivencia y libertad –en la que incluyó a Bildu–, desautorizada por la dirección nacional del PP. Y continuó con la reclusión incómoda de Quiroga, que activó todas las alarmas y fue preparando el terreno para su adiós definitivo.
Quiroga asumía así que había fracasado en su intento por hacerse con el liderazgo de un partido descosido tras la marcha de Antonio Basagoiti en 2013. La tendencia general a la baja de las siglas del PP no ayudó. El cisma interno le llegó del flanco alavés. La nueva presidenta, designada por el saliente Basagoiti previo acuerdo con Génova, apartó a Iñaki Oyarzábal de la secretaría general del partido. Fue toda una «declaración de guerra» para el PP alavés, liderado desde Madrid por Alfonso Alonso. El movimiento fue respaldado por Mariano Rajoy, que dejó a Quiroga hacer su propio equipo. Pero debilitó su mandato, ejercido dos años y medio en soledad. De hecho, Quiroga también perdió el calor del sector guipuzcoano –el suyo– encabezado por Borja Sémper, al imponer una candidata de fuera a la alcaldía de San Sebastián, Miren Albistur. El «sacrificado», Ramón Gómez, ha recalado en Madrid, en el equipo del ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, quien como presidente del PP de Álava le ha cobrado ahora a Quiroga la depuración interna de los alaveses en 2013.
En una decisión no compartida con el resto de sus compañeros, Quiroga presentó el martes anterior la polémica moción para crear una ponencia sobre libertad y convivencia en el Parlamento vasco. El texto, aplaudido por Bildu, exigía el «rechazo expreso a la violencia», pero no su condena. Este giro verbal arriesgaba la posición política que había mantenido siempre el PP vasco ante el final de ETA. Y ahí Alonso jugó su vendetta particular contra Quiroga, a la que advirtió, sin contemplaciones hacia su compañera, que «la posición del PP nacional es exigir la condena expresa del terrorismo de ETA».
La dimitida presidenta regional reconoció ayer en la pequeña sede de San Sebastián que retiró su moción por orden de la dirección del PP: «Se me pidió esa retirada y por supuesto que lo hice». Admitió haber recibido presiones «en conjunto», tanto desde Madrid como desde sus propias filas: «No pondría más el acento en unos o en otros». Aunque negó que se hubiera sentido desautorizada: «Me sentí desautorizada por mí misma cuando di esa rueda de prensa retirándola».
Al día siguiente, confesó, decidió tirar la toalla y así se lo transmitió a María Dolores de Cospedal. «La secretaria general consideró que era una decisión que tomaba en caliente, que era necesario meditarlo, que en ningún momento se me ha querido desautorizar, que contaba con la confianza del partido». Le pidió unos días de reflexión, que Quiroga convirtió en reclusión, en los que se reafirmó en su decisión. Hasta el martes, cuando viajó a Madrid y se ratificó ante Cospedal.
Según sus palabras, el fiasco de la moción actuó como «detonante». «La realidad es que he tratado durante estos dos años de entender que el PP vasco tenía que hacer una transición, una transición desde la resistencia hasta la influencia». «He fracasado en tratar de aunar voluntades detrás de este objetivo», admitió. «Ante esa realidad creo que lo más honesto es apartarse, echarse a un lado para que otros desde atrás puedan coger el relevo y llevar adelante este proyecto».
«La volvería a presentar»
Quiroga aclaró que en ningún momento se planteó seguir adelante con su propuesta sin el respaldo de la dirección nacional: «Estoy en una organización que es el PP y no aspiro a ser un verso suelto». Pero adoptó un perfil reivindicativo al afirmar que «volvería a presentar una y mil veces» su polémico plan de convivencia. «Creo que en este momento, en que ETA no mata, teníamos que dar un paso adelante y buscar eso por lo que hemos luchado durante tantos años, que es la convivencia. Creo que ese es el camino. Aunque ahora no ha sido posible, dentro de un tiempo se volverá a hacer. Solo espero que los que estén al frente del PP vasco tengan una mirada valiente para afrontarlo», proclamó para concluir diciendo: «El tiempo pondrá a cada uno en su sitio».
ABC – 15/10/15