MANUEL MONTERO-EL CORREO

  • El fundador del grupo terrorista, fallecido en prisión, personifica el principal intento de transformación revolucionaria en Latinoamérica mediante la violencia

Ha muerto en prisión Abimael Guzmán, el fundador y dirigente de Sendero Luminoso, la organización terrorista que asoló Perú entre 1980 y 1992. La guerrilla más sangrienta de Latinoamérica provocó un conflicto con alrededor de 70.000 muertes.

El guerrillero artífice de grandes cambios sociales en el Tercer Mundo formó parte de los mitos de la izquierda revolucionaria, que evocaba a grandes masas en lucha contra el imperialismo y el capitalismo.Tal imagen arrancó del triunfo en 1949 de la revolución comunista en China, con el empleo de tácticas guerrilleras, bases campesinas y la fundamentación teórica de Mao. En 1959 la toma del poder por Fidel Castro en Cuba parecía encarnar los anhelos revolucionarios: espíritu romántico, guerrilla para tomar el poder… y, además, la humillación de Estados Unidos, incapaz de contener una revolución comunista en sus inmediaciones.

Fue el punto de partida. En los años sesenta el éxito de Castro estimuló a diversas organizaciones guerrilleras en América Latina. La mayor parte fueron derrotadas pronto, como la que quiso organizar el Che Guevara en Bolivia o los tupamaros de Uruguay. Otras, como los montoneros argentinos, duraron hasta la siguiente década. Todas fracasaron, salvo la guerrilla sandinista, que en 1979 consiguió acabar en Nicaragua con la dictadura de la familia Somoza. Sin embargo, hubo dos que tuvieron particular impacto: las FARC (Fuerzas Armadas de Colombia) y Sendero Luminoso, en Perú.

Guzmán fue el líder de Sendero Luminoso, que creó, orientó ideológicamente y dirigió hasta su detención. Se convirtió un mito entre sus seguidores, que le rendían culto a la personalidad. Profesor universitario de Filosofía, visitó varias veces China durante la Revolución Cultural y elaboró una teoría revolucionaria que quería adaptar el maoísmo a las condiciones de Perú. Dirigió una de las escisiones maoístas del Partido Comunista, cuyo líder histórico, José Carlos Mariátegui, habría asegurado que «el marxismo-leninismo es el sendero luminoso hacia el futuro». De ahí derivó el nombre de la organización maoísta.

El objetivo de Sendero Luminoso era destruir las instituciones gubernamentales y sociales del Perú y sustituirlas por un país colectivista, un régimen similar al de la China de la revolución cultural.

Sendero Luminoso no se lanzó enseguida a la lucha armada, contra lo que hicieron movimientos similares. Dedicó años a la preparación de células combatientes, de reducidas dimensiones y muy disciplinadas, dentro de una estructura jerárquica, bajo el liderazgo de ‘Presidente Gonzalo’, sobrenombre de Abimael Guzmán. Depuró el Partido Comunista y formó lo que inicialmente eran «grupos sin armas», pero con una estructura militarizada -«de esas ardientes semillas brotarán ardientes girasoles»-. En 1980 comenzaron las acciones terroristas. Fue el punto de arranque de lo que en unos años se convirtió en una guerra civil.

Siguiendo la teorización de Mao, buscó primero crear bases de operaciones en las zonas rurales y después llevar la guerrilla a las ciudades. Investido de un halo mesiánico, considerado por sus seguidores «el más grande marxista-leninista-maoísta viviente», ‘Presidente Gonzalo’ mantuvo la dirección en un grado infrecuente en organizaciones de este tipo. Integraban Sendero Luminoso sectores muy diversos: algunos intelectuales, jóvenes militantes reclutados en ámbitos urbanos marginales, además de campesinos adscritos por convicciones ideológicos o por reclutamiento forzoso.

El movimiento, extremadamente radical y violento, consideraba que los derechos humanos tenían un carácter «burgués reaccionario y contrarrevolucionario». Sendero Luminoso llegó a controlar áreas campesinas, donde fue muy agresivo con quienes lo rechazaban, y zonas populares urbanas. Los «ajusticiamientos colectivos» demostraban su fuerza, pero le fueron enajenando apoyos. Los perdió en el campo cuando quiso impedir las actividades comerciales para «hambrear a ciudades» o expulsar a la Iglesia. Tras dar palos de ciego en una brutal guerra sucia, las Fuerzas Armadas impulsaron estrategias que le fueron quitando bases de apoyo. Aún así, hacia 1990 Perú parecía al borde del abismo, con una emigración masiva y una violencia extrema.

El 12 de diciembre de 1992 fue detenido Abimael Guzmán tras una ardua investigación policial, que le detectó en una casa del sur de Lima. Siguió la captura de otros líderes y comenzó el fin de Sendero Luminoso, víctima ahora de su estructura jerárquica. Unos años después se le daba casi por extinguido. Podía realizar algunas acciones, pero no condicionaba ya la vida política y social. Abimael Guzmán representa el principal intento que hubo en América Latina de transformación revolucionaria mediante la violencia terrorista, con enormes costes humanos.