Hacer un Cela

JUAN CARLOS GIRAUTA, ABC 09/02/14

· Una cosa es segura Ni los Fainé ni los Roca, ni las principales cabeceras barcelonesas han oído el doble «no» del presidente Rajoy.
· Negociación Rajoy deberá ser muy prudente si se encierra en secreto con Mas a pactar sobre asuntos que no están en su mano.

Acabamos de saber que La Colmena, coral novela de posguerra de Camilo José Cela, contenía en su versión original escenas de sexo explícito, sin eludir el sáfico. Cela sabía que jamás la censura transigiría con semejante carga de profundidad contra la moral de la época. Entre otras razones, porque conocía bien el ramo. Por eso mismo incluyó lo inaceptable: para que los censores tuvieran dónde hincarle el diente al exceso, dejando intactas licencia s menos vistosas y acaso más capaces de turbar al lector. Los nacionalistas le están haciendo un Cela a España.

Explícita la pornografía secesionista de Mas, aireado el «conflicto» por las cancillerías, erigidos los impuros órganos que anuncian un nuevo Estado de Europa, es decir, anunciado todo lo obviamente censurable, Mariano Rajoy transigiría con cargas menos vistosas pero muy eficaces para la consecución de los verdaderos objetivos del gran entramado catalán: el blindaje de competencias como la política lingüística, un régimen fiscal a la vasca ( aunque algo menos insolidario, pues tales cotas de egoísmo territorial son casi inimitables) y una Justicia catalana. Lo bastante catalana como para comprender que hay cosas que no se pueden tocar, así el Palau de la Música, los hijos de Pujol o la sede convergente. Una Justicia adaptada a las circunstancias.

¿Aciertan o se equivocan los políticos nacionalistas que almuerzan con Soraya, los empresarios componedores del «todo debe dialogarse», los editorialistas catalanes que exigen a diario «un gesto de Madrid», una propuesta, algo? ¿Le van a hacer un Cela a Mariano Rajoy? Tiendo a pensar que no, pero he visto tantas cosas, tantos Mejestic, tanta renuncia y tanto enjuague… Una cosa es segura: ni los Fainé, ni los Roca, ni las principales cabeceras barcel o nesas han oí do el doble «no» del presidente Raj oy. Y eso que sonó al máximo volumen en la reciente convención del PPC. En cuanto a las intenciones ocultas de Artur Mas, ¿a quién le importan? Su interioridad no es un destino turístico interesante. Debe juzgársele por lo que hace y dice, no por lo que quizá piense. La banalidad del mal podrá dar de sí (que no lo creo); la banalidad de lo banal, no.

Otra cosa es constatar que muchos nacionalistas interesados (valga la redundancia) y poderosos creen posible hacerle un Cela a Rajoy. ¿Por qué? ¿En qué consideración lo deben tener? ¿Estarán en lo cierto? Igual que don Camilo conocía por dentro el aparato censor, Artur Mas ha tenido antes la experiencia de una negociación secreta en la Moncloa para venderle una moto a Zapatero. Don Artur salió de allí convencido de que había tratado con un membrillo, de que se le había metido doblada. Entre otros trofeos, se llevaba la cabeza de Maragall y, según creía, un inmediato gobierno convergente. Un amigo mío que habitaba la zona oscura me relató la impresión que el hoy presidente de la Generalidad había extraído de la larga noche de los cigarrillos: «Nunca había conocido a nadie tan tonto».

No puedo jurar que sucediera así. Sí puedo afirmar, a estas alturas, que los socialistas incumplieron el pacto con Mas, y que el PSC volvió a formar tripartito. Zapatero, finalmente, no podía dar órdenes directas a los socialistas catalanes. Es más, el Estatuto pactado no prevaleció. Zapatero, finalmente, no podía dar órdenes directas a «los progresistas» del Tribunal Constitucional: ahí estaba Manuel Aragón. Por eso Rajoy deberá ser muy prudente si se encierra en secreto con Mas a pactar sobre asuntos que no están en su mano. Si es que se le ha pasado por la cabeza hacer tal cosa, claro está, como dan por seguro los del dinero.

JUAN CARLOS GIRAUTA, ABC 09/02/14