- Publicado el lunes, 6 noviembre 2023 por Santiago González en su blog
No los busquen, no los hay
Algunos dirigentes del PSOE empiezan a darse cuenta de lo que advertíamos aquí el sábado y admiten que “estamos atrapados entre Junqueras y Puigdemont” y que el acuerdo con el dirigente de ERC que tan risueño ponía a Bolaños había sido un revulsivo para el pastelero de Amer: “Cuando se anunció lo de ERC se tensionó mucho la cosa. Era difícil, si no imposible que Puigdemont saliera y vendiera lo suyo el mismo día y prácticamente lo mismo que Junqueras”. Su puesta en escena pasa por la reivindicación de que la investidura es la suya, que él es quien va a formar gobierno y que no piensa delegar esa función siquiera parcialmente en Oriol Junqueras. No habían tenido en cuenta un factor esencial: que en las próximas autonómicas se juegan los derechos de primogenitura. Entre ellos, se entiende. Que las encuestas auguren más escaños al PSC les preocupa tan poco como aquella histórica victoria de Ciudadanos en 2017 con 36 escaños, que Inés Arrimadas malbarató en un error político antológico.
Es probable que finalmente haya placet de Junts, aunque todavía no hayan arrancado esa última concesión que uno llamaba el otro día ‘el huevo de la oca’. Podría ser que la amnistía acogiera al matrimonio Pujol y a sus siete cabritillos o cualquier otra ocurrencia que humille un poco más a los socialistas. Pero no hay señales de que ellos vayan a corresponder con alguna cesión, un suponer, el compromiso de no reincidir en la declaración unilateral de independencia, decir que lo del ‘ho tornarem a fer i mellor’ fue una melonada que se le ocurrió a Jordi Turull por decir algo.
Hay otro detalle. Apuntaba el sábado mi querido Trapiello que el único socio que ha comprometido su voto a la investidura de Sánchez, el secuestrador Otegi aun no ha dicho qué precio ha puesto a sus seis votos. Y la competencia entre los dos partidos nacionalistas vascos puede reproducir la de los dos golpistas catalanes y que las próximas autonómicas vascas serán en 2024. Ahí te quiero ver, Ortuzar.
¿Adónde vas, PSOE? habría que preguntar a la chusma sanchista, si no fuera porque ya han llegado a su estación Termini. Aún no estamos en la dictadura pero vamos camino; ya han demolido el estado de Derecho. Y no se salva nadie, salvo Nicolás Redondo, Joaquín Leguina y antes José Luis Corcuera, por resumir. El personal mira a Felipe González, pero no hay caso. Felipe votó a Sánchez el 23-J y acaba de confesar que no pedirá a los diputados del PSOE que voten contra Sánchez si hay amnistía. Palabras de más. No tenía por qué confesar lo de su voto y le habría bastado hacer un llamamiento a los diputados para que votasen en conciencia. Para taparse un poco, digo. Pero si le preocupara de verdad lo de la amnistía , bastaría con que su tropa votara no a la amnistía. ¿Todos? No. Bastaría con el voto negativo de tres diputados socialistas justos. Solo tres de los 121 que calientan el escaño en el Congreso con la parte más intelectual de su anatomía. Pero no hay tres socialistas decentes en el Congreso, como no hubo 40 diputados guerristas para oponerse al Estatuto de Maragall, como nunca hubo 11.000 vírgenes, ya se lo temía Jardiel, no me lo confundan con las 11.000 vergas de Apollinaire, pese al equívoco deliberado del francés (vierges y verges), que ustedes no saben idiomas.