«GUANYAREM»: no paramos de mejorar

ABC 12/09/15
RAMÓN PÉREZ-MAURA

· Es la delincuencia institucional catalana. Porque delincuente es, según el diccionario de la Real Academia, quien comete delito

CONFIESO mi duda: no sé si me aburre más el deporte como espectáculo o el independentismo catalán. Pero la combinación de ambos me resulta letal. En este intento desesperado por romper España y Europa, el nacionalismo radical catalán está dispuesto a hacer cualquier cosa. Y para ello emplean estrategias arteras, engaños, mentiras.

ABC contaba ayer cómo se ha remitido a múltiples deportistas un mensaje telefónico aparentemente inocente. El original traducido al español dice: «Crack, arranco tres meses de proyecto nuevo en mi vida. En nombre de la sociedad civil catalana (no políticos), me pongo al frente de un proyecto para conseguir tres cosas:

1) Que el mundo del deporte juegue de forma colectiva (no de uno en uno), sin miedo a nada. Ir contra uno es fácil; ir contra quinientos no.

2) Tratar el deporte, no la política. Queremos un deporte catalán mejor para todos, empezando por el de base. No hablaremos de política y sí de estar al lado de nuestros orígenes y de darle el apoyo al deporte catalán.

3) Lo haremos con una campaña en la red positiva y alegre. Todos los deportistas haréis este gesto (ya tenemos Johan, Pep, Bojan, Xavi, Kilian, Bou, Raga, Abidal, Laporta, Bartomeu, Stoitchov, Masip [¡más de cien en una semana, y acabamos de empezar!]…

Pásame tu foto horizontal por whatsap… y hazle a todo el mundo que haya sido o sea deportista y quiera ayudarnos».

Ahora resulta que pedir fotos para una campaña por la independencia no es hacer política. Y decir que se hace «en nombre de la sociedad civil catalana» tampoco es mentir ni buscar el engaño porque no se escribió Sociedad Civil Catalana con mayúsculas. Quizá y con mucho esfuerzo puedan reconocer los promotores de esta iniciativa que, si no es mentirosa, al menos sí es equívoca.

Denuncian la presión que «padece» Gerard Piqué porque se le pita en los campos de fútbol después de haber demostrado su desprecio a lo que representa la camiseta de España –pero no a cobrar lo que conlleva lucir ese símbolo español–, pero no critican ni descalifican a nadie por pitar el Himno de España en los estadios ni al propio Piqué por mostrarse comprensivo con esa pitada. Porque la pitada es válida según quién y cuándo se padezca.

El mensaje telefónico antes citado fue difundido por un periodista deportivo de un medio público catalán que se tomó una excedencia («arranco tres meses de proyecto nuevo en mi vida…») para hacer campaña en favor de la delincuencia institucional catalana. Porque delincuente es, según el diccionario de la Real Academia, quien comete un delito. Y un delito es un quebrantamiento de la ley o una acción o cosa reprobable –según la misma fuente. Y la degeneración que ha creado en nuestra sociedad el nacionalismo –devenido independentismo– catalán es tal, que hasta en Madrid hay quien denuncia a los que dicen que cumplirán la ley, como ha hecho esta semana el ministro de Defensa Pedro Morenés al decir que el Ejército así lo hará, pero nunca denuncian a quien lleva décadas violando esa misma ley: Artur Mas Gabarró. Y, encima, cuando al fin se pone en marcha una manera de hacer cumplir las sentencias del Tribunal Constitucional, se acusa al Gobierno poco menos que de fascista. Y no en Cataluña, sino en la calle Ferraz de Madrid. Mas está ganando porque sus goles se los regalan desde Madrid.