Harry Potter contra el separatismo

LIBERTAD DIGITAL 13/06/14
CRISTINA LOSADA

La escritora J.K.Rowling ha donado un millón de libras esterlinas a la campaña por el «no» a la independencia de Escocia. La creadora de la saga de Harry Potter, que aficionó a muchos niños a la lectura e hizo que otros, no tan niños, volvieran a leer fantasía, se ha mostrado estrictamente realista en su valoración de los asuntos que están en juego en el referéndum convocado para el 18 de septiembre. El realismo de que ha hecho gala no me sorprende: alguien que trabaja con la fantasía está bien preparado para detectar las fantasías en política.

En un comunicado en su página web, la autora explica que ha estado atenta a los argumentos y contra-argumentos, y que cuanto más escucha a los del «sí», más le preocupa «su minimización e incluso negación de los riesgos» que entraña la independencia. Cualquier duda sobre cuestiones relevantes, dice, la ahogan con acusaciones de que se quiere «meter miedo». Nada nuevo bajo el sol separatista: con el mismo almohadón sofocan el debate racional los de Salmond que los de Mas. Porque el único riesgo que no están dispuestos a correr es el de reconocer lo inseguro, lo incierto, lo arriesgado, en fin, de la secesión.

Es leer lo de Rowling y sentirse en casa, en concreto, en Casa Nostra. «Cuando Alex Salmond nos dice que podremos mantener todo aquello a lo que nos sentimos apegados, sea la pertenencia a la UE, la libra o la Reina […] está hablando de cuestiones que Escocia tendrá que negociar en cada caso». Mujer de poca fe. Aquí, por ejemplo, los independentistas se jactan de que Cataluña es una joya a la que Europa no querrá ni podrá renunciar, de tal modo que en cuanto consume la separación le abrirá, diligente, las puertas. Naturalmente, quien diga lo contrario está despreciando a Cataluña y es un agitador del miedo al servicio de Madrid.

La señora Rowling, que vive en Escocia desde hace 21 años, sospecha que desde el nacionalismo le dirán que no es «suficientemente escocesa» para que su opinión tenga validez, y a ella, una charnega por así decir, le parece que entrar en la pureza de sangre y el linaje es asunto de mortífagos, el nombre que da a los seguidores del mago tenebroso Lord Voldemort en sus libros de Potter. Su sospecha viene porque en el nacionalismo escocés hay un sector «que quiere demonizar a cualquiera que no esté ciega e inequívocamente a favor de la independencia», cosa que también nos suena mucho. Es más, diríamos que por miedo a esa demonización hay en Cataluña muy pocas figuras públicas que osen pronunciarse contra la secesión a la manera en que lo ha hecho en Escocia la escritora. Y no hablemos ya de poner dinero para contrarrestar la campaña independentista, que todo tiene un límite. Bien. Ahora esperemos que a Harry Potter no le monten un boicot.