Gotzone Mora: «Aquí voy a tener una muerte civil»

EL CORREO 14/09/13

· Gotzone Mora, profesora exiliada durante seis años por las amenazas de ETA y su entorno, regresa a la UPV en un ambiente frío y cargado de recelos.

«Ayer por la tarde –por el jueves – me insultaron en el metro y tengo vecinos que me odian a muerte»

Bastó un corto recorrido por el laberíntico entramado de pasillos de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación para que Gotzone Mora comprobara que algunos de sus miedos se habían convertido en realidad. El cortés recibimiento dispensado por el decano, Simón Peña, y el vicedecano, Enrique Antolín, no impidió que el regreso de la profesora a la Universidad del País Vasco, seis años después de que tuviera que abandonarla por amenazas de ETA, resultara tan amargo como preveía, a pesar de la ausencia de incidentes.

Fríos saludos de sus compañeros de departamento –algunos tan destemplados como obligados–, rostros que no podían disimular el desagrado que suponía su presencia y la gélida desnudez del despacho 4.179 que le fue adjudicado acabaron por helarle «el alma». «Este vacío es el que debo esperarme. He visto caras muy largas, gestos que me han dicho mucho más que las palabras y personas que ni se han movido de su silla para saludarme. Y eso que alguien seguro les había dicho que mantuvieran las formas», relató.

«Hoy no he tenido un entorno que me acogiera, aunque agradezco al decano su esfuerzo», aseguró Mora en el primer día que impartió la asignatura de Sociología de la Salud en el campus de Leioa tras permanecer desde julio de 2007 en una situación comisión de servicios especiales, que le llevó primero al Gobierno valenciano y posteriormente a la Universidad Politécnica de aquella comunidad autonómica.

Su debut ante diez alumnos que desconocían sus vicisitudes, o al menos disimulaban tener esa información, fue lo mejor de una jornada que le hizo ver que temer por su futuro profesional en la UPV. «Aquí voy a tener una muerte civil». «No me dejarán entrar en ningún equipo de investigación. Hay una predisposición a que soy un estorbo y que mi vuelta es un imposición», señaló la mujer que encarnó una de las cabezas visibles del movimiento constitucionalista en Euskadi.

Gotzone Mora, que el 2 de agosto cumplió 65 años, cree que serán duros «los tres telediarios» que le quedan antes de su jubilación y que pondrán fin a una carrera académica que comenzó en 1977. El epílogo de su trayectoria se lo han puesto difícil, según denuncia. «No se ha cumplido nada de lo que se me prometió. Hablamos de una entrada poco a poco, tanto para mí como para los otros profesores que se encuentran en mi situación», señaló.

Los dos mundos

La socióloga dice que el rector, Iñaki Goirizelaia, le aseguró que «había que intentar acercar los dos mundos del País Vasco», pero ella no ve disposición de la dirección de la UPV para facilitar su regreso. «Se me emplazó a que comenzara impartiendo una asignatura y ahora descubro que son dos, una en cada cuatrimestre. Acabo viniendo desde la primera semana del curso y terminaré en la última. Hasta tuve que pedir un despacho», señaló Mora.

Además, critica que su labor investigativa sufrirá trabas. «Tengo una oferta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y no creo que me lo van a permitir. Dicen que no hay dinero, pero sólo pido unas horas de las de mi contrato para poder trabajar en Madrid. No pido más, pero hasta lo que sé ni eso creo que me van a dar», se lamenta.

A ella y a otros cinco colegas se les emplazó por carta en mayo para que regresaran a la disciplina de la UPV, una vez que, en opinión de Goirizelaia, había desaparecido ya la presión de ETA y su entorno radical que les había obligado a abandonar Euskadi. Según la dirección de la UPV, el cese definitivo del terrorismo hacía que, como también confirmaban informes elaborados por la Ertzaintza, ya no existiera riesgo alguno que impidiera normalizar su situación laboral.

No obstante, Mora cree que, aunque quiere pensar que ETA no le va a matar ni que va a pasar nada físico, continúa «el riesgo de caer en una situación en la que pueda enfermar igual. Cuando no tienes un entorno en el que te integren en nada, vivir en el aislamiento total es durísimo», sostiene.

Insultos

Ofrece ejemplos. «Ayer por la tarde –por el jueves–, cuando iba con mi marido en el metro, en la estación de Erandio se bajaron tres personas de más de cuarenta años que nos insultaron con el argumento de ‘¡Ya ha llegado aquí ésta!». Además, cuenta que tiene vecinos que la odian «a muerte» y que le van a hacer pasar una vida «que no me merezco». Ello le obligará a residir en una casa heredada de su madre, recientemente fallecida, que se encuentra fuera del territorio de Euskadi.

Teme asimismo que la casualidad no ha tenido nada que ver con las circunstancias que rodean su incorporación. «Tengo clarísimo por qué se me ha hecho a mí esto. Porque para el nacionalismo más radical, que es el que en este momento presiona a cierta parte de la universidad, yo soy un símbolo visible de aquellos movimientos sociales que en su día se encaminaron en la dirección constitucionalista en el País Vasco. Y si a Gotzone se le trae aquí haber quién dice, con lo que fue o denunció, que aquí no hay normalidad», manifestó con dolor.

Su situación la considera muy injusta. «En todos los años de mi carrera nunca he cogido una baja y llevó batallando por la UPV desde hace más de tres décadas. ¿Que he luchado contra ETA? Incruentamente todo lo que he podido. Y eso a mí me sirve para saber que también mi posición ha debilitado a ese movimiento. Como persona y como ciudadana le doy un valor», afirma.

EL CORREO 14/09/13