EL MUNDO 11/11/14
ANÁLISIS
· Los partidarios de la ruptura se quedan en 1,8 millones y no desbordan los números de 2012
La jornada del 9-N sirvió sobre todo para contar cuántos independentistas hay realmente en Cataluña. Y son muchos, pero los partidos independentistas deberían plantearse si no han alcanzado su techo de movilización. Un total de 1.861.753 personas, el 80,76 % del total de participantes, eligió el sí-sí, la opción nítidamente rupturista; se trata de un número apenas superior a los 1.734.852 votantes que obtuvieron en conjunto CiU, ERC y la CUP en las elecciones autonómicas de 2012.
La diferencia es aún menor si a esa cifra se añaden los sufragios que logró Solidaritat Catalana per la Independència (SI), que no consiguió representación parlamentaria y cuyo líder, Alfons López Tena, se negó a hacer campaña por el sí-sí porque entendía que Artur Mas pervirtió la votación cuando acató la primera prohibición del Tribunal Constitucional (TC) y devaluó la consulta original. Si se añaden los apoyos de SI, los votos soberanistas en 2012 fueron 1.781.460.
Y ello sin contar con una circunstancia clave: el censo del 9-N incluía a cerca de un millón más de personas que el de las últimas autonómicas, porque pudieron votar los menores de entre 16 y 18 años (unos 134.000) y entre 800.000 y 900.000 extranjeros. Así las cosas, se calcula que el pasado domingo estaban llamados a las urnas de cartón unos 6,3 millones de catalanes, frente a los 5,25 del censo electoral de 2012.
Con esos números en la mano, la cifra de catalanes que se pronunciaron por la independencia se quedó en un 29,55% de los que estaban convocados. Los 232.182 que optaron por el sí-no (sí al Estado propio pero no a la secesión) suponen el 10,07% de los votantes totales y el 3,68% sobre el censo. Y los 104.772 que eligieron el no son, respectivamente, el 4,54% de los participantes y el 1,66% del cuerpo electoral completo.
Cabe tener en cuenta que los partidos que se oponían a la consulta se mostraron partidarios de no intervenir en el proceso, y que sus simpatizantes siguieron la consigna muy mayoritariamente.
No hay manera de hacer un análisis de los datos del 9-N sin fiarse de los que proporcionó la Generalitat. Pese a que el «proceso participativo» no contó con el aval de la legalidad, el Ejecutivo catalán asegura que las garantías fueron equiparables a las de las convocatorias oficiales. Los partidarios de la consulta alegan que las dificultades que puso el Gobierno para celebrar la convocatoria pudieron impedir una movilización total de los independentistas, pero parece difícil que un número significativo de quienes quieren la ruptura con España se quedara en casa después de tantos meses de campaña, implícita o explícita.
Según los datos de la Generalitat, pues, el 9-N votaron un total de 2.305.290 catalanes, el 36,59% de los convocados. Es decir: el domingo participaron en la jornada 443.537 personas que no optaron por el sí-sí. El número se explica, además de por el sí-no y el no, por las opciones menos ortodoxas. Hubo 22.466 votantes (el 0,97 % del total) que se inclinaron por votar sí a la primera pregunta pero dejar en blanco la segunda, 12.986 (el 0,56%) votaron en blanco y, sobre todo, hubo 71.131 sufragios, el 3,09 %, que quedaron englobados en la categoría otros. Entre ellos, estaban los que optaron por el voto de protesta en forma del no-sí.
Los independentistas tampoco encuentran motivos para la euforia en el análisis territorial. Del mapa del 9-N se desprende que la movilización fue masiva en las zonas rurales, que en las elecciones reales arrojan siempre claras mayorías nacionalistas, pero que la participación se quedó muy lejos de la de las convocatorias homologadas en Barcelona y alrededores.
Pese a las dificultades del recuento –por la inexistencia de un censo oficial–, en el 9-N los índices de participación más elevados se registraron en los municipios con más voto independentista. En 10 comarcas se superó el 50% de afluencia a las urnas; de ellas, sólo dos (Osona y El Berguedà) están en la provincia de Barcelona, y ambas localizadas en la llamada Cataluña central, lindando con Girona.
En la ciudad de Barcelona, el domingo votaron 507.454 personas. Se trata de una cifra muy alejada de los 805.262 que se pronunciaron en las últimas autonómicas, pese a que el censo era en esta ocasión considerablemente mayor. Además, el sí-sí alcanzó el domingo los 397.933 votos en la capital catalana; en 2012, CiU, ERC, la CUP y Solidaritat reunieron 380.687 sufragios, una cifra similar.
Según estos números, la victoria independentista en un referéndum oficial de autodeterminación no es ni mucho menos segura. En casos como los de Escocia o Québec, y en otros similares, se alcanzó una altísima participación, siempre por encima del 80%, y todo indica que esos nuevos votantes engordarían las opciones no rupturistas. Además, diversos estudios dejan claro que, en las campañas de este tipo, si hay cambios de última hora en la opinión pública son en detrimento del sí, como sucedió en Escocia en septiembre.